El italiano Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1) y el español Jorge Lorenzo (Yamaha YZR M 1), sucumbieron a la presión de la efectividad que demostró el irreverente pentacampeón del mundo español Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V) en el Gran Premio de Japón de MotoGP.

Nada, o mejor dicho casi nada, podía hacer campeón del mundo a Marc Márquez en Motegi (Japón), pues necesitaba ganar la carrera, que lo hizo, y que Rossi fuese decimoquinto o peor y que Lorenzo no subiese al podio, pero ni uno ni el otro consiguieron puntuar en la carrera nipona.

Ambos sucumbieron al efecto del neumático delantero, que es igual para todos pero a ellos "les sentó" fatal y tanto Rossi como Lorenzo se cayeron de manera muy parecida al perder adherencia en el tren delantero de sus Yamaha.

Tal y como ha hecho durante toda la temporada, Marc Márquez realizó a lo largo de todo el fin de semana su trabajo, sin entrar en disquisiciones de ningún tipo y aunque perdió la mejor posición de la formación de salida, su ritmo era claramente el más rápido, aunque todo ello había que demostrarlo en la pista.

Y en la pista el único que no falló fue el más joven de todos ellos, que salió bien aunque se vio superado por ambos a final de recta. Primero doblegó a Rossi y unas vueltas más tarde hizo lo mismo con Lorenzo, para ser capaz de poner tierra de por medio respecto a todos ellos que, para su desesperación, acabaron cometiendo sendos errores que le entregaron el título en bandeja al piloto de Repsol Honda.

Márquez ha demostrado en 2016 una madurez inusual en un piloto de 23 años, pero bien es cierto que resulta insólito, de récord, contar ya con cinco títulos mundiales a tan corta edad y mucho más si tres de ellos son en la categoría reina del mundial de motociclismo.

Esos datos hacen pensar que el grado de madurez que ha adquirido el piloto de Repsol Honda le permitirán sumar muchos títulos más en su toda incipiente carrera deportiva y eso es algo que seguro enerva a sus rivales, en particular a un Valentino Rossi que empieza a "repetirse" con demasía.

La victoria de Marc Márquez en Aragón volvió a poner muy nervioso a todo un Valentino Rossi, que una vez más cargó contra el español al asegurar en una televisión británica que se sentía "robado" por la pérdida del título de 2015, pero una vez más, la pista ha sido la que ha sentenciado las palabras de unos y de otros. Mientras Rossi se dedicó a hablar fuera de la pista, Márquez lo hizo dentro de la misma.

El italiano no deja de ser uno de los mejores pilotos de la historia del motociclismo, pero el segundo se ha encargado de demostrar que en sus manos se encuentran muchos de los récords futuros de este deporte y que todo lo sucedido la pasada temporada ha contribuido a hacerle madurar y ser todavía más eficaz al manillar de su Repsol Honda.

Quedan tres carreras, tres grandes premios en los que Marc Márquez no tendrá la presión de evitar cometer errores y, seguramente, en esas citas restantes todavía veremos algunos de los mejores "argumentos" del flamante triple campeón mundial de MotoGP, el segundo de la historia junto a Jorge Lorenzo.