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Cuando hace 17 años Juan Carlos Guillamón se topa con Elián Oliva (10-11-1990) no puede imaginar, ni en el mejor de sus sueños, que tres lustros más tarde ambos iban a ser protagonistas de un ascenso a Primera división de fútbol sala. Uno, el entrenador, era un joven que pretendía progresar en este deporte desde muy abajo. Otro, el jugador, un niño de ocho años que disfrutaba jugando y que no aspiraba a otra cosa más que a pasárselo bien allí, en Cordillera, con sus amigos donde daba patadas a un balón cada día.

El pasado sábado en Cartagena ambos fueron vitoreados por un público enfervorizado. Guillamón fue manteado por sus jugadores, mientras que Eli fue el héroe del encuentro, ya que sus cuatro goles supusieron la remontada y el triunfo del Plásticos Romero ante el Melilla.

Elián conseguía, por fin, pagar a Guillamón con la mejor moneda posible, la de un ascenso a Primera división, por todas las horas que ha invertido el técnico en su formación deportiva y en el mimo que ha puesto tantos y tantos años para que el jugador se convirtiera en un ´top´, como lleva camino de serlo.

No ha sido fácil el camino, probablemente ninguno lo es. Pero Juan Carlos Guillamón tuvo mucho ojo, confió ciegamente en sus posibilidades y Elián se convertía en su apuesta personal, que lo ha encumbrado con un ascenso, uno de los logros más relevantes para cualquier entrenador que se precie.

Y eso que Elián, que ha seguido a su entrenador de cabecera allá donde éste lo ha llevado desde muy pequeño, estuvo a punto de ser un proyecto fallido cuando, tras su segunda lesión casi consecutiva la pasada campaña -rotura de ligamento cruzado anterior-, decidiera que era el momento de colgar las botas y dedicarse a mantener a su familia, porque el fútbol sala parecía darle la espalda.

Guillamón no estaba dispuesto a que Elián dijese adiós sin más, por lo que insistió para que cumpliese fielmente los plazos de su recuperación y volviera al equipo a triunfar. Tras superar el escollo, Elche lo tentó con marcharse a Primera, pero el pívot del Plásticos Romero, quien tenía ante sí una oportunidad única, dijo que no, que moriría con Guillamón y su proyecto en Segunda división.

Elián renovó por una campaña más el pasado verano con el Plásticos Romero y tras un año en el que las lesiones han sido un mal recuerdo, ha despertado con fuerza. Es el máximo anotador del equipo con 22 tantos y el gran referente de un equipo que, a falta de una jornada para la conclusión de la temporada regular, otea la Primera división con júbilo.

Elián es, sin lugar a dudas, una de los futbolistas que formarán parte en el proyecto cartagenero la temporada que viene en la élite del fútbol sala nacional. Juan Carlos Guillamón no va a permitir ahora, que por fin las cosas han salido bien y que ambos han conseguido besar el cielo, que su proyecto se marche cuando tanta falta le hace.

Aquel pequeño jugador, al que el técnico recogía y llevaba cada día de entrenamiento y de partido a casa, temporada tras temporada, al que aconsejaba, prevenía, guiaba y aleccionaba de la vida y del deporte como si de un padre se tratara, ha podido por fin pagarle ese cariño, confianza, afecto y mimo de la mejor manera que ha sabido y podido.