El UCAM Murcia está caliente. Ha llegado al final del curso en un estado óptimo de madurez, con la cabeza fría y el corazón ardiendo. Ayer lo demostró en Madrid, frente a un Estudiantes en estado catatónico, al que apabulló en defensa y ante el que marcó claramente los tiempos del partido. Primero realizó una labor de desgaste, después le asestó el golpe justo y necesario y lo remató. Con este triunfo (67-82), el conjunto de Fotis Katsikaris dio un paso de gigante de cara al esprint final. Hacer historia está muy cerca, pero también muy lejos porque quedan dos jornadas para la conclusión de la temporada, en las que no puede haber despistes como el sufrido hace unas semanas ante el Manresa.

El compromiso y el sacrificio fueron las claves de la victoria, incluso por encima de las actuaciones individuales de dos jugadores sobresalientes como Facundo Campazzo, autor de 15 asistencias, y el capitán, José Ángel Antelo. Ambos tiraron del carro en momentos de crisis, cuando los universitarios necesitaban más del talento. A ellos se les unió la madurez de Thomas Kelati, el arrojo de Sadiel Rojas y el trabajo de Moreira. Pero por encima de las actuaciones individuales ayer sobresalió el conjunto, ese al que en tantas ocasiones de la temporada ha hecho referencia Katsikaris, sobre todo en las derrotas.

El dominio en el rebote marcó la primera parte de un partido donde el equipo murciano le perdonó la vida al Estudiantes. De hecho, la renta de diez puntos con la que se llegó al descanso (29-39) fue corta. Vino precedida por tres ataques consecutivos fallados y cuatro tiros libres errados. Era bonito, pero la sensación que quedó es que podía haber sido mucho mejor. La ansiedad jugaba en contra de los locales, inmersos en la lucha por evitar el descenso, porque esta tempora sí que habrá que equipos que bajen, no como en otras.

La inspiración de Thomas Kelati, quien en este final de temporada parece tener diez años menos, fue la que abrió el camino. Después emergió Antelo (5-10) antes de sufrir la primera crisis, que aprovechó muy bien el conjunto local (15-12). Ni la segunda falta personal del base Nicolás Laprovittola, compañero de habitación en la selección argentina de Facundo Campazzo, logró frenar a los de Sergio Valdeolmillos, que cerraron el primer cuarto con un parcial de 5-0 (22-17) que encendía las alarmas en el UCAM, que ayer vistió de blanco.

Pero en apenas un minuto del segundo cuarto, los visitantes rompieron la autoestima de los estudiantiles. Antelo y un triple de Cabezas establecieron el equilibrio (22-22) y enseñaron el camino a seguir. El rebote volvió a convertirse en fundamental y Moreira, que se fue al descanso con 7 rebotes, 3 en ataque, se agigantó ayudado, como siempre, por un Sadiel Rojas con papel protagonista en defensa. Un triple del estadounidense con pasaporte dominicano (26-31, min. 16) encendió la mecha que se encargaron de consumir los triples de Kelati y Antelo para poner una distancia de diez puntos al descanso (29-39), que cerraba un parcial de 7-22 en el segundo cuarto, que se cerró con la sensación de ser dulce, pero con una pizca de amargor por la ocasión perdida, ya que los locales se tiraron tres minutos y medio sin anotar.

Y mientras caía un chaparrón en las calles de Madrid, el UCAM se marcaba sus mejores minutos del encuentro en el inicio del tercer cuarto, donde consiguió elevar el espectacular parcial hasta el 0-17 y después de dejar al Estudiantes siete minutos sin anotar (29-46, min. 23). En ese momento se rompió el choque, pero aún quedaba tanto tiempo que nadie era capaz de lanzar las campanas al vuelo. Llegaron crisis, pero en todo momento se mantuvo la cabeza fría y el corazón caliente. Los locales se situaron a diez puntos al final del tercer cuarto (48-58), pero de nuevo el arranque fue espectacular, con Vítor Faverani cogiendo los galones en ataque y Campazzo anulando a Laprovittola en defensa. Y es que el duelo entre los dos bases argentinos cayó claramente del lado del murcianista, quien aparte de defender y repartir asistencias determinantes, anotó un triple con 52-62 en el tanteo que puso la puntilla a los locales. Ni siquiera con el Estudiantes jugando con dos bases, el UCAM perdió el control ni el ritmo del choque para lograr un triunfo coral, magnífico, que deja a los universitarios a un paso de hacer historia.