Estamos sentados en el sofá que hay en la zona mixta del Cartagonova. «Parece Viajando con Chester», bromea el entrenador, Alberto Monteagudo, que pasa por allí. Sergio García habla con naturalidad y esboza una sonrisa durante toda la entrevista: ha marcado tres goles en las tres últimas jornadas y su nivel de confianza está por las nubes. Ha jugado en la izquierda, en la derecha y en la media punta, pero es en la delantera donde ha encontrado su sitio. Dice que no le gusta fijarse en los demás, que no tiene ídolos ni referentes futbolísticos. Vive solo, y en casa, rodeado de sus pasiones, se siente como pez en el agua: el fútbol, las series, las películas y la lectura.

P. ¿Cómo recuerda sus inicios?

R. Queda un poco lejos. Lo recuerdo supongo que como cualquier niño. Mi hermano jugaba al fútbol, mi padre también estaba metido en el mundillo? Quieras o no te arrastra. Yo empecé en el equipo de mi barrio, poco a poco, hasta que pude dar el salto a la cantera del Real Valladolid, y a partir de ahí empezó todo a rodar. P. ¿Tiene algún ídolo, un referente, alguien que le haya marcado?

R. La verdad que nunca me he fijado en ningún jugador, siempre he querido ser yo mismo. Tal vez haya jugadores con características parecidas a las mías, pero siempre intento ser yo mismo y no fijarme en nadie.

P. ¿Cómo es Sergio García?

R. Soy una persona normal y corriente que se dedica a jugar al fútbol y luego le gusta estar en casa, o compartir algún rato con los compañeros. Yo soy una persona más solitaria, siempre ha dado la casualidad que he estado solo desde que me marché con 14 años a Valladolid. Tengo compañeros, pero vas haciendo tu vida y al final siempre he estado solo. Aunque se agradece tener algo de compañía de vez en cuando, sobre todo si son familiares o amigos.

Yo aquí en Cartagena vivo solo. La familia es de Zamora y es muy difícil que vengan a verme. Cuando no estoy solo suelo juntarme de vez en cuando con los compañeros.

P. ¿Y qué le gusta hacer?

R. No soy muy cinéfilo, pero con esto de estar solo me he centrado en ver películas. Sí que me gusta bastante ir al cine con algunos compañeros, o escuchar música. Pero ante todo me gusta ver fútbol; si no hay fútbol me aburro, pero por suerte hay partidos casi todos los días de la semana. Eso me llena muchas horas, al igual que la lectura.

P. El otro día compartió en Twitter un texto relacionado con la confianza y la inestabilidad emocional de los jugadores. ¿Usted cree en todo eso?

R. Por supuesto, por eso lo compartí. Me sentí muy identificado al leerlo. Yo creo que el futbolista tiene muchos altibajos. En mi caso, esta temporada no he estado al nivel que todos esperábamos, sobre todo en la primera parte de la temporada. En ese sentido me siento identificado porque hay veces que las cosas no te salen, y hagas lo que hagas no te van a salir nunca.

Ahora, por ejemplo, estoy en un buen momento y meto goles empujando el balón con la puntera. Son momentos que hay que aprovecharlos, pero cuando las cosas van mal no hay que volverse loco porque al final todo llega. Cuando las cosas me van mal yo estoy muy tranquilo porque sé que al final van a salir bien.

P. ¿Esta temporada ha experimentado alguna depresión o pérdida de confianza?

R. No es falta de confianza. Confío plenamente en mí, aunque sí que es verdad que cuando las cosas van mal piensas que eres muy malo, que no vas a meter un gol en todo el año, porque no te salen las cosas. Sí te baja un poco la confianza.La vida del futbolista es así, a veces estás en la cúspide, todo son alabanzas, y otras estás abajo y todo son críticas. Esta temporada la mayoría de las veces he recibido críticas, pero hay que ser fuerte y seguir adelante. Ahora se está comprobando.

P. ¿Cómo vivió el ascenso con el Real Oviedo?

R. Cada vez que lo recuerdo se me pone la piel de gallina. Para poder contarlo hay que vivirlo. Es otro mundo. La afición del Oviedo es espectacular, lo da todo por el club. Yo estuve allí dos años, y en el primero vivimos todo lo contrario a un ascenso. Por eso luego lo vivimos con más intensidad. Es indescriptible, increíble.

P. ¿No seguir en el Real Oviedo, en Segunda, le ha podido afectar? ¿Impotencia, tal vez?

R. Te da rabia. El año pasado hice muy buena temporada, muy buenos números. Sí que pensé que podía tener la opción de quedarme. El fútbol es así, hay que saber acatarlo. Ellos no quisieron que siguiera y tienes que buscarte la vida por otro sitio.

Yo creo que no me ha podido afectar, es mi opinión. A lo mejor algo sí, tampoco te puedo decir, pero este año, en el Cartagena, ya desde el principio empecé mal. Ahora hemos sido capaces de revertir la situación, que nos ha costado bastante.

P. ¿Qué parte de injusto tuvo la destitución de Víctor?

R. Puff...no sé cómo explicártelo. En el fútbol lo marcan todo los resultados. Hicimos muy buenos partidos, fuimos superiores al rival, pero los goles no llegaban. Esa es la 'pega' que le podemos poner a la etapa de Víctor. Él no tenía la culpa, la teníamos nosotros que no metíamos goles. El fútbol es así, la directiva decidió que había que hacer un cambio y parece que con eso, no sé por qué, ahora nos entran los goles, no nos meten a nosotros? Cosas del fútbol.

P. ¿Qué ha hecho Monteagudo para que los buenos resultados hayan provocado un cambio en el grupo y particularmente en usted?

R. Siempre se dice que cada entrenador tiene su librillo. Monteagudo nos dio sus pautas, su filosofía, y es muy pareja a la que Víctor tenía. Quizá él ha trabajado más la defensa, donde hemos mejorado bastante y apenas encajamos goles. Nosotros, los de la parte de arriba, hemos cogido confianza de cara gol. Necesitábamos saber que podemos hacer goles.

Monteagudo habló conmigo, me dijo que tenía confianza en mí. Víctor también la tenía, es el que me trajo aquí. Eso es algo paralelo entre los dos. Pero pasa lo que hablábamos antes, los altibajos: antes no metía ni una y ahora me entran todas.

P. ¿Y ahora cómo se encuentra?

R. Estoy muy contento porque me están saliendo las cosas. Antes también a gusto, pero no con la confianza que estoy ahora: parece que ahora me sale cualquier cosa que hago. Y saber eso es muy bueno para mi confianza.

P. ¿Podemos decir que antes su confianza estaba muy, muy baja?

R. Sí. Yo era consciente de que estaba haciendo buenos partidos, pero no meter gol me estaba matando. El gol es la madre de todo, tengo confianza, he hecho tres goles y parece que soy otro. Soy el de siempre, pero metiendo goles.