¿Por qué es ciclista?

Empecé de pequeño, como todos los críos, jugando al fútbol con los amigos, pero era un deporte que no me llamaba, me gustaba más la bici porque me permitía ir un poco más a mi aire. Mi vecino Ismael García y mi tío nos engancharon a mi hermano y a mí.

¿Por qué le llaman ‘Escayolas?

El apodo tiene procedencia familiar, porque mi padre es escayolista y nos lo puso un director que tuvimos mi hermano y yo, Manolo López, que dirigió el Contentpolis y el J. Ramos, entre otros muchos equipos. Primero se lo puso a mi hermano y después a mí.

Entonces usted sería el ‘Escayolicas’.

Más o menos, pero hay mucha gente que piensa que me dicen ‘Escayolas’ porque me caigo mucho y me he roto muchos huesos, pero no es así.

¿Nunca le han escayolado nada?

Sí, una vez que me caí en la Copa de España, me rompí el brazo y me lo escayolaron, pero solo eso.

¿Es cierto que la celebración del día que se puso líder de la Vuelta a España era por eso y no porque creía que ganaba la etapa?

Sí, sabía que no ganaba la etapa y la celebración fue por el liderato, porque el equipo me estaba informando en todo momento de que iba un corredor por delante. Al final fue por la emoción y me salió eso. A la gente le sorprendió porque no sabía por lo que era.

¿Por el pinganillo se gastan bromas?

Bromas pocas, aunque también hay momentos de relajación en los que se gastan algunas y que vienen muy bien para reírte y tomar aire. Cuando vamos en carrera estamos concentrados y las risas son las justas.

Hablando de bromas. Me han contado que le gastaron una a un director que se les volvió en contra.

Sí, eso fue con varios compañeros del equipo amateur, que le gastamos una broma a David Etxebarría y después se vengó con creces.

Sí, le llenaron la cama de crema y él les pinchó las ruedas del coche. ¿Fue así?

Sí, más o menos. Nos salió un poco cara la broma.

¿Y qué novatada la gastaron al llegar al Movistar?

Todos los años, a los nuevos del equipo, nos disfrazan en la concentración y a mí me toco ir de vaquera.

Nairo Quintana no tiene cara de muchas bromas.

No, qué va, sí que le van. Se le ve un poco más serio que a los demás, pero no es así.

¿En qué mata el tiempo libre en las carreras?

Depende del momento, pero cuando voy para las salidas, me pongo con algún juego del móvil, y cuando estoy en el hotel me gusta ver películas. Hay días en los que veo un rato de una y al siguiente la termino.

¿Cuál fue la última que vio en la Vuelta a España?

El corredor del laberinto. Me gustan todo tipo de películas menos de terror y esas cosas, pero saliendo de eso, me da igual el género.

¿Y fútbol, ve mucho?

Lo veo de vez en cuando, aunque tampoco es un deporte que me llame mucho la atención. Lo que sí hago cuando estoy en casa es ir a ver jugar al equipo del pueblo, el Churra, que está en Tercera, luchando, y algunos amigos míos están jugando en el equipo.

¿De qué jugaba al fútbol?

La verdad es que era muy malo, para qué nos vamos a engañar. Me ponían de defensa, donde menos estorbaba. Jugué poco tiempo, no llegué ni a estar federado.

¿Del Madrid o del Barça?

Del Real Madrid y de Cristiano Ronaldo.

¿Qué ídolo tenía de niño?

Lance Armstrong, pero cuando salió confesando que se había dopado me defraudó muchísimo, como le pasó a mucha gente. Era algo que no me esperaba pese a que mucha veces la gente pensaba mal de él.

Usted es alérgico. ¿Es mucho más complicado cuidarse siendo ciclista?

Es my difícil porque no estoy siempre en el mismo sitio. Lo mismo aquí tienes un tipo de alergia y te vas a Francia y te afecta una vegetación diferente. Hay veces que te pones una vacuna para un tipo de alergia y llegas al sitio donde vas a correr, y te engancha por otro lado.

¿Le condiciona mucho?

Sí, muchas veces. Cuando pega muy fuerte, como me ocurrió el año pasado en el Giro, que sufrí un brote los primeros días, no podía hacer prácticamente nada, estaba muerto. Cuando llegué a mi terreno, la montaña, y me tocó apretar, estaba al 75% y el cuerpo me decía hasta aquí. Te genera una impotencia tremenda.

Es que psicológicamente debe ser duro.

Exactamente, te afecta mucho a la cabeza aunque sea una reacción física. Quieres estar bien, pero el cuerpo no te permite exprimirte, es un quiero y no puedo.

¿Privarse de salir de fiesta con los amigos es lo más duro de un deportista cuando es joven?

Es un sacrificio cuando eres joven, sobre todo cuando empiezan tus amigos a salir de marcha y muchas veces, cuando nosotros nos íbamos a las seis de la mañana a las carreras, veía que ellos llegaban. Es una época complicada, pero tienes que tener claro lo que quieres.

¿Con qué sueña?

Ganar una gran vuelta es un sueño, pero la primera meta es conseguir una victoria de etapa.

Los últimos años, con los triunfos de Valverde y Luis León, parece que ganar carreras sea fácil.

Es que lo hacen fácil, pero es muy complicado. Hay veces que parece que no hacen nada y ganan carreras, pero es muy difícil ganar hasta en las canicas.

¿Qué recuerdos tiene de su primera carrera?

Muchos nervios, muchos. Fue en Alcantarilla, en las Escuelas, y acabé quinto.

¿Y cuándo aprendió a montar en bicicleta?

De pequeño, lo poco que me acuerdo y me dicen los vecinos del pueblo, es que iba como una cabra loca, que me metía debajo de los coches. Iba siempre lisiado y más de una vez llegaba a casa con los pantalones rotos.