¿De no haber sido actor, le hubiera gustado ser jugador profesional de baloncesto?

Jugué en mis épocas mozas varios años y la verdad es que me encantaba. Además, con toda la ilusión de crío y por el amor que tenía a Murcia, me presenté un día allí para intentar que me fichara el Júver Murcia. Me hice unos entrenos con ellos, con la ilusión de que me ficharan, pero el club no era un grande como el Barcelona, que podía coger gente de todos lados, y al final no me ficharon, pero mi ilusión con 15 años era jugar en el Júver Murcia y ser profesional.

¿Cuándo se lo dejó?

Al llegar a júnior tuve que tomar una decisión y la mía fue muy clara, ya que mi altura no se correspondía con las exigencias del baloncesto profesional, por lo que empecé a buscarme la vida en otras cosas.

Pero usted es alto.

Mido 1,90, pero jugaba de ´3´. Vamos, que ni de coña me podía dedicar al baloncesto.

En el programa Colgados del aro, con López Iturriaga y Daimiel, comentó que la prueba en el Júver también la hizo por un amor de juventud.

Es cierto. En la boda de una prima surgió un amor platónico de juventud y me enamoré de una chica que era familia del novio. De repente empecé a soñar con hacer mi vida en Murcia porque, además, Águilas siempre ha sido el destino de vacaciones, mi Verano Azul. La vida cotidiana a esa edad se hacía pesada en mi ciudad [Mataró] y quería vivir donde me lo pasaba bien.

¿Pero las enchufaba bien?

Pues sí, la verdad es que descubrí, ya avanzadas mis vivencias en el baloncesto, que era un buen tirador. Vino un entrenador, Joan Carles Pie, que era un crack y sacó de mí ese tirador que yo no sabía que tenía. El tío me motivó y, de repente, me convertí en un alero que las enchufaba bastante.

¿Jugaba en un buen equipo?

Estaba en un equipo muy guerrillero, que siempre jugaba en Preferente A [primera categoría en Cataluña], plantando cara al Barcelona, Joventut y Manresa. Éramos un objetivo difícil para los grandes, aunque teníamos que jugar siempre al límite, pero conseguimos alguna victoria gloriosa y estuvimos a punto de ir a unos Campeonatos de España. Recuerdo aquellos años como si hubiese sido profesional porque había mucha seriedad, entreno y dedicación.

Cataluña, en deporte, nos saca muchos años.

Es cierto. Allí había y hay un nivel increíble. Recuerdo ir a un torneo en Suiza, jugar frente a una selección de allí contra chicos que eran dos años mayores que nosotros, y pegarles una paliza. En Cataluña hay mucha dedicación, tradición y mucho apoyo al deporte que quizás no se dé tanto en el resto de España.

¿Qué significó para usted el baloncesto?

El baloncesto, más allá del deporte, era una manera de vivir la vida, de entender la vida y toda tu vida giraba en torno a él. Es algo que siempre agradeceré a mis padres y al azar, porque el deporte te da vicios muy sanos. Es un juego de equipo que te enseña mucho de la vida.

¿Sus padres hacían deporte?

No, pero mi padre ha sido siempre muy deportista porque tiene un cuerpo atlético. Recuerdo pegarnos unas palizas en la playa de Águilas a las palas increíbles.

Ahora está haciendo Cabaret, un musical de mucho desgaste físico. ¿Alguna vez ha comprobado cuántas calorías quema en una función?

No lo sé, pero me gustaría mucho que me hicieran este estudio porque hay un ejercicio que no es solo físico, sino también mental, que desgasta mucho, y yo, que he hecho deporte y lo sigo haciendo, cuando llevo dos meses sin poder hacer nada, me subo al escenario y me falta el aire. Por eso, cuando me tiro tiempo sin poder hacer deporte y me reengancho después, el cuerpo responde enseguida, porque hay un mantenimiento con el desgaste del escenario.

Pues su papel es un poco complejo.

Bueno, vas mecanizando, aprendiendo a no gastar tanto donde no toca. El hándicap es que como tengo la cabeza así, que le falta tiempo para crear y hacer cosas, me he sacado de la manga un espectáculo mío, que se llama Cuando menos te los esperes, que hago en el Teatro Rialto los lunes con otro murciano en el escenario, Miguel Soto, mi padre, que con 68 años, como canta muy bien y tiene mucho arte, se ha subido a las tablas junto a otros cinco actores/músicos. Por ello no hay descanso. Y ahí estamos dos murcianos, porque aunque yo soy postizo, te garantizo que de corazón soy murciano. Por eso me haría mucha ilusión hacer algún bolo por la Región con mi padre este verano.

Pero su padre no era actor, ¿verdad?

No, fue mecánico textil toda la vida, pero ha dado este paso a mi lado.

¿Y qué deporte practica actualmente?

Tengo un parque muy cerca de mi casa en Madrid al me gusta ir a correr con los cascos puestos, escuchando música, y ahora que empieza el buen tiempo, voy con un colega a la Casa de Campo con la bicicleta. Con mi chica también practico un poquito de escalada, y lógicamente, cuando sale un partidillo de baloncesto, no me lo pierdo, eso es sagrado porque me ayuda mucho a desconectar de mi vida tan agitada.

¿Quién era su ídolo de juventud?

Yo era mucho de los Lakers y de Magic Johnson.

¿Ahora sigue el baloncesto?

No mucho porque con el teatro y los rodajes, no me da tiempo a seguir nada. De todas formas, el otro día vino Sergio Llull a ver la función y me invitó a que fuera un día a ver un partido del Real Madrid. Eso aún puedo hacerlo porque es domingo por la mañana, pero el problema es que mi trabajo me desengancha mucho de estas aficiones de ver partidos de fútbol y baloncesto, pero como tengo la suerte de tener algún amigo en activo, alguna escapada siempre haces al baloncesto.

Usted es muy polifacético, ¿pero qué fue antes, músico o actor?

La música es incluso antes, porque con 16 años ya tenía un grupo de música en el instituto y hacíamos canciones nuestras. De hecho, mi hermano Javier, que vive en Murcia capital, era el batería del grupo, que se llamaba La Huella, y que como puedes comprobar, no dejó mucha huella porque no lo sabe nadie. Pero bueno, ya hacíamos nuestros pinitos y apuntaba maneras con el rollo de cantar y la ilusión de crío de ser estrella de rock.

Por último, ¿que próximos proyectos tiene?

Ahora mismo intento parar un poco porque empalmé Tu cara me suena (Antena 3) y Cabaret, y ahora, el espectáculo con mi padre. Tengo que empezar ya a estudiar, que es lo más duro, para una obra de teatro que empiezo a ensayar en mayo. También estoy esperando la respuesta de una historia de televisión y en mi cabeza tengo el germen de otro espectáculo.