El pasado mes de enero, Miguel Martínez sumaba a su cargo de presidente de la Federación de Peñas Murcianistas el de vicepresidente del Real Murcia. El murciano decidía así recuperar un sillón en el consejo de administración, convirtiéndose, según alegó, en la voz de los peñistas dentro de la entidad centenaria. Pero en la primera gran decisión importante para la masa social, el vicepresidente grana ha ganado claramente la partida al presidente de la FEPEMUR. Y es que los peñistas pueden considerarse como los grandes perjudicados de la campaña de abonados lanzada por el Real Murcia el pasado lunes.

Si desde hace ya diez temporadas las peñas murcianistas veían como verano tras verano Jesús Samper, olvidándose de las numerosas críticas que recibía del movimiento, conservaba los descuentos en el carné peñista; en esta ocasión, ya sin el madrileño en el club y con Miguel Martínez como una de las cabezas visibles de la nueva directiva, los integrantes de la FEPEMUR conservan su categoría, aunque sin ventajas respecto a aquellos aficionados que compren su abono pagando la tarifa general.

Mientras que un abono normal cuesta 72 euros si se adquiere antes del 30 de junio, el carné peñista tiene un precio de 70 euros. Aunque esos dos euros de ahorro no influirán en el bolsillo de los integrantes de la FEPEMUR, ya que estos, además de pagar el precio de su butaca en el estadio Nueva Condomina, también tienen que desembolsar cada temporada la cuota establecida por la Federación de Peñas -la pasada temporada se rebajó a los cinco euros- y la que impone la propia peña a la que se pertenece. Así, si desde 2006 los peñistas han sido unos privilegiados respecto al resto de abonados -el pasado curso pagaban un 30% menos, mientras que en Primera pudieron asistir a todos los partidos por 175 euros-, en esta ocasión, la presencia de Miguel Martínez dentro del consejo de administración no ha servido para garantizarles unos descuentos cercanos a los que año tras año les regalaba Jesús Samper.