La productora catalana Ochichornia, que dirige Raquel Barrera, ha llevado a la gran pantalla la vida de Encarnación Hernández Ruiz (Lorca, 23 de enero de 1917), una de las pioneras del baloncesto español y la primera mujer que se convirtió en entrenadora en nuestro país. El lunes LA OPINIÓN ofrece el estreno en la Región de La niña del gancho con el patrocinio de la Comunidad Autónoma e Iberdrola. Su directora nos cuenta detalles de este trabajo.

¿Dónde está el germen de La niña del gancho?

Mi hermana, que es periodista y productora del documental, fue a entrevistar a Encarna y me dijo que tenía que conocerla, que era una mujer con la que iba a alucinar. Y fue así, amor a primera vista. Al margen de lo que contaba, era impresionante que pocos periodistas conocieran su historia. Tiene en su casa un museo viviente de las pioneras del deporte, con más documentación que cualquier entidad.

¿Qué le llamó más la atención de lo que guarda?

Es muy metódica. Aparte de la cantidad de fotografías, porque es una gran aficionada a la fotografía, tiene los nombres de todas las jugadoras de su época. He intentado hacer un archivo a partir de notas de prensa, y al final he tenido que recurrir a ella y a su hermana Maruja, que también jugaba con ella y que falleció hace un año.

¿Qué transmite Encarna Hernández a sus casi 100 años?

Vitalidad, nos agota a todos, es un torrente, un río bravo. Te contagia ganas de vivir y también de hacer cosas útiles en la vida. Su discurso es impresionante, dice que es analfabeta, pero es mentira, tiene una gran inteligencia.

¿Cuánto duró el rodaje?

La primera toma fue una entrevista de prueba que hicimos que duró dos horas, ella hablando sin parar. De ahí hasta ahora han pasado casi cuatro años.

¿Cuánta gente ha intervenido?

El equipo estable somos como cuatro personas y mucha gente ha apoyado en los días de rodaje, en total unas 200 personas.

Grabaron en Praga. ¿Por qué?

Porque la jugadora internacional Laia Palau es del mismo barrio donde vive Encarna. Son amigas, tienen la misma personalidad guasona y las dos son reivindicativas. Laila ha puesto gran entusiasmo en el rodaje y nos invitó a ir a su casa a Praga. Es muy generosa, como Encarna.

¿Qué les dijo Encarna la primera vez que vio el documental?

Se quedó encantada. Lo que ve lo va repitiendo, se acuerda de todas las conversaciones y sabe el nombre de todo el mundo que sale.

Cuando le han dicho a Encarna, que siempre dice que ella es muy murciana y lorquina, que se va a proyectar el documental en su tierra, ¿qué les ha dicho?

Está en éxtasis. Si fuera por ella, hubiese cogido el autobús para venir a Murcia, pero tiene ya la movilidad muy reducida. Durante el rodaje se rompió dos veces un brazo.

¿Y qué vamos a ver el lunes?

Hemos captado la emoción de Encarna, su pensamiento, pero no es una biografía al uso. Hemos estado con ella tres años, siguiéndola, no es una entrevista sesuda.

¿Se ve en el documental la evolución de la sociedad española?

Más que ver, los espectadores van a sentir. Me gustaría que quien vea el documental, me diga si cree que hemos avanzado. Se nota la emoción que siente cuando coge las medallas de Laia Palau y recuerda que ella no pudo jugar el Mundial por cuestiones políticas. Hablamos de deporte, la mujer y la historia de España. Encarna, de no haber sido por la Guerra Civil, se habría ido a jugar a Italia.

Pero ser deportista en aquella de los años 20 y 30 en España debió de ser impactante.

Las mujeres estaban avanzado, pero hubo un tropezón con la Guerra Civil. Todas ellas son heroínas, porque salían en la prensa y luego les decían que se fueran a fregar platos. Si no fuera por ellas, no estaríamos donde estamos.