Todavía quedan unos días de vacaciones por delante y el Cartagena, definitivamente, ya ha presentado su candidatura a la lucha por el ascenso de categoría. Hace dos temporadas que no lo pelea, pero, en cambio, de un tiempo a esta parte ha esquivado el descenso de categoría y ha salido airoso de un concurso de acreedores que puso en peligro su vida. Ahora, después del barbecho, el proyecto del Cartagena empieza a dar sus frutos, pretende volver por la puerta grande: sigue el entrenador, hay una base de futbolistas de la pasada temporada y varios refuerzos que evocan al pasado.

La sequía goleadora es uno de los problemas que el propietario Paco Belmonte ha eliminado de raíz. Una de las primeras cosas que hizo nada más terminar la temporada fue ponerse en contacto con Juanlu Hens y Cristo Martín, dos futbolistas que aunque no destacaron por sus cifras sí rindieron a buen nivel con Alberto Monteagudo, ofreciendo movilidad en el perímetro del área y aportando goles tan decisivos como el de Martín en la victoria ante el Recreativo o el de Hens en la remontada contra el Real Murcia. En mayo quedó medio ataque hecho con la renovación de los dos, unida además a la ya conocida continuidad de Chus Hevia y Sergio García.

Semanas después llegaría Óscar Rico, otro jugador de ataque pero de perfil bien distinto a los demás: no da gol ni juego interior, aunque sí es un extremo puro que garantiza una batería de centros al área. En su última etapa como futbolista del Cartagena, la temporada 2012/13, el ilicitano fue el mayor asistente del equipo. A la lista de atacantes también hay que sumar al joven Guirao, que pese a poder intercalar las dos bandas encontrará una dura competencia.

Si Belmonte quiere cubrir bien esa zona del campo es porque la temporada pasada ya hubo problemas con el gol. En diciembre, las cifras de Juanlu, Cristo, Sergio García y Álvaro Montero eran muy inferiores a las esperadas en un principio. El propietario del Cartagena dio un margen de mejora de dos partidos, hasta que Montero dejó libre una ficha para permitir el regreso de Chus Hevia en enero. El Cartagena no quiere volver a tropezar dos veces con la misma piedra, por eso una de las prioridades (después de las renovaciones) ha sido formar un grupo ultraofensivo.

Las guindas del pastel son Fernando y Arturo, dos delanteros de diferentes características. El primero se mueve como pez en el agua con espacios a la espalda de los centrales. Con metros por delante, el pileño puede ser letal en la definición. Así lo corroboran la veintena de goles que hizo a las órdenes de Luis Tevenet en el curso 2013/14: la mayoría de ellos (incluido el de la eliminatoria contra el Barcelona) fueron así, en carrera. Algunos de los quince de Arturo con La Roda también, aunque el cartagenero destaca por ser un rematador de área. Su disparo lejos de la portería, con más precisión que dureza, también es reseñable.

La complejidad para Monteagudo residirá en encajar a las diversas herramientas que dispone en una alineación, pues con Fernando y Arturo son hasta ocho futbolistas los que componen el ataque del conjunto albinegro (la plantilla es ahora de 19), aún falto de un mediocentro de contención que acompañe a Sergio Jiménez en el doble pivote y de alguna pieza en defensa, principalmente para hacerle competencia a Jesús Álvaro y Ceballos en los laterales.