En el fútbol no hay espacio para los románticos. Lo básico es ganar. Da igual cómo lo hagas. José Luis Acciari, un veterano de esto, lo sabe. Es la primera orden que, desde su mesa redonda, le dieron los sabios del consejo de administración del Real Murcia y, seis días después de cruzar la puerta del vestuario del primer equipo, el argentino ha sumado los tres puntos. Su primera misión está cumplida. Pero, solo eso. Porque en su primera semana de clase, el nuevo técnico grana, como si de un maestro de educación infantil se tratase, se conformó con enseñar las vocales y los números. Otra cosa muy distinta es empezar a leer o a sumar sin necesidad de utilizar los dedos. Y en soltura, el Real Murcia de Acciari no va mucho más allá del Real Murcia de Aira, que incluso perdió partidos jugando mucho mejor que lo que se vio ayer ante un Algeciras que acaba la temporada en Tercera División.

No fue necesario que el balón echase a rodar para ver el primer ´toque´ Acciari. Carlos Álvarez y Armando, dos de los protegidos de Aira, se quedaban en el banquillo; Rafa de Vicente, el reclamado por la afición, recuperaba la batuta de un centro del campo que, además, ganaba peso manteniendo a Chavero e incluyendo por detrás a Sergi Guilló. Pero no acabaron ahí las sorpresas. Sin Carlos Álvarez y con Azkorra lesionado, el técnico murcianista recurría al tan manido falso ´9´. Germán, después de sus dos goles de la pasada jornada, pero ignorando que su gran virtud es la velocidad, cedía la banda derecha a Isi para pasar directamente a la punta de ataque.

No tuvo que pasar demasiado tiempo para ver que el Real Murcia no iba a ser el dominador. Santi Luque y Víctor, en los diez primeros minutos, lo intentaron ante Fernando, confirmando que el Algeciras se jugaba más que la vida.

Los granas preferían tomárselo con calma. Nada de esa intensidad que viene de serie en el manuel de Acciari. Solo Chavero, Sergio García e Isi intentaban dar un poco de continuidad al juego de los visitantes, aunque sin prácticamente pisar el área del meta Josemi.

Una acción a balón parado cambió la historia del partido. O, por lo menos, lo hizo con el marcador, para alegría de los que mandan en el Real Murcia. Sergio García volvía a cantar el ´hay un amigo en mí´ de la película de Toy Story para sacar una falta que Germán, de espaldas a la portería, peinó para poner el balón en un sitio imposible para el portero. Con apenas nada, los murcianistas se veían impulsados por el viento a favor. El Sevilla Atlético, equipo que podría quitarle el segundo puesto a los murcianos, no daba señales de vida en Jumilla. La tarde empezaba a ser perfecta. Incluso lo pudo ser más unos pocos minutos después cuando Chavero, de cabeza, volvía a batir a Josemi, pero su tanto fue anulado por fuera de juego.

La necesidad que no acababa de apretar al Real Murcia, sí se cebaba con el cuello del Algeciras, obligado a ganar. Y el conjunto de Guti, poco a poco, fue borrando a los de Acciari del terreno de juego. De un momento para otro, los visitantes dejaron de competir, bajando los brazos incluso antes de ser amenazados. Pumar, que por ahora mantiene su sitio en el once, se empeñaba en dejar abierta la barrera de su banda, que durante muchos instantes se convirtió en una autopista para los jugadores del Algeciras.

La debilidad del cuadro grana quedó más que patente en el minuto 41. Hasta ayer, Turrillo nunca lo tuvo tan fácil para hacer gol. El atacante local hizo lo que quiso y cuando quiso. Manejando el esférico sin la oposición de ningún futbolista grana fue avanzando hasta que le salió Satrústegui, al que destrozó con un simple movimiento. Sin nadie más por ahí -a estas horas se sigue desconociendo el paradero de Sergi Guilló-, Turrillo definió a la perfección para batir a un Fernando que una vez más se limitó a ver pasar el balón sin poder hacer nada.

El empate fue una carga para el Real Murcia, al que en las últimas semanas le pesan más de la cuenta las piernas. ¿Cansancio o fantasmas? Hay respuestas para todos los gustos. Los locales, que ni con el empate conseguían la salvación, intentaron aprovechar el bajonazo de los murcianistas, que se limitaban a ir tras el balón sin ninguna idea. El trivote del centro del campo apenas servía para achicar un agua que cada vez hacía más fuerza para derribar un muro lleno de grietas.

El descanso fue un respiro para el Real Murcia, pero el pase por vestuarios no sirvió de mucho. La timidez seguía siendo la nota predominante de un conjunto grana al que le queda mucho por mejorar para afrontar con garantías el play off. Sin embargo, el Algeciras, que tenía el esférico e insistía una y otra vez por la banda defendida por Pumar, apenas era capaz de poner en aprietos a Fernando, que se limitaba a intervenir en alguna jugada a balón parado. En el otro área, Isi, que apostó más por sus individualidades que por buscar a sus compañeros, Germán y Sergio García se lamentaban de no tener más opciones de hacer daño. Un disparo cruzado del ciezano se convirtió en una de las pocas acciones de los granas.

Fran Moreno, por Rafa de Vicente, y Carlos Álvarez, por Germán, fueron los dos primeros cambios de un José Luis Acciari que no quería volver a casa con un empate en el marcador. Pero el Real Murcia seguía sintiendo demasiado cerca el aliento de un Algeciras liderado por Willy, y con Juancar y Turrillo siempre dispuestos a mirar al frente.

A falta de doce minutos para el final hasta Acciari daba ya por bueno el empate, o eso se sobrentiende del tercer cambio que realizó el argentino. Descartando a Arturo, el único que no tuvo minutos junto al meta Simón, el técnico argentino retiraba a Sergio García para poner sobre el tablero a Armando, un pivote defensivo por si alguno se me ha despistado.

Pero, casualidades de la vida, en el minuto 90, después de que el Algeciras desperdiciara un córner, el Real Murcia tiraba de velocidad para en una contra enviar el balón a Fran Moreno. El navarro supo aguantar hasta que Josemi le hacía penalti. Chavero, el futbolista más fiable de los granas, se lanzó a por un nuevo gol, sin embargo el esférico se estrelló en el larguero. Lo que era una mala noticia se convirtió en buena cuando Carlos Álvarez recogía el rechace y con una picadita hacía el gol que daba el triunfo a los murcianos y permitía al asturiano romper una 0sequía de doce jornadas.