Eddy Silvestre era hasta ayer un canterano del Real Murcia que, desde el descenso administrativo y después de completar un gran curso bajo las órdenes de Julio Velázquez luchando por ascender a Primera, ha ido todo los veranos un destino diferente para no jugar en la categoría de bronce y lo ha ido consiguiendo. Y no solo eso, ya que las dos últimas temporadas, con la cesión al Eibar y posteriormente al Córdoba, de Segunda División, el Murcia ha ido logrando algunos pellizcos económicos que han sido importante para ir cumpliendo objetivos para un club que necesita mucha liquidez.

Aunque ha trabajado con el equipo desde que comenzó la pretemporada, el Murcia anunciaba ayer de manera oficial que se marcha traspasado a un Cádiz en el que este curso el murciano Quique Pina se ha convertido en mánager general. El intermediario murciano también se hizo con los servicios del centrocampista de Roquetas para jugar en Primera con el Granada, aunque en la ciudad de la Alhambra no le fueron nada bien las cosas. Después se marchó cedido al Eibar y quedó claro que se trata de uno de esos jugadores que la Primera se le queda un poco grande, pero que van sobrados en la categoría de plata, ya que lo normal es que tenga hueco en un Cádiz que este curso jugará en Segunda.

No obstante, las decisiones de Eddy no siempre han sido del agrado del club, ya que normalmente se convertía en el 'culebrón' de cada verano hasta que, desde no hace tanto, también comenzó a poner de su parte para ir facilitando sus idas y venidas del club que lo ha visto formarse como futbolista. El Murcia se ha guardado una cláusula por la que si el Cádiz traspasa al futbolista, la entidad grana tendría derecho a recibir un porcentaje de lo que se moviera en una hipotética operación con el jugador.