¿Boxeador, por qué?

De pequeño practicaba el atletismo, deporte en el que me tiré doce años, pero después, cuando me fui al ejército, descubrí la defensa personal y las artes marciales., aunque no terminaron de convencer porque lo que yo quería era competir. Sabía que en Yecla estaba José Ortega Chumilla, dos veces olímpico, al que conocía mi padre. Un día me lo presentó, probé el boxeo y me gustó tanto, que empecé a entrenar. En solo un año ya estaba peleando en categoría amateur.

¿En qué era especialista en atletismo?

En mediofondo. La verdad es que era bastante bueno y fui a varios Campeonatos de España. Hacía 1.500 y 3.000 metros e incluso alguna vez hice mínima en 600.

Y ahora está en categoría profesional de boxeo. ¿Cómo dio el paso desde amateur?

Porque llevaba un número de peleas bastante grandes, pero no sé cuántas son porque cuando pasé las cuarenta, perdí la cuenta. La categoría amateur ya se me quedaba un poco corta y, aparte de eso, que el campo profesional es otro mundo tanto a la hora de cubrirse como de los asaltos, que son muchos más. Al margen, por supuesto que está el tema económico.

¿Pero se puede vivir del boxeo en España?

En amateur, por supuesto que no. Ni los que están en la selección española viven de esto. Y en profesionales tienes que ser un medio campeón para poder mantenerte, pero en España casi ninguno lo es, todo el muno lo compagina con un trabajo.

¿Usted en qué trabaja?

Trabajo en la recepción de un hotel y tengo siempre turno de noche; imagínate qué palizón es vivir de noche, dormir por la mañana y vivir por la tarde. El cuerpo muchas veces va saturado y está esperando a los días libres del trabajo para descanarsa. Yo duermo seis horas máximo y con eso tengo que rendir en el entrenamiento.

¿Pero en el profesionalismo se mueve actualmente mucho o poco dinero?

En España no se puede vivir del boxeo. Por ejemplo, un púgil en una pelea amateur puede cobrar 60 euros, pero con la crisis tienes que pelear gratis o incluso poner dinero de tu bolsillo. Yo llevo el Club Boxeo Jumilla y cuando saco a chavales a competir, tienen que pelear gratis para poder coger experiencia. En profesionales depende mucho de los asaltos, pero tienes que desbancar mucho para tener un número asiduo de peleas. Nadie tiene una pelea por mes en España. Floyd Joy Mayweather, que es el deportista mejor pagado del mundo, gana 100 millones de dólares gracias a la televisión, pero ese es un Messi o un Cristiano Ronaldo.

¿Muchos boxeadores españoles han emigrado?

Sí, conozco a varios, pero yo no me lo planteo porque estoy muy arraigado, tengo familia, una niña pequeña.

¿Si tuviera otra situación familiar lo intentaría?

Sí, incluso si hubiera pasado antes de amateur. Si llego a conocer el boxeo de niño, quizás sí estuviera viviendo de este deporte, pero lo descubrí bastante tarde.

Por lo que veo, es un mundo complejo.

Un poco. Al principio es normal que pierdas combates porque la experiencia se nota mucho, ya que hay picarescas que se aprenden con los años. La gente, desde fuera, ve que dos se están pegando palos, pero no tiene ni idea. El boxeo es como una partida de ajedrez.

¿Lleva muchos tiempo como profesional?

No, el que hice el viernes es el segundo combate, pero es que no todo el mundo pasa a profesionales. Tienes que valer y, aparte, buscarte un manager y un entrenador. Son muchas cosas porque cada vez que te subes al ring en profesionales, corres un riesgo, ya que esto no es un partido de fútbol. El guante que se utiliza hace mucho daño, no tiene nada que ver con el amateur.

Usted debe ser de los más veteranos de España.

Yo creo que sí. Roberto Santo, que fue campeón de la Unión Europea y con el que hago guantes habitualmente, dice que estoy que me salgo con 40 años, que es impensable lo mío porque lo normal es que los púgiles tengan 30 años. Todo el mundo se asombra de mi edad.

Entonces su carrera tiene que ser rápida.

Claro, muy rápida. Soy realista, sé mis limitaciones y que no es lo mismo que antes, cuando tenía 18 años, que me tiraba tres y cuatro horas entrenando y no me enteraba. Ya voy notando que mi cuerpo se resiente.

Cuando habla me demuestra que no hay que estar sonado para ser boxeador.

Qué va, eso son estereotipos de las películas de Rocky. Al contrario, yo he conocido boxeadores con carrera universitaria, aunque también está el típico tontico, pero eso va en la persona. Decir que es estás sonado porque te han dado tantos golpes, es la tontería más grande del mundo. Fíjate que cuando vine del ejército empecé a jugar al fútbol y me lesioné más veces que en toda mi carrera de boxeador, en la que nunca me he roto nada.

Entrena a jóvenes en su club. ¿Los padres tienen reticencias a que se dediquen al boxeo?

Hay algunos que son recelosos, pero lo normal es que no. Próximamente van a debutar unos niños de quince años y sus padres están encantados de que hagan deporte y los apoyan. Siempre está el típico padre al que no le parece bien, pero cuando conocen este deporte, cambian de opinión. Antiguamente había sangre por todos sitios y el árbitro no paraba las peleas, pero hoy en día está todo muy reglado y en amateur ni te cuento, porque paran el combate y sube el médico enseguida.

¿A su padre le parecía bien que boxeara?

A mi padre le daba igual, pero a mi madre no le gustaba nada. Mi padre solo ha ido una vez a verme pelear, en ese sentido siempre he estado solo, pero porque no le gustaba el deporte.

¿Se puede decir que el boxeo está renaciendo?

No te puedes ni imaginar. Mira que llevo años, pero es que estamos en un buen momento. Felipe Martínez, nuestro presidente, está haciendo lo que nunca se ha visto en la Región de Murcia. La verdad es que se lo está currando mucho y de hecho no recuerdo tanta cantidad de combates en mi vida. Cuando yo empecé había muchas veladas, pero después vivimos una época en la que se fue todo a pique. Cada día hay más licencias porque la gente empieza a probarlo y se queda enganchada.