Aunque la tarde trajo suspense, el final feliz que se buscó hace una semana se conseguía en la tarde de ayer, con un histórico ascenso a Primera división. El Plásticos Romero ha vuelto a la elite donde el Cartagena FS permaneció por espacio de catorce temporadas y ahora otro club, con las mismas caras y mismo patrocinador, llega a la máxima categoría con intención de quedarse.

Tras haber desperdiciado la primera oportunidad la pasada semana, con una dolorosa derrota en casa ante el Hércules, el Plásticos Romero se supo recomponer y después de una dura semana lograba vencer a un Melilla que acabó exhausto por lo escuálida que es su plantilla. La victoria frente al equipo norteafricano, sumada a la que ElPozo B conseguía también a costa del Hércules San Vicente, el otro equipo que rivalizaba con el Plásticos por esta plaza directa, hace que los de Juan Carlos Guillamón consigan subir incluso una jornada antes de que finalice la temporada regular.

El bloque cartagenero ha sido tremendamente regular a lo largo de la campaña, aunque es verdad que en estas jornadas precedentes estaba dando síntomas de agotamiento mental y físico, y la presión por tener el objetivo tan cerca empezaba a pasar factura a los jugadores y al propio cuerpo técnico. Un varapalo en la tarde de ayer hubiera sido fatídico, ya que es complicado sobreponerse tras desaprovechar dos oportunidades consecutivas.

Pero los astros se confabularon para que el marcador se aliara con el Plásticos en el Central y las cerca de dos mil personas que se citaron en el vetusto recinto deportivo disfrutaran como hace muchos años y asistieran en directo a una jornada mágica para todo buen aficionado al fútbol sala en Cartagena.

Tras ganar al Melilla por 6-3 hubo que esperar cerca de una hora para que Hércules y ElPozo B finalizaran su encuentro. Jugadores, técnicos y afición presenciaron en una pantalla este encuentro, expectantes de lo que sucedía en San Vicente del Raspeig.

Ellos habían hecho sus deberes y para los incrédulos, ElPozo B remontaba el marcador adverso en Alicante y daba una inmensa alegría a los seguidores cartageneros que se quedaron en el Central a compartir con los futbolistas esos momentos de alborozo.

No obstante, para llegar hasta ese instante final en Alicante, el Plásticos Romero sufrió de lo lindo, porque hubo momentos difíciles durante el encuentro ante el Melilla FS. Y eso que Juan Carlos Guillamón lo había advertido en la previa del encuentro. El Melilla FS es un equipo que sabe atacar bien con portero jugador, que crea con la superioridad numérica que le genera esa opción, muchas ocasiones para anotar. Pues bien, entre el error del portero Raúl Jerez, que aprovechó atento Mohtar y los dos tantos que llegaron fruto de esa circunstancia, al Plásticos Romero se le quedó cara de póquer al descanso del encuentro ante el Melilla. Los jugadores cartageneros no parecían haberse desprendido de esa presión que les pesaba más que su propia personalidad, para haberse sobrepuesto tras la goleada anterior, ante el Hércules San Vicente.

Los goles en contra pesaban como una losa uno tras otro, al verse incapaces de remontar el marcador ante un oponente tan limitado técnicamente como seguro sobre la cancha. Tras el 0-1 de Mohtar, el Plásticos Romero logró empatar gracias a un robo y disparo de Jesús en el minuto 9. Pero Melilla había decidido ya tener más presencia en campo contrario al crear superioridad con su portero Mendiola. Kiko, uno de los mejores ayer, y Javi hicieron el segundo y el tercero para Melilla en dos minutos, ocasionando un gran agujero en la defensa local.

En la segunda parte Elián apareció para cambiarlo todo. Sus goles fueron cayendo uno tras otro ante la inoperancia de un Melilla desfondado y la presión de un Plásticos Romero, sabedor que tenía que agarrarse a esta opción como si de la última se tratara.

El 2-3 fue un remate a placer tras robo de Rahali. El empate como mejor se le da, actuando de pivote, girando rápido y rematando a portería. El cuarto y el quinto de su equipo los anotó en el 28 y el 34, y en ambos Eli repetía el mismo movimiento para desesperación de su marcador y de un Mendiola -portero del Melilla- espectacular por momentos.

El partido lo dejó encarrilado Eli y se marchó al banquillo tocado en la pierna. El oponente ya estaba prácticamente liquidado cuando Fernández, tras una fenomenal asistencia de Javi Matía, hacía el 6-3.

Luego llegó el suspense y la alegría, la inmensa satisfacción de un ascenso que ha llegado como fruta madura y que engrandece a este equipo, que el año que viene se las verá con los mejores por fin.