Óscar Quitana es el cuarto entrenador de la historia del UCAM Murcia que vivirá una segunda etapa en el banquillo. Solo Felipe Coello, Moncho Monsalve y José María Oleart lo habían hecho hasta ahora. En esta entrevista en exclusiva para LA OPINIÓN, que mañana tendrá continuidad con la segunda parte, responde con naturalidad a todas las preguntas, así como a la falta de confianza en su trabajo de un sector de la afición, que no ha visto con buenos ojos su regreso.

¿Qué ha cambiado en Óscar Quintana en los dos últimos años, si es que ha cambiado algo?

Hombre, siempre cambias. A veces tú no los controlas, pero la evolución de una persona es continua, desde que naces hasta que mueres. Eso de no cambiaré es una tontería, pero lo que ha cambiado, sobre todo, es que tengo más ilusión y más ganas de hacer cosas porque he estado dos años fuera del circo. Está claro que llego con la motivación a tope tras dos años en barbecho.

¿A qué se ha dedicado en este tiempo, aparte de la televisión?

Básicamente a ser padre de familia y amo de casa. He tenido capacidad para escaparme algún fin de semana a ver teatro con mi mujer, que somos muy aficionados, y a conciertos. He tenido la vida familiar que no tengo la suerte de disfrutar porque tengo otro tipo de suerte. Hemos tenido dos años muy buenos, muy familiares, y ahora toca volver al ruedo.

¿Se había acomodado, pensaba que ya no volvería al ruedo?

Mira, en este período que no he trabajado he tenido tres ofertas del extranjero, una de ellas de una selección centroamericana, otra de Venezuela y una tercera de China, pero no creía que era el momento para ir. Hace dos campañas sí que me llamó un equipo ACB, pero se daban unas circunstancias que no eran las idóneas para ir yo allí, ya que había una división interna en el club, donde el presidente y el director general no tenían buen rollo. Dije que no por la situación, ya que no era la idónea para luchar por la permanencia, y al inicio de esta temporada tuve una oferta de director deportivo, pero aún no me veo en ese puesto; dentro de tres años o de diez quizás sí, pero ahora lo que me apetece es entrenar. Al final he tenido la suerte de que el presidente, José Luis Mendoza, me ha cogido para volver al UCAM.

Pues es el primer equipo donde ha estado al que vuelve. ¿Quiere eso decir que se marchó como un caballero con el club?

No sé si un caballero o no, pero tengo muy claro que cuando te despiden es porque han perdido la confianza en ti. Da igual que haya datos objetivos o subjetivos a favor o en contra; prescindir del entrenador a veces es el camino más corto para cambiar una dinámica. Para mí es como si fuera una relación personal. Si pierdes la confianza con un amigo, todas las explicaciones posteriores dan igual. Cuando he sufrido un cese siempre lo he entendido.

De hecho, usted aterrizó aquí como revulsivo.

Sí, sí, sí, absolutamente, es que es parte del trabajo.

Pero hay compañeros suyos que no lo tienen tan claro.

Pero es un problema de ellos. El negocio, y más en los últimos quince años, está montado así. Siempre pongo el mismo ejemplo y quizás a la gente le suena como abuelo cebolleta, pero el Real Madrid Club de Fútbol echó a Radomir Antic yendo líder y puso a Leo Beenhakker. Eso está claro que es una pérdida de confianza, da igual lo que tú cuentes porque la confianza es una calle de doble sentido. Da igual que todo esté bien, pero cuando pierden la confianza en ti, está claro el camino.

Se marchó sin la confianza de un sector de la afición. ¿Cómo puede recuperarla?

Algo se va a quedar en el ambiente, y pensar lo contrario sería de tontos. Hay un dato objetivo y lo estudian en las universidades, y es que tú, cuando entras en un aula, sin conocerte nadie ni saber tu currículum, tienes un 30% de personas en tu contra sin haber abierto la boca y sin saber tu nombre, como también hay un 40% a favor sin haber hecho nada. Eso existe siempre y más cuando hay un pasado. Lo que puedo dejar claro y transmitir es que mi compromiso y mi ilusión es absoluta, que siempre estoy para ayudar a mis jugadores, para que den el máximo nivel, y que solamente puedo decir que estoy convencido de que tenemos una gran plantilla, que estamos en un momento deportivamente maravilloso que queremos alargar y agrandar, y los resultados yo creo que van a satisfacer a todos.

¿No le da miedo que el listón esté tan alto?

No, es motivación. La clave del deporte profesional en sí, como la idearon los griegos, era la competencia, cada vez ganar más e ir superándote, como la propia vida. El club viene de dos temporadas de crecer y queremos seguir haciéndolo. Sabemos que hay dificultades y que todo el mundo espera más de nosotros, pero esperamos cumplir esas expectativas y que la gente disfrute de este año especial e histórico.

¿Pero no cree que ese sector de la afición que está en contra se puede centrar en usted si las cosas no marchan bien?

