A José Antonio Morga, preparador físico del Real Murcia, le ha pillado el toro. Y no es la primera vez. Porque la caída en picado que el conjunto grana ha sufrido en la segunda vuelta del campeonato ya se produjo el pasado curso, aunque de forma menos pronunciada, y, sobre todo, en la campaña 2011-2012, cuando el equipo entrenado por Iñaki Alonso y con el murciano al frente de la parcela física, pasaba de coquetear con la parte alta de la tabla a sufrir para no descender a la división de bronce.

Aunque solo la plantilla sabe realmente lo que ha ocurrido para pasar de ser el equipo más sólido de toda la Segunda B a verse eliminados a las primeras de cambio en un play off al que no pudieron acceder como primeros, lo cierto es que muchas miradas están puestas en la preparación física del grupo, que parece que no ha sido la adecuada para que las piernas de los futbolistas llegasen al sprint final con la regularidad conseguida entre los meses de noviembre y febrero.

Desde que se cayese frente al Cádiz el 28 de febrero, ni la mente ni el cuerpo de los jugadores granas han sido los mismos que sorprendieron a todos encadenando una racha de dieciséis jornadas consecutivas sin perder, llegando a consolidarse en el liderato con una ventaja de hasta siete puntos con el segundo clasificado. Los gaditanos rompieron la dinámica positiva, y a partir de ese momento el Real Murcia entró en un laberinto que solo le ha traído malas noticias -perdida del liderato, destitución de José Manuel Aira y, el pasado domingo, el adiós al sueño del ascenso ante un Toledo que se llevó el premio sin prácticamente oposición-. Y es que un equipo campeón no se puede permitir el lujo de solo sumar 14 puntos de 36 posibles, pinchando además seis semanas consecutivas en Nueva Condomina -siete, si se cuenta el choque del play off-.

Pero lo curioso es que con José Antonio Morga al frente de la preparación física la historia se repita año tras año. Solo hay que mirar el bajón que dio el Real Murcia el pasado curso, no pudiendo materializar el segundo puesto hasta la última jornada y cayendo también en el play off de ascenso a las primeras de cambio. Y eso que los de Aira se traían del partido de ida en el Rico Pérez un 1-1 que les daba ventaja. Esa temporada, en la que se militó en el Grupo I, la caída no fue tan pronunciada, sin embargo una racha de doce de veintisiete puntos posibles justo en las últimas nueve últimas jornadas del campeonato hacían presagiar que la plantilla no llegaba en su mejor momento a la fase decisiva.

Unos meses antes, concretamente en agosto de 2011, era cuando José Antonio Morga iniciaba su segunda etapa en el Real Murcia. El murciano se incorporaba al staff técnico de José Manuel Aira después de que Javier Reyes, preparador físico que llegó con el leonés, decidiese abandonar el club por el descenso administrativo a Segunda B. Así, Morga regresaba a la entidad centenaria dos temporadas después de ser despedido por una caída en picado incluso más pronunciada que la de ahora, pero también menos significativa al lograrse la permanencia.

El Real Murcia de la campaña 11-12, que, con Iñaki Alonso al frente, recuperaba su sitio en la división de plata, llegó a la jornada 20 del campeonato coqueteando con los play off de ascenso a Primera División -en la jornada 15 incluso fue sexto-, pero nada más iniciar la segunda vuelta, el equipo fue hundiéndose hasta el punto de ver el descenso más cerca de lo previsto por todos -solo se salvó la categoría tres semanas antes del final por la caída del Villarreal B-.

Pese a un bagaje de catorce puntos de 63 puntos, Jesús Samper decidía mantener su confianza en el técnico hasta el final, para una vez concluida la liga hacer limpieza en el banquillo. Junto a Iñaki Alonso también salió José Antonio Morga, al que en las oficinas de Nueva Condomina señalaron tanto por no conseguir que los jugadores mantuvieran la forma física como por dejarse llevar por los criterios del entrenador vasco, olvidando que era un hombre del club.