El consejo de administración del Real Murcia quiere transmitir calma. Tras la derrota del sábado frente al San Fernando, ningún responsable grana, de puertas para fuera, señaló a Paco García. Ni Guillermo Martínez Abarca ni sus consejeros quisieron hablar de perdida de confianza en el técnico que ellos mismo eligieron el pasado mes de junio para liderar un proyecto que tenía y tiene como objetivo la disputa del play off de ascenso.

Sin embargo, esa calma se vuelve tensa dentro de las paredes del estadio Nueva Condomina. Según fuentes de esta redacción, tras la derrota frente al San Fernando, los nervios entre los rectores murcianistas eran evidentes, aunque, añaden, que esa inquietud también es normal en una situación en la que los resultados positivos no llegan y los puestos de cabeza cada vez quedan más lejos.

Pese a todas esas dudas y nervios, alguno de ellos expresados en público, como ocurrió durante la derrota en Jumilla, o a través de redes sociales por alguno de los consejeros, el presidente del Real Murcia, Guillermo Martínez Abarca, quiere actuar con cautela para no volver a protagonizar un episodio parecido al que se vivió con la destitución de José Manuel Aira a una jornada del play off de la pasada campaña. Lo que sí es rebatido por algunas fuentes es que el mal inicio liguero, con los murcianistas en los últimos puestos de la clasificación, no haya servido para que el máximo dirigente mantenga una reunión con Paco García e incluso con los capitanes para intentar conocer de primera mano dónde está el problema y si tienen o no una solución.

Ese contacto ni había existido antes de la derrota del sábado ni tras el batacazo frente al San Fernando. O por lo menos eso es lo que el preparador del Barrio del Carmen señaló en la rueda de prensa posterior al encuentro. Preguntado por esta redacción por una posible reunión con el presidente, el entrenador se limitó a contestar con un «no» de lo más seco. De hecho, nada más acabar su intervención pública, el preparador murciano salía al parking del estadio para, junto a su mujer y sus hijos, abandonar la instalación.

Más abatido se notó a Elías Martí, segundo entrenador del equipo y titular en los encuentros en los que Paco García estará sancionado. El valenciano, cuando el colegiado ya había señalado el final del choque y todos los jugadores habían abandonado el césped, seguía sentado en el banquillo con la mirada perdida y un gesto que solo hace aumentar la preocupación sobre un proyecto que no acaba de arrancar.

Las dos próximas jornadas marcarán el camino que coja un consejo de administración, que, como ya ha demostrado, en momentos de dificultad ha pecado de dejarse influir por los comentarios de los aficionados de a pie.