Cuando Paco Belmonte anunció de forma oficial que cogía las riendas del Fútbol Club Cartagena, supeditando la compra del equipo a la salvación que finalmente consiguió, lo hizo con la seguridad que le reportaban los apoyos de los que disponía. En aquella comparecencia, que se remonta al pasado 29 de abril de 2015, le acompañaron Juan Luis Segura, Deseado Flores y Luis Segura, tres empresarios que mantenían diferentes negocios en común con el nuevo dirigente de la entidad. En un plano secundario, al menos mediáticamente, se encontraba Felipe Moreno, una figura que, según se ha podido ver a lo largo de los últimos meses, ha desempeñado un papel decisivo en la situación estable de la que disfruta el club albinegro. Tampoco se esconde de los focos mediáticos, como se pudo ver el pasado miércoles durante el partido entre el Algar y la Minerva, correspondiente a la final por el ascenso a Tercera División, que presenció acompañando al propio Belmonte.

El nombre del dueño del Leganés, que hace escasas fechas tuvo la oportunidad de celebrar a lo grande un merecido ascenso a Primera División, ha aparecido vinculado al del Cartagena desde el mismo momento en el que Belmonte entró en escena como posible comprador. No en vano, ambos mantienen una sólida amistad desde hace varios años, concretamente desde que en 2009 el entonces director deportivo del Club Atlético Ciudad tuvo un primer contacto en Totana con el matrimonio formado por Felipe Moreno y Victoria Pavón, actual presidenta de la escuadra madrileña. Aquel encuentro supuso el pistoletazo de salida a una cordial relación que derivó, en mayo de 2010, en el aterrizaje del murciano en el Leganés, donde hizo las veces de director deportivo durante dos campañas.

El paso del tiempo, pese a la posterior salida de Belmonte del conjunto pepinero, no ha provocado que el contacto con Moreno se reduzca. Más bien todo lo contrario, como se ha podido comprobar el último año. La sintonía entre ambos se ha visto reflejada en la intervención del dueño del Leganés, por ejemplo, en los pasos decisivos que ha tenido que dar el actual presidente del Fútbol Club Cartagena desde que asumió su responsabilidad al frente de la entidad. La presencia del madrileño resultó decisiva cuando el año pasado, en una situación límite y con el futuro del club en el aire, se empezaron a celebrar reuniones con el que fuera concejal de Deportes, Diego Ortega, y los integrantes de la plataforma 'Salvemos al Cartagena'. Tampoco dudó en mostrar todo el apoyo posible a su socio y amigo en las diferentes conversaciones mantenidas con los miembros de Sporto Gol Man, anterior propietario de la entidad cartagenerista.

La sucesión de acontecimientos señala a Felipe Moreno como un pilar fundamental en el Cartagena, al que, según se ha dicho por activa y por pasiva, sostiene económicamente. En una de sus últimas afirmaciones realizadas a los medios de comunicación, sin embargo, se limitó a alabar a Paco Belmonte, del que asegura que «es una buenísima persona y lo aprecio un montón». «Con él el Cartagena está en buenas manos», señaló en los micrófonos de Onda Regional de Murcia.

El presidente del club de la ciudad portuaria tampoco se prodiga mucho a la hora de hablar de una persona con la que le une una gran amistad y se centra en que se pondere en su justa medida la labor que está llevando a cabo junto a Manuel Sánchez Breis e Isidoro García.

El esfuerzo realizado por Moreno no consta en los documentos oficiales, pero salta a la vista que su aportación ha sido decisiva en la viabilidad de la que hoy día goza el FC Cartagena. No en vano, por todos es conocido que sin su empuje Belmonte no se habría embarcado en la aventura de devolver la vida a un club cuya supervivencia llegó a pender de un hilo.

Con el éxito del ascenso a Primera aún en la retina, el propietario del Leganés, que en los últimos meses se ha dejado ver en contadas ocasiones -como el último derbi liguero contra el Real Murcia-, ha vuelto a coincidir en un lugar público, el Municipal Sánchez Luengo del Algar, junto al presidente del Cartagena. Una prueba más de la estrecha colaboración entre los dos dirigentes.