Pocos ciclistas pueden presumir de la facilidad de Alejandro Valverde para ser competitivo en cualquier terreno. Su grandeza no solo reside en su capacidad para acumular victorias sino también en su predisposición para situarse al servicio de sus compañeros. Después de subir al podio en el pasado Giro de Italia, el corredor del Movistar Team se apresura a desempeñar una labor diferente en una nueva edición del Tour de Francia, que comienza mañana en Mont-Saint-Michel con una etapa de 188 kilómetros que concluirá en Utah Beach.

Junto a Jesús Herrada, Dani Moreno, Nelson Oliveira, Ion Izagirre, Imanol Erviti, Winner Anacona y Gorka Izagirre, el de Las Lumbreras tendrá la misión de ejercer como gregario de lujo con el objetivo de escoltar al colombiano Nairo Quintana hacia el primer puesto de la clasificación general de la ronda gala. El triunfo final de su jefe de filas es, precisamente, el resultado por el que apuesta el murciano, que contempla como principales rivales a «Froome y Alberto Contador».

«Va a ser un Tour muy abierto, con un Movistar que va a estar al 100% dándolo todo para la gente que le gusta este deporte», añadió Valverde, que aguarda con muchas ganas el papel que le va a tocar representar en uno de los escenarios más especiales para cualquier ciclista del pelotón. Ya lo avisó en una entrevista concedida a LA OPINIÓN el pasado mes de junio: «El año pasado estaba Nairo Quintana pero también tenía que estar yo allí por si acaso pasaba algo y buscar el podio, pero este año Nairo va como líder indiscutible y la primera semana habrá corredores como Imanol Erviti y Ventoso que estarán a su lado arropándolo. Yo estaré atrás, más tranquilo, y si llega un corte, me quedo y cedo tiempo, sin ningún problema, incluso mejor, porque el objetivo es estar fresco en la montaña para ayudar a Nairo. Aparte, mi cuerpo me lo va a agradecer de cara a los Juegos Olímpicos».