A la temporada 2015-2016 en la Segunda División del fútbol sala español todavía le queda una semana de competición. ElPozo Ciudad de Murcia, sin embargo, descorchó ayer la primera botella de champán para celebrar el hito conseguido tras su triunfo en el pabellón Municipal del Raspeig.

En un vibrante partido correspondiente a la vigésimo quinta jornada, el equipo preparado por Josan González se impuso al Hércules San Vicente por 4-6, logrando de esta forma el título de campeón de Liga en Segunda División con una semana de antelación. Un entorchado que llega cargado de tintes históricos para el filial murciano, que de esta forma confirma el espectacular trabajo que se ha realizado durante las últimas campañas en las categorías inferiores.

Con un balance de diecinueve victorias, dos empates y tan solo cuatro derrotas, el equipo de la capital murciana, que además tiene el honor de ser el más goleador con un total de 135 tantos anotados, se convirtió en el primer filial en conseguir un éxito de estas dimensiones en la segunda categoría del fútbol sala nacional.

Ascenso del Plásticos Romero

El enésimo golpe de autoridad de ElPozo Ciudad de Murcia sirvió, además, para redondear un sábado perfecto para el fútbol sala de la Región de Murcia. La mencionada victoria contra el Hércules trajo consigo el ascenso a Primera del Plásticos Romero de Cartagena, que escasos minutos antes había hecho los deberes remontando al Melilla un encuentro que se le había puesto muy cuesta arriba pero que finalmente se resolvió a favor de sus intereses (6-3).

Fue el broche ideal a una tarde que trajo suspense y que deparó el final feliz que se buscó hace una semana. La ciudad portuaria recuperó el lugar en la elite del fútbol sala que ocupó durante catorce temporadas de la mano del Cartagena FS. Ahora otro club, con las mismas caras y mismo patrocinador, llega a la máxima categoría con intención de quedarse.

El bloque cartagenero ha sido tremendamente regular a lo largo del curso, aunque es verdad que en estas jornadas precedentes estaba dando síntomas de agotamiento mental y físico, y la presión por tener el objetivo tan cerca empezaba a pasar factura a los jugadores y al propio cuerpo técnico. Un varapalo en la tarde de ayer hubiera sido fatídico, ya que es complicado sobreponerse tras desaprovechar dos oportunidades de forma consecutiva.