­El día que José Luis Acciari accedió a tomar las riendas del Real Murcia tras el despido de José Manuel Aira como entrenador cuando faltaba una jornada para el play off de ascenso, también suponía, al margen de buscar una reacción en lo deportivo, superar una barrera que se ha convertido en un muro gigante en las últimas dos temporadas. El conjunto grana lleva dos temporadas consecutivas disputando el play off de ascenso y en ambas campañas salió derrotado en la primera eliminatoria, a pesar de que en ambos casos tenía cierta ventaja gracias a los resultados de los partidos de ida. En este sentido, Acciari tiene el domingo a las seis de la tarde, cuando comience el choque ante el Toledo, la oportunidad de cambiar la historia más reciente de la centenaria entidad, la que dice que el Murcia padece cierta tendencia al miedo escénico y al conformismo cuando se trata de los partidos más importantes de la temporada.

Los play offs de las últimas dos temporadas son los que han servido un poco para traumatizar a una afición que lleva dos campañas consecutivas haciéndose ilusiones para después no celebrar nada. De los dos últimos cursos, la primera tragedia se vivió en la campaña 2013-2014, militando en Segunda División, cuando una plantilla confeccionada, en principio, para no sufrir y dirigida por Julio Velázquez, se clasificó para la fase de ascenso a Primera División desprendiendo muy buenas sensaciones. Tan buena sensación desprendía el Murcia de Velázquez, un equipo veloz y con personalidad, que el Córdoba se conformó en el partido de ida, disputado el 11 de junio de 2014, con dejar su portería a cero, un marcador muy apetecible para un Murcia que solo tenía que ganar en su campo para firmar el billete a la que habría sido la última ronda por el billete a la preciada Primera División.

Pero el partido de vuelta, el que se celebró el 15 de junio, deparó algo muy distinto a lo que todos esperaban. Primero porque a los cinco minutos Saúl Berjón, actual jugador del Eibar, falló un penalti y, acto seguido, el exmurcianista Pedro anotó un tanto que convirtió ya en un imposible darle la vuelta a una eliminatoria en la que los cordobeses, finalmente, llegaron a la máxima categoría tras la sanción que sufrió Las Palmas, pese a ir ganando en la última ronda, por una invasión de campo que a la postre le sirvió al Córdoba para saborear de nuevo la Liga de las Estrellas. Si el gol que marcó el exmurcianista Wellington Silva a los 53 minutos pareció despertar a un equipo que andaba ya herido de muerte por los acontecimientos y que, por si fuera poco, recibió la estocada definitiva cuando el lateral Raúl Bravo sentenció la eliminatoria con el definitivo 1-2 en el minuto 57.

Si no era bastante, ese mismo verano, además de la espantada de un Julio Velázquez que se marchó con muy poca elegancia de la centenaria entidad, se produjo el dramático descenso administrativo en el que la Liga de Fútbol Profesional, aprovechando las tiranteces que mantenía en los juzgados con el club grana, no tuvo piedad para mandar a Segunda B a un equipo que unas semanas antes casi consigue el ascenso a Primera División. Si el presidente de la LFP, Javier Tebas, ya llevaba tiempo intentando pagar su frustración con el Murcia debido a sus constantes batallas legales perdidas contra el fallecido Jesús Samper, además se encontró con la colaboración extra del presidente del Consejo Superior de Deportes, un Miguel Cardenal que no fue capaz ni de recibir a los jugadores, ya con José Manuel Aira como técnico, para abordar un asunto que dio la vuelta a España después de que un juzgado ordenara la inscripción del Murcia en la Liga Adelante para que la Liga finalmente ejecutara el descenso que tanto tiempo llevaba tramando.

Actualmente esta batalla legal ha terminado después de retirarse las denuncias en una decisión del nuevo presidente grana, Guillermo Martínez Abarca, y su consejo de administración. Ha sido hasta la fecha una de las decisiones más complicadas que ha tomado el máximo dirigente grana, aunque no todos los aficiona dos son partidarios de haber apostado por la línea de la sumisión ante el poder que llevó finalmente al Murcia a sufrir uno de los descensos más tristes de su centenaria historia, un descenso en los despachos que supuso un antes y un después en la historia más reciente del club.

Así las cosas, antes del descenso administrativo, el Murcia le confía el banquillo a José Manuel Aira, un desconocido entonces pero que ha estado muy cerca de cumplir dos campañas como grana. Su profesionalidad lo llevó a seguir en el banquillo aunque en teoría firmó para entrenar en Segunda División, una categoría superior, y además, tras bajar a Segunda B, fue uno de los protagonistas en la confección de una plantilla que se montó en tiempo récord, apenas quince días. El descenso permitió la libertad de muchos jugadores por las cláusulas de sus contratos y José Manuel Aira comenzó a montar un proyecto a todo gas que, para sorpresa de todos y compitiendo en el Grupo I de Segunda B, firmó una campaña muy meritoria, con el agravante de que cada quince días tocaba un desplazamiento considerable para ir visitando a los equipos que componen el Grupo I, los del norte de España.

Con el único ´pero´ de que el Murcia de Aira no fue capaz de dar la sorpresa ni ante el Oviedo ni el Logroñés, los otros rivales de entidad que compartían grupo con los granas, el Murcia firmó una trayectoria impecable para colarse en la fase de ascenso. Aira y sus jugadores habían conseguido en apenas siete meses generar una ilusión impensable después del traumático descenso administrativo. Pero en play off tampoco fue el mejor escenario para que Aira se luciera, ya que, al igual que con Velázquez, con un resultado importante en el choque de ida tras empatar a un gol en casa del Hércules de Alicante, el equipo afrontó el partido de vuelta sin la actitud necesaria y con un planteamiento muy conservador que terminó de condenar a los granas cuando Fran González, en el minuto 88, dejó helada la Nueva Condomina dándole a su equipo el billete para la siguiente ronda.

Con Acciari la idea era un poco que su Murcia no iba a especular tanto y el equipo iba a ganar en intensidad para el play off, pero los noventa minutos del domingo en el Salto del Caballo no han dejado nada tranquilos a ana afición que sabe que su Murcia, cuando juega en casa últimamente, siempre comete algún fallo importante como para llevar desde el 14 de febrero sin ganar en Nueva Condomina, un dato que asusta y preocupa.