El camino para los goleadores en una temporada es extremadamente largo y las dinámicas anotadoras de éstos suelen sufrir habitualmente un cúmulo de altibajos considerable. Pablo Pallarés, delantero del UCAM Murcia, no ha salido impune de las garras de esta cuestión, pero al fin y al cabo, el valenciano ha remontado el vuelo para acabar la temporada regular con buenos números.

A Pallarés le costó estrenarse como goleador con la elástica azul y dorada, al menos en la Liga. El de Gandía mojó en su cuarto partido oficial con el UCAM, pero fue en la primera ronda de Copa del Rey frente al Algeciras. El gol en el campeonato doméstico no llegaría hasta la sexta jornada, un tanto crucial para las aspiraciones universitarias, ya que anotó en el minuto 86 el 2-1 definitivo que daría la victoria al UCAM frente al Cartagena, su ex equipo. Lo celebró con rabia, mostrando ante el público de La Condomina sus aptitudes como referente ofensivo.

Tras desfogarse con ese gol, Pallarés inició una dinámica anotadora muy fructífera para el UCAM. Marcaría un total de cuatro tantos en seis jornadas -la del Cartagena inclusive- y se consolidaría como titular, ya que hasta el duelo frente a los albinegros solo había disputado el 60% de los minutos posibles para tratarse de un 'delantero titular'. El hecho de que José María Salmerón, técnico del UCAM, decidiese desde ese momento alinear juntos a Pallarés y a su otro delantero, Iván Aguilar, influiría de forma significativa en las prestaciones ofensivas de los universitarios.

No obstante, el derbi de la capital frente al Real Murcia significó el principio del fin para Pallarés. El 22 de noviembre del pasado año, en la jornada número 12, los granas visitaron La Condomina, un duelo en el que Pallarés no marcaría. En las once jornadas siguientes, y con un cómputo total de 815 minutos disputados por el atacante universitario, Pallarés anotaba un único gol -eso sí, esencial en la victoria frente al Cádiz- que se antojaba como un bagaje ridículo para un delantero al que se le presuponía un gran sacrificio, mayor acierto, y al que se le había visto completar buenas actuaciones en fechas anteriores. Salmerón, ciertamente cansado de dar oportunidades a un Pallarés que, además de no anotar, se le notaba como ausente sobre el césped y muy aislado en la producción ofensiva del UCAM, optó por confiar en la regularidad que allá por el pasado febrero le ofrecía Iván Aguilar, y la frescura de dos recién llegados como Álex Rubio y el 'repescado' Titi.

Sin embargo, Pallarés, que ya incluso partía desde el banquillo en encuentros ante el Betis B o el Real Jaén, aprendió la lección y el sacrificio que le caracterizaba volvió a brillar con luz propia. En un complicadísimo duelo en La Condomina frente al Recreativo (jornada 25), salía en la segunda parte para, de cabeza, derribar la muralla y ofrecer tres puntos vitales a su equipo. La semana siguiente, de nuevo frente al Cartagena, volvería a salir desde el banquillo para estrellar un balón en el larguero (0-0 final). Pallarés sacó el orgullo y la casta ante su ex equipo, y Salmerón volvió a ofrecerle su confianza.

Los cinco duelos siguientes no trajeron goles del valenciano, pero sí un derroche abismal de carácter, fuerza, movimientos y trabajo, mucho trabajo. Los caprichos del destino llevarían a Pallarés a la titularidad frente al Real Murcia, precisamente el equipo frente al que se truncó su primera buena racha del curso. Gol de la victoria en casa del líder para culminar ese gran esfuerzo de las jornadas anteriores. En estas últimas cinco jornadas, Pallarés ha cosechado tres goles vitales, todos ellos para abrir el marcador en los encuentros que han posibilitado que el UCAM se corone campeón del Grupo IV.

Como dato esclarecedor, en los 13.511 minutos que Pallarés ha disputado en Segunda B, ha conseguido anotar un total de 38 goles, lo que afirma que ha necesitado 355 minutos para marcar un gol (un tanto cada cuatro partidos). Este curso con el UCAM ha superado ese promedio, ya que ha anotado nueve tantos en Liga tras disputar 2.562 minutos, lo que implica que perfora el arco rival cada 285 minutos. Pallarés ha vuelto a enchufarse justo antes del play off de ascenso a Segunda División. El león ha despertado.