No tengo capacidad de pensar en eso. Mi tarea está centrada en trabajar con los jugadores para ser lo más eficaces posibles, sacar nuestras virtudes y tapar nuestros defectos al máximo. Ese es mi trabajo, dar la confianza y quitar los máximos ladrillos posibles de la mochila de los jugadores para que jueguen cómodos y con hambre. Hemos confeccionado una plantilla de gente comprometida con el proyecto y deseando hacer de esta historia del UCAM Murcia más grande.

Hay gente que piensa que en la anterior etapa le hicieron la cama los jugadores.

Es un tema en el que no quiero entrar porque no aporta nada al futuro. Ese porcentaje de aficionados que hay en mi contra pensará que el único responsablede la mala dinámica era yo y lo asumo porque es parte de mi trabajo. Yo siempre digo que el entrenador está para ayudar a los jugadores a festejar el triunfo y para asumir él las derrotas. Esto ya lo decía Napoleón hace mucho tiempo. Nunca he puesto excusas, siempre he dado la cara, y te puedo gustar más o menos, pero no puedes decir que yo no he dado la cara, que no he hablado ni comunicado ganando o perdiendo.

Lo echaron después del primer partido de Pete Mickeal. ¿Volvería a fichar a un Pete Mickeal, que era un fichaje que entrañaba muchos riesgos?

Pete Mickeal era una apuesta. Lo que hay que tener claro, y es que la afición a veces se confunde, es el que el trabajo que está haciendo el presidente y los ejecutivos no está valorado en su justa medida. Me explico. Cuando tienes el tercer presupuesto por la cola no puedes acceder al mercado a fichar todo lo que te gusta, y esto no es una excusa, es una realidad. La idea de Pete Mickeal era traer un jugador que venía de haber estado en lo más alto, que había sufrido un problema y se había readaptado físicamente. Durante ese mes corríamos el riesgo de no ver a un buen Pete Mickeal, pero sí podíamos cambiar la dinámica del grupo. Sabíamos que nunca sería el del Barcelona, pero sí podíamos ver a un jugador al 80%, que sería muy bueno para un equipo como nosotros. Esa era la idea, lo que pasó es que no salió bien. Cuando tienes un presupuesto tan limitado como el nuestro, tienes que asumir riesgos. Al final, nuestra plantilla actual está compuesta por gente sobre 30 años, que está llegando al último tercio de su carrera o menos, o jóvenes. A los que tienen la edad madura u óptima no puedes llegar por economía. Está el caso de Campazzo, que es excepcional y que habla del gran trabajo que se hace en los despachos del UCAM Murcia.

De hecho nadie creía que volvería a jugar en Murcia.

Sí, pero el Facu está aquí y hay que ser generosos. Su vuelta significa que la gestión no es de diez, sino de once.

¿Considera que le ha concedido la vida una segunda oportunidad en Murcia?

Espero que sí. Yo tenía mucha confianza en que como se estaba trabajando, los resultados iban a llegar. Aquí se tiene un concepto muy profesional, que es el que ha permitido que con el tercer presupuesto más bajo de la liga, el equipo quedara séptimo. Me hubiera gustado estar ahí, pero tengo la gran suerte de venir ahora y, como decía mi padre, las oportunidades son cuando se aprovechan. Y como siempre digo yo, que esté más contento el día que acaba tu contrato que cuando lo firmas.

¿Y qué le puede decir a esos aficionados que piensan que el club ha dado un paso atrás trayendo a Quintana por Fotis Katsikaris?

Cada entrenador es un mundo, y a nivel de imagen y de un titular, Katsikaris tiene una imagen y una proyección que yo no tengo. Además, y ya no voy a hablar de currículum, aquí el año pasado se hizo la mejor temporada en la historia. Entiendo que por nombre, a la hora de un titular, llena más Katsikaris. Y entiendo que esa gente esté preocupada, porque eso supone que les preocupa el UCAM Murcia y quién lo dirija. Pero les digo que estoy convencido de que pasado el tercer tercio de competición, el equipo va a seguir ganando partidos y estando en el sitio donde todos queremos que esté.

¿Y tras volver, qué considera, que dejó más amigos que enemigos?

Absolutamente. Yo es que no soy un tío rencoroso, entiendo que estoy en un sitio público, que opinar de deporte nos encanta a todos, y lo asumo como algo natural. Lo que no me gustan son las mentiras, porque tú puedes decir que lo hago bien o mal, pero si dices que no voy a los entrenamientos, que estoy en mi casa, cuando en realidad estoy entrenando, me molesta. Si no te gusta el cinco que pongo o los cambios que hago, podemos hablar de eso y no llegar nunca a un acuerdo, pero la crítica la asumo como parte del negocio. He tenido la suerte de que en todo este tiempo la gente de Murcia me ha tratado con mucho cariño, creo que inmerecido. Aquí se me ha tratado mejor de lo que merezco e intentaré estar a la altura y devolver todo el cariño.