¿Cuándo le dio por correr?

De niño, en el colegio, mi profesora nos llevaba a las carreras de cross, que eran una aventura porque quedaba de los últimos y algunas veces ni terminaba. Después empecé a correr con más insistencia, aunque tuve que dejarlo un tiempo entre los 16 y los 23 años porque me daban crisis asmáticas.

¿Y superó el asma?

Sí lo superé, aunque durante ese tiempo apenas pude hacer deporte. A partir de los 22 años fueron remitiendo poco a poco las crisis y a raíz de empezar a vivir con mi mujer, no sé si fue por la zona en la que nos pusimos a vivir o qué, desaparecieron de la noche al día.

Pues ya sabe, la culpa es de su mujer.

Es verdad, no había caído yo en eso. He hablado con especialistas que me han dicho que son crisis que pueden aparecer y desaparecer, y que es algo lógico que de un día para otro no las tengas.

Pero una cosa es correr y otra son las palizas que se mete usted.

No te creas porque llevo tres años entrenando lo mismo que ahora hago. Recuerdo que incluso el año pasado entrené más cantidad de kilómetros para la Ruta de las Fortalezas. En esta ocasión, la semana que más he hecho han sido 120 kilómetros distribuidos en seis días.

Pues no es un barbaridad.

Tengo compañeros que hacen hasta 200 kilómetros a la semana. Lo que pasa es que yo compagino el atletismo con tres horas de bici un día a la semana y también hago un poquitín de musculación y abdominales.

¿Pero al ciclismo también le da fuerte?

Llevo con la bicicleta desde los 25 años, desde que pude dejar el inhalador. Salgo una vez a la semana, pero son entrenamientos para mejorar en carrera. Ahora mismo lo hago como complemento para las carreras de montaña, que es donde estoy tratando de mejorar.

¿El asfalto no es lo suyo?

El asfalto me encanta y también hago medias maratones. Lo cierto es que no se me da tan bien como la montaña, aunque el hecho de haber ganado la Ruta de las Fortalezas no significa que sea mejor que nadie, solo que se han dado un cúmulo de circunstancias que han influido. Desde hace dos o tres años, no sé por qué, se me dan muy bien las carreras con continuas subidas y bajadas, con muchos desniveles.

¿Qué circunstancias se dieron para que ganara la Ruta de las Fortalezas en esta ocasión?

Haber entrenado bien y que fue un día soleado, porque a mí me va muy bien el sol. No subir el Roldán me benefició, aunque a mí me encanta porque la bajada me gusta, pero está claro que me vino bien porque Alberto Plazas (segundo clasificado) venía más entero y quizás me habría adelantado.

Pero sabía que lo iba a hacer bien porque tenía a sus dos niñas esperándole en la meta.

No, es que todos los años están allí. Incluso hace dos años, que estaba anémico y las pasé canutas, también estaban allí, tanto en el puente de Quitapellejos, por donde pasamos dos veces, que es donde me dan agua y un gel, como en la meta.

¿Alguna vez había soñado con ganar la Ruta?

Nunca, aunque si te soy sincero, dos días antes se me había subido un gemelo, algo que también me había pasado en otra carrera de montaña que me salió muy bien. Ni me lo planteaba porque corro para disfrutar.

Vamos, que disfruta sufriendo.

Es verdad, es que las carreras son sufrimiento y se disfruta sufriendo.

¿Qué es más duro, correr una Ruta de las Fortalezas o una jornada de clases con sus alumnos?

Mira, yo he estado trabajando en la construcción y de cartero, y como ahora estoy trabajando en lo que me gusta, se me pasan los días volando. Pero es que, además, los chicos de mi colegio son encantadores, aunque siempre hay alguno que da calentamientos de cabeza.

Pero es que usted es la cara amable, es el profesor de deporte.

No, no porque este año también soy tutor de sexto y doy educación física a tres cursos.

¿Sabe dónde tiene su límite, hasta dónde puede llegar su cuerpo?

Para los deportes de resistencia, hasta los 40 años, está la cosa muy bien, pero a partir de ahí llega el declive, aunque se compensa con el conocimiento de tu cuerpo. Hay gente que con 40 años corre mejor que otros con 30 porque conocen mejor su cuerpo.

¿De niño solo corría o hacía de todo?

Tocaba todos los deportes. Vivía como todos los niños de nuestra época, en la calle todo el día, jugando a lo que salía. Nosotros nos peleábamos por coger las pistas deportivas porque solo había una o dos, y ahora ves que muchas están horas y horas libres, una pena.

Pero eso es por la sobreprotección de los padres con los hijos.

Sí, por miedo a que pase algo y también porque es más cómodo para los padres tenerlos en casa. No miramos por el bien de llos, y los críos tienen que jugar, pasar frío y calor, resfriarse...

¿Y encuentra alguna explicación para que a tanta gente de nuestra edad nos haya dado por correr?

Como yo ya corría antes, no he experimentado eso, pero pienso que ha sido por la crisis, por no estar en casa agobiándonos. Es que el aumento se ha producido en todos los deportes, porque también ha pasado con el ciclismo y el pádel. Es que ya lo raro es encontrarte alguien que no practique un deporte. Creo que es una forma de olvidar los problemas, de aislarte de esta sociedad injusta, donde siempre tenemos que ser los mismos los que tenemos que arrimar el hombro.