El UCAM Murcia no pudo cambiar el final de la película de su partido en casa contra el Real Madrid, contra el que cayó por 99-104. Pero sí que le dio un vuelco al guión e hizo cambiar el argumento varias veces, como en los mejores largometrajes de suspense. Sólo eso le sirvió para ganarse la dignidad y el respeto de la afición, que reconoció el esfuerzo y el carácter más que los errores finales que costaron el partido.

Y es que el encuentro contó con una remontada heroica por parte murciana que forzó la prórroga y, cuando la carga de moral del equipo y la grada era inmensa, varios errores consecutivos en la que es una de las mejores facetas del conjunto de Katsikaris, el rebote, dieron el triunfo final a un Real Madrid que supo como rentabilizar, con la gran calidad de sus jugadores, todos y cada uno de los seis rechaces ofensivos que capturaron en los minutos finales del tiempo extra.

Antes hubo un bonito enfrentamiento en el que Benite, Antelo, Cabezas y Lishchuk destacaron contra los Llull, Reyes, Rodríguez y Rudy. Entraron en juego también los árbitros, que cosieron a faltas a los dos equipos hasta dejar al Madrid con tres jugadores menos y cobraron un protagonismo enorme hasta que acabaron echándose encima a los dos contendientes. Pasó de todo, pero por desgracia no hubo final feliz.

El primer cuarto estuvo marcado por la extraordinaria presencia ofensiva de un Benite que usó este primer cuarto para reivindicarse bajo los focos tras una serie de partidos de discreto rendimiento. El brasileño dio la verdadera muestra de sus capacidades ofensivas y se bastó para destrozar la defensa madridista y antotar