¿Ha practicado deporte toda su vida?

Siempre, desde pequeño. Empecé en el fútbol, en la escuela de La Alberca, y después estuve en los Murcia Cobras de fútbol americano. En el triatlón debuté en el verano de 2014 y seguí hasta que sufrí el accidente de tráfico.

¿Cómo fue cambiarse al triatlón?

Jugaba de portero al fútbol y lo hacía muy bien, pero me di cuenta de que lo que más me gustaba era la bicicleta, con diferencia. Mi hermano Jorge siempre me lo decía, que por genética era lo mejor para mí, pero al principio le dije que no.

¿Cuándo sufrió el accidente de tráfico?

En octubre de 2015. Venía de trabajar en bicicleta y un coche me pilló.

Pero estuvo en coma y bastante grave durante un buen tiempo.

Sí, el diagnóstico fue politraumatismo craneoencefálico grave. Entré en coma y no recuerdo nada del accidente. Sufrí más de veinte fracturas en la cabeza, rotura de ligamento cruzado, esguince de tobillo, perdí la sensibilidad del brazo y la movilidad, porque me afectó a varios nervios, y lo más grave es que la base del cráneo se rompió. Mi cabeza regaba líquido cefaloraquídeo, tuve muchas fracturas y se formó un coágulo. El nervio auditivo estuvo a milímetros de romperse, al igual que la carótida. Dentro de lo que tenía, los médicos alucinaban de la suerte que había tenido.

Vamos, que volvió a nacer.

Sí, tal cual. Considero que volví a nacer el 14 de octubre de 2015, cuando desperté del primer coma de los dos que tuve, y de hecho voy a celebrar mi cumpleaños ahora ese día.

¿Y cómo ha conseguido solo un año después hacer un triatlón?

Lo principal ha sido el apoyo de la familia, de mis tres hermanos, mi padre y mi madre. Gracias a ellos estoy hoy en día así. Cuando me dieron el alta hospitalaria, porque el alta médica aún no la tengo, ya que sigo en tratamiento, no sabía andar ni respirar por la nariz, tuve que volver a reeducar todo mi cuerpo. Pero lo conseguí y volví a montar en bicicleta, que cuando empecé no sabía ni pedalear. La familia me animó muchísimo y los principales apoyos han sido ellos, también mi novia y mis mejores amigos, que siempre han estado a mi lado.

¿Y qué sintió cuando acabó el triatlón?

No sabría cómo explicarlo, ya no es solo lo que se siente, que es euforia. Me quedo con que fui capaz de llegar a la meta sin caerme de la bicicleta. Recuerdo que cuando empecé de nuevo a montar me caí del rodillo estático sin darme cuerta. He tenido que volver a aprender a hacer todo. Ahora estoy nadando, pero no puedo sumergir la cabeza porque no puedo respirar. Me quedo, sobre todo, con la sensación de volver a salir con mi equipo, el Bitec Tri Impulso.

¿No le da miedo volver a coger la bicicleta después de todo lo que ha pasado?

Me lo han preguntado muchas veces y siempre digo que no. El accidente no lo sufrí porque yo hiciese algo ilegal, sino que me atropelló un coche. No tengo miedo a la bicicleta, pero sí tengo respeto a la carretera. Los coches me dan aún mucho respeto. Antes salía solo en la bicicleta, pero ahora siempre lo hago acompañado porque me da más seguridad, al margen de que cuando estoy cansado no puedo respirar bien porque aún me tienen que operar.

¿Los médicos confiaban en una recuperación tan rápida?

Había de todo. Uno que me dijo que pensara que si no volvía a andar, la indemnización sería más grande. Pero me dije que tenía 22 años y que no quería el dinero para quedarme en una cama toda la vida. También hubo médicos que me dijeron que quizás no volvería a hacer deporte y otros, que los conseguiría dentro de dos o tres años. Yo me he quedado siempre con la parte buena, porque al final lo que cuenta es la actitud con la que afrontas los problemas.

Y encima se ha atrevido a volver a la Universidad, donde está haciendo Trabajo Social.

Le dije a mi neuropsicóloga que terminar mi carrera era muy importante para mí. Aunque ahora mismo no recuerdo las cosas cuando estudio, tengo que trabajarlo. Me he matriculado de los mínimos créditos para poder seguir la carrera. Es una prueba que nos hemos propuesto mi familia, mi neuropsicóloga y yo. Aunque los exámenes los tengo en enero, ya he empezado a estudiar cuando antes no me metía de lleno hasta diciembre.

¿Sabe si llegará a recuperarse al cien por cien?

No se sabe. Por ejemplo, el olfato lo he perdido al cien por cien, no huelo nada. Perdí la audición del oído derecho y ahora me queda un poco. Voy a hacer la vida que pueda.

¿Y cómo es la adaptación a esta nueva vida?

Bueno, me cuesta vivir a base de alarmas, me lo tengo que apuntar todo, pero estoy trabajando y cada vez las necesito menos. Al principio tenía mucha prisa por recuperarme, pero ahora ya no. He conseguido metas que ni me planteaba, como volver a la Universidad en un año cuando no podría hacerlo hasta dentro de tres o cuatro. Y aunque suene raro, he ganado más cosas que las que he perdido. Por ejemplo, me he dado cuenta de la importancia de los amigos y con mi novia empecé después del accidente, cuando estaba medio bizco y me movía en silla de ruedas.

¿Le queda mucho tiempo aún para tener el alta?

No lo sé, ahora mismo solo pienso en seguir luchando por cumplir metas, con calma, pero avanzando con el apoyo de mis médicos, con los que estoy muy contento. Me he dado cuenta de que cuando lo necesitamos, podemos contar con especialistas y gente que nos ayuda.