Ya no queda título nacional que no haya conquistado ElPozo. El conjunto murciano se proclamó campeón de la Copa del Rey tras vencer en Sevilla a Palma por 3-2 en un encuentro no apto para cardíacos que se resolvió en la segunda parte de la prórroga cuando solo restaban 26 segundos para jugar la suerte de los penaltis. Fue un encuentro dinámico y con alternativas para ambas escuadras aunque, en el global del partido, los de Duda fueron mejores haciendo que al final esa ansiada Copa haya tomado rumbo a Murcia.

Arrancó el partido mejor Palma, que apostaba por mantener la posesión y, con calma, acercarse a la meta de Fabio. Mientras, Duda pedía tranquilidad a sus pupilos. Las ocasiones fueron llegando, todas ellas por parte de ElPozo, que estrenaba equipación con una camiseta en la que estaba serigrafiado un plato de jamón. Entonces, las fuerzas se igualaron. Si bien el control del esférico estaba repartido casi a partes iguales, lo cierto es que el conjunto de la capital del Segura era el que apostaba por el ataque mientras que su rival, algo atenazado, esperaba para sorprender a la contra. Y con la llegada del ecuador del primer tiempo también lo hizo el gol, obra de Jê. Era lo justo. Si alguno estaba buscando romper las tablas en el luminoso, ese era el cuadro murciano.

Sin embargo, el tanto despertó a un Palma hasta entonces aletargado. Los de Juanito se volcaron sobre la meta de Fabio conscientes de que, o comenzaban a gastar balas, o volverían a las islas con el revólver cargado y un título de subcampeón bajo el brazo.ElPozo vio llegar a su rival, lo aguantó y dio calma al choque. Si Palma quería lograr un tanto, iba a tener que trabajarlo mucho. Y no pudo. Así, con la balanza inclinada a favor de ElPozo, se llegó al final de un primer tiempo en el que, aquel que hubiese apostado al rojo, podía decir que las tenía todas consigo por lo visto sobre la pista.

El segundo acto comenzó como había terminado el primero, con los de la capital del Segura dominando. Sin embargo, llegó el gol de Palma cuando más difícil parecía. Sergio se deshizo con mucha clase de su defensor para disparar, despejó Fabio y el rechace cayó a los pies de un Bruno Taffy que no desaprovechó la ocasión. Con las fuerzas igualadas, quedaba por ver la reacción de ElPozo al tanto de su rival. Y los murcianistas volvieron, con en el primer tiempo,a dar un paso arriba a la hora de presionar a Palma. Hubo muchas faltas y los de Duda se cargaron de amonestaciones. Del juego fluido y sin interrupciones se pasó a otro mucho más trabado. Y en un contragolpe rápido llegó el segundo gol de Palma. Fue como un puñal clavado en el costado. Una herida que no era mortal en el acto pero que propiciaba que ElPozo se fuese desangrando.

Restaban doce minutos para la conclusión y al enemigo que suponía un Palma muy cómodo sobre la pista se le sumaba ahora otro: el tiempo. Hasta que apareció Álex. No es lo mismo hablar del diablo que verlo llegar, y el ciezano recibió un pase de Miguelín en la frontal del área, recortó a su defensor y soltó un disparo raso para hacer el empate. Quedaban pocos minutos y los de Duda llevaban el peso del encuentro, la inercia de haber estado atacando sin cuartel una vez se había adelantado su rival. Llovieron las ocasiones sobre la meta de Palma, pero el gol no llegaba. Y lo que sí lo hizo fue el final del tiempo reglamentario, dando paso a la prórroga.

Era el momento de los valientes, de los héroes que surgen cuando la soga más aprieta. ElPozo se movió con soltura y busco hacer daño con jugadas elaboradas. Su rival apostaba, sin embargo, por los contragolpes como arma para desequilibrar la final. Si les había funcionado antes, podía servirles ahora. Pero el marcador se atascó en el empate y la primera parte de la prórroga terminó sin tantos. La segunda seguiría el mismo guión apuntando al punto de penalti como forma de encontrar a un ganador pero, a treinta segundos del final, Miguelín cogió el balón en banda, hizo un amago y, con una frialdad que asusta, hizo el gol del triunfo. Y un nuevo trofeo, uno inédito en las vitrinas de ElPozo, volvió a Murcia.