Tiene 15 años y mide 197 centímetros. Tímido y callado, pero a la vez con un poso de madurez impropio de la edad. A Alfonso Sanchez-Solé Miranda el futuro le depara grandes sorpresas y una esperanzadora carrera en el mundo del baloncesto.

El joven jugador que ha militado en las bases del Club Basket Cartagena acaba de firmar un contrato de dos años por el Unicaja de Málaga, después de haberse recorrido media España de prueba en prueba. Ourense, Málaga, Murcia y Madrid -Estudiantes- para decantarse definitivamente por el equipo andaluz.

A Alfonso lo avala una familia con tradición deportista. Su abuelo, Antonio Miranda Guillén, fue hace 27 años presidente de aquel mítico equipo de baloncesto de la ciudad portuaria, denominado Proexinca, que llenaba el Pabellón Central con espectaculares encuentros en la Primera División B del baloncesto nacional. Más cerca aún, su hermana Mayte de 22 años, militó en el Haro Rioja Voley, en la máxima categoría del voleibol nacional, antes de emprender su carrera universitaria en Estados Unidos, donde ha jugado en equipos de aquellas ligas en Carolina del Norte, California y Albany.

Él lo tiene claro. Quiere hacer carrera en el mundo de la canasta y dar el salto a Estados Unidos, como su hermana, para poder ser becado por alguna universidad y afianzar su carrera en el baloncesto.

Pero, por ahora, el primer paso es cualitativo y cuantitativo hacia el Unicaja de Málaga, un club que posee una bien sincronizada infraestructura de base y un equipo afianzado en la ACB.

Jugará en categoría júnior pues cuenta con solo quince años. «Es la primera vez que salgo de casa» dice Alfonso, que no tiene temor alguno a alejarse de la familia «mi único miedo es no llevarme bien con mis compañeros, porque aquí, en mi equipo, somos una piña», admite el jugador.

Le esperan jornadas de duro trabajo junto con otros trece chavales de su misma edad que tienen sueños de jugar al máximo nivel en unos años. La exigencia será alta, al igual que la competencia por un puesto en el equipo, pero él confía en sus posibilidades y, sobre todo, en la capacidad para ir aprendiendo de sus entrenadores, tal y como ha hecho estos últimos años en Cartagena.

Juega de cuatro, posición que corresponde en baloncesto a ala-pívot, sobre todo por su tamaño, aunque responde perfectamente a las funciones de alero y probablemente evolucionará a esa posición en un futuro.

«Estoy tratando de asumir lo que me viene a partir del próximo mes de septiembre, porque será todo diferente para mí», esgrime el propio Alfonso, que tiene ante sí un fantástico reto que puede marcar el devenir de su futuro.