¿Cómo uno se hace analista y qué es ser analista?

La función es sencilla, ayudar al entrenador en el camino que tiene que recorrer para jugar un partido. A través de una serie de vídeos que adquirimos de los rivales, analizo y estudio el comportamiento de los mismos y le transmito la información al técnico.

Pero esta es una figura joven, ¿no?

Sí, relativamente joven. Estoy dando clases en la Federación de esta materia en los cursos de Nivel III desde hace solo dos años. Yo utilizo NacSport, una herramienta que me gustó, pero el analista siempre ha existido, aunque antes te daban un vídeo y apuntabas en una libreta el minuto que interesaba para enseñárselo a los jugadores. Ahora, a los dos segundos de producirse una jugada, puedo enviar información al banquillo.

¿Básicamente el trabajo de un analista consiste en ver muchas horas de fútbol?

Sí, muchas. Cuando tengo que preparar un partido tengo que ver en torno a cuatro encuentros del rival, que los puedo ver como dos veces, una de ellas a triple de velocidad, y después genero unos 180 vídeos pequeñitos que tengo que ver uno a uno. Después hay que despreciar lo que no tiene importancia y empezar a estudiar lo que considero que sí es interesante. Ese resumen es al final el que le facilito al entrenador.

Condenso los cuatro partidos en un vídeo de unos 20 minutos.

Pero esto debe hacer el fútbol muy previsible.

Cada vez es más previsible, pero dentro de ello hay millones de variantes que están por explorar. Como los dos equipos ya conocen sus variables, hay que hacer cosas diferentes y se presentan posibilidades infinitas.

¿En España todos los equipos tienen analista?

En Primera, todos. Víctor Mañas, en el Sevilla, tenía una estructura de cinco personas, ya que no solo se estudian los partidos, sino también los entrenamientos. De Tercera para arriba, todos los equipos tienen ya un analista, pero incluso en Tercera hay entrenadores que ya tienen esas herramientas.

Vamos, que hoy no hay futbolista que se escaquee.

Qué va. Yo recuerdo que en mi época de futbolista hasta el entrenador se podía tomar una cerveza en la cantina. Cuando echo la vista atrás, me doy cuenta de que el fútbol ha evolucionado tanto en los últimos 20 años, que no se parece en nada. Ahora el futbolista es mucho más inteligente, piensa más. Antes, cada uno jugaba con su criterio y ahora se relativiza mucho más el grupo.

¿Y la figura del analista, está también evolucionando o se ha estancado ya?

Está en un momento de auge y de evolución espectacular. Por ejemplo, el programa que utilizo ahora mismo ha tenido más evoluciones en los últimos años que el iPhone, porque la interacción con los gestores del programa está generando ese desarrollo.

¿Pero en el fútbol base no es contraproducente tener tanta información?

Es bueno utilizarlo con moderación. Solo debería ser una ayuda del entrenador y para que el jugador joven sepa que se le está haciendo un estudio, pero el técnico no puede utilizar esa herramienta para presionar más.

Usted es arquitecto técnico. ¿Cómo acabó en esto?

Muy fácil. Cuando bajó la construcción y después de haber jugado en Tercera muchos años, e incluso en Primera División de fútbol sala con el Papeles Beltrán Alcantarilla, decidí sacarme los tres niveles para ser entrenador. Rápidamente entendí que siendo analista tenía bastantes más posibilidades que como entrenador.

Vamos, que la culpa la tiene la crisis.

Pero así de claro. Siempre había querido ser entrenador, pero con el estudio de arquitectura a pleno rendimiento era imposible. Empecé trabajando en el Hércules con Pacheta.

¿Qué tal futbolista fue?

De un nivel medio, jugué en casi todas las categorías del Real Murcia hasta el Imperial, y después estuve hasta los 29 años en Tercera División.

Pero entonces se ganaba dinero con el fútbol.

Sí y gracias al fútbol pude estudiar en Alicante, me pagué el piso y tuve vehículo propio. Cualquier futbolista ganaba entonces 1.000 euros, que ahora es impensable.

¿Cómo llegó a la selección de Emiratos Árabes?

Porque estuve en el momento adecuado y el sitio adecuado. A través de Juan Pedro Benali, alumno de la Federación, me llegó que el seleccionador buscaba un analista. Tuve una entrevista con él en La Manga Club, le presenté mi trabajo, todo lo que podía hacer, y lo consideró suficiente. Hice un partido en tiempo real en Pinatar Arena y cuando terminó, le presenté lo que había hecho y me dijo que no tenía que pensárselo más. Se precipitó todo y el 10 de agosto ya estaba en Dubai.

¿Cómo está allí el fútbol?

El 25% de la población es emiratí y el 75% extranjera, por ello no se ve una ciudad volcada con la selección, pero lo viven con pasión pese a que solo han jugado el Mundial en 1990, y ahora buscamos ir a Rusia 2020.

¿Y por qué un español para ese puesto?

El seleccionador buscaba un analista español porque nuestro fútbol está muy bien considerado. Es cierto que le pude explicar muy bien mi trabajo, pero yo creo que él tenía claro que quería un español.

Debe estar bien remunerado este trabajo.

Muy bien remunerado, no tanto el salario fijo, que es alto pero relativamente normal, pero sí las primas, que pueden llegar a ser cantidades importantes.

Vamos, que si se meten en el Mundial se forra.

Yo creo que podría hasta cerrar la oficina de Arquitectura. El fútbol, como sabes, mueve mucho dinero y en casi todos los casos está sobredimensionado, pero es que se genera. Emiratos Árabes es un país con mucho dinero y entienden que llevar gente del exterior potencia su nivel.

¿Ha notado el choque de culturas?

Algunas cosas chocan porque no es gente tan sociable como nosotros, pero el trato es espectacular.