Alejandro Chavero ya tiene las maletas preparadas para salir rumbo a Ponferrada. Su fichaje por el club leonés, según su representante explicaba en Onda Regional, está cerrado. Pero en el Real Murcia prefieren ser prudentes. «Faltan unos flecos», explicaban en la tarde de ayer.

Y es que los murcianistas, que con la marcha del catalán pierden a uno de los futbolistas llamados a ser importantes en la plantilla de Paco García, no están dispuestos a dar su brazo a torcer hasta que las exigencias que han puesto sobre la mesa sean asumidas por la Ponferradina, club que se ha metido en la relación del centrocampista con la entidad grana, pese a que existe un contrato que se extiende hasta junio de 2017. Incluso si se cumplen una serie de objetivos, ese documento se alargaría por una campaña más.

Aunque a lo largo del día de ayer distintas fuentes cercanas a las negociaciones ya hablaban de acuerdo, en Nueva Condomina afirmaban que seguían negociando con la Ponferradina para poder llegar a un pacto beneficioso para las partes. Entre los puntos sobre la mesa hay uno claro. El central murciano Álvaro Moreno, que pertenece al club leonés, llegaría para jugar cedido en Nueva Condomina. Pero falta por acordar qué cantidad de la ficha asume la entidad blanquiazul, porque los responsables del Real Murcia quieren que el porcentaje se acerque prácticamente al cien por cien.

Pero ahí no acaban las peticiones del Real Murcia. Aunque los murcianistas no quieren dar detalles hasta que no se cierre todo definitivamente, sí explican que están luchando por lograr otras contraprestaciones que se sumarían a la llegada de Álvaro Moreno. El director deportivo de la Ponferradina, Tomás Nistal, ya explicaba el lunes que ellos no pueden pagar traspaso para llevarse al catalán, pero podría existir la opción de que sea el propio Chavero el que ponga una cantidad económica para asegurarse la rescisión de su contrato. De hecho, el centrocampista ya ofrecía hace unos días poner diez mil euros para que el Real Murcia le dejase salir. Tampoco se puede descartar que desde la entidad grana se aseguren una serie de premios en el caso de que el jugador cumpla unos objetivos en su club. Esta fórmula ya ha sido utilizada en Nueva Condomina en otras salidas, como ocurrió con la marcha de Saúl Berjón al Eibar o la de Albert Dorca al Zaragoza. La permanencia en Primera de los vascos permitió a los murcianistas ingresar unos 50.000 euros. En el caso de los maños, el premio estaba relacionado con su ascenso a la máxima categoría, algo que finalmente no sucedió.

Esas pequeñas cláusulas son solo un ejemplo de las fórmulas incluidas en los contratos y que han convertido al Real Murcia en un negociador con mano de hierro. En 2014, tras el descenso administrativo, los granas conseguían que el meta Casto Espinosa dejase en caja 100.000 euros para lograr su carta de libertad e irse a Las Palmas. Por su parte, las distintas cesiones de Eddy Silvestre también han venido acompañadas de premios económicos. El Granada B pagó 200.000 por tener al centrocampista durante un año; el Eibar desembolsaba el pasado verano algo más de 100.000 euros, además de asumir parte de la ficha de Sergio García, mientras que el Córdoba, que se llevó al futbolista en el mercado de invierno, pagó otros 100.000 euros.