Una remodelación prácticamente total de la plantilla que comienza a dar sus frutos; asentamiento tras unas primeras tomas de contacto en la categoría de plata del fútbol español; y unos resultados que al fin hacen recordar al UCAM Murcia que fue campeón en Segunda B el pasado curso, y que luchará por permanecer en La Liga 1|2|3. De momento, con un arranque que deja buen sabor de boca, más aun con el paso de las jornadas.

Y es que ya han sido cinco los partidos que el UCAM ha disputado en Liga, seis contando con la Copa del Rey. Y aunque el primero de ellos, el que arrancaba la competición en Zaragoza, se convirtió en un descalabro tras presenciar únicamente los primeros 45 minutos, sirvió para ver el primer gol del UCAM en su historia en el fútbol profesional. No obstante, la mejora defensiva, el aspecto que verdaderamente preocupaba al técnico, ha sido latente con el avance de las jornadas.

José María Salmerón, técnico del equipo universitario, se caracteriza por ser un estudioso de los contrarios, y de la categoría en general. La gran mayoría de equipos de Segunda División se determinan por sufrir en la fase de elaboración de juego. Ahí Salmerón es experto en tejer telas de araña de las que el contrario difícilmente puede escapar. Le sucedió al Córdoba, que de no ser por un gol caído del cielo en el minuto 92, se habría marchado de vacío de La Condomina; también al Elche, que no disparó a puerta, y pudo rascar otro empate gracias a un tanto en propia puerta de Fran Pérez. El UCAM pagaba novatadas jornada tras jornada ante equipos que supuestamente están llamados a luchar por el ascenso a Primera. Y estarán llamados por nombre, escudo o presupuesto, porque no por juego. Pero en la jornada del sábado, Salmerón y los suyos se hartaron y cogieron esa vitola de equipo potrero, con suerte, de pizarra trabajada y que con poco es capaz de sacar algo positivo de un partido sin proyección ofensiva. Fue lo que hizo en Valladolid, y al fin y al cabo, volvió a dar una lección de que es así como se gana en esta categoría, y más a domicilio. Los pucelanos, al igual que hizo el Zaragoza y, al menos en el José Zorrilla, sí ofrecieron la cara combinativa de la Segunda División, la que apuesta por los extremos y tiene pólvora en la punta de ataque.

Entre una defensa trabada y muy concentrada, un equipo que renunció al balón y que juntó sus líneas al máximo -el trivote, hasta la fecha, da señas de ser vital en el esquema- y un guardameta como Biel Ribas de nuevo inspirado, se mantuvo la portería a cero durante los noventa minutos. Y en el añadido, como ya les habían enseñado y explotando su arma favorita (el balón parado), se firmaba el tanto decisivo y una victoria que, jugando así, desquiciará a muchos pero servirá a otros para alejarse del fango de la cola de la tabla, ese en el que el UCAM estaba metido hasta hace dos días. Pero que no se tiren campanas al vuelo. Han pasado cinco jornadas, quedan treinta y siete más, y Salmerón y sus pupilos siguen poniendo piedras sobre las que cimentar un proyecto fiable.

Ante el Valladolid se recuperaba una de las señas de identidad del UCAM que conocíamos: no se encajó ni un solo tanto, y en las jornadas anteriores, con menos que más fortuna, se certificaba la idea de que empatar siempre es mejor que perder. Las cifras nos hablan de seis tantos en contra y cinco a favor, y también cinco jornadas son las que ha necesitado el UCAM para dejar su propia portería a cero. La producción ofensiva funciona a chispazos, en momentos de lucidez que duran unos instantes pero que sirven para rascar aspectos positivos: este es un dato rubricado por el escaso número de disparos que ha efectuado el UCAM, un total de 28 en cinco duelos, lo que le manda a la cola de toda la categoría en esa faceta.

Pero hay una realidad, una palabra que refleja cómo es verdaderamente la Segunda División: igualdad. Quince puntos en juego, y ningún equipo ha sido capaz de sobrepasar los diez (los que tiene el Levante, líder). El UCAM, con seis, se asienta en mitad de tabla. Y ya son cuatro los partidos consecutivos sin perder. El miércoles, en La Condomina y ante el Almería, una nueva ocasión para ganar y seguir ampliando una racha que siga invitando a pensar que este equipo va a más.