Cuando hace dos años llegó a España desde Argentina, Facundo Campazzo era un caballo desbocado, un jugador acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo. En Peñarol Mar del Plata era intocable. En Madrid se encontró una realidad muy diferente, con dos bases como Sergio Llull y Sergio Rodríguez por delante. Con dos estrellas haciéndole sombra, la única solución era buscar el lucimiento en las ocasiones, con cuentagotas, que le daba su entrenador.

En Murcia la realidad fue totalmente diferente. Un nuevo cambio de rol en solo tres años, algo difícil de asimilar para un joven habituado a ser solista, a que los coros entonaran sus notas sin discusión. Pero en el UCAM el 'Facu' se encontró con una nueva misión en la corta pero intensa carrera de este jugador nacido en marzo de 1991 en Córdoba (Argentina). Deslumbró en la cuarta jornada siendo en el jugador más bajo de la ACB -1,79 metros- en realizar un mate; logró nueve robos de balón en el triunfo ante el CAI Zaragoza en Murcia; y se doctoró el martes con 15 asistencias -se quedó a solo tres del récord que estableció Quim Costa en 1991 y se convirtió en el octavo jugador de la historia de la liga en alcanzar esa cifra-, estableciendo en la cancha del Estudiantes la mejor marca de la temporada: «Era mi sueño», dijo un elocuente Fotis Katsikaris en el análisis de la actuación del base argentino tras el triunfo en Madrid, el decimosexto de la temporada, a uno solo del registro de hace un curso cuando aún restan dos jornadas. «Es un jugador con facilidad para anotar, pero también con esa capacidad de hacer felices a sus compañeros. Metió dos triples importantes, muy críticos, pero podía haber hecho 20 puntos. Siempre hablé con el 'Facu' desde el principio de que debía de ser menos impulsivo, porque vive de eso, de su talento, y creo que puede hacer una carrera brillante en el baloncesto», apuntaba el preparador del equipo murcianista, quien invitó a su pupilo a «estudiar bien el partido ante el Estudiantes, a insistir más. Es capaz de tener menos altibajos en su juego», decía, para dibujar definitivamente una sonrisa de oreja a oreja cuando recordaba la defensa realizada por el argentino: «Casi ha anulado a Laprovittola, que me encanta como jugador, tiene mucho mérito», decía Katsikaris, el hombre que ha conseguido domar a un talento como Facundo Campazzo, más concienciado que nunca, sabedor del reto que tiene en sus manos: «Sabemos que podemos hacer historia en este club y eso es algo que nadie nos lo saca de nuestra cabeza. Falta una final más el domingo, ante el Joventut, y después tenemos otra, en la pista del Fuenlabrada», decía este menudo base de 1,79 metros que a muchos recuerda a un mito del baloncesto español, Carmelo Cabrera, y que acaba de establecer un récord personal en su trayectoria profesional de pases de canasta dados a sus compañeros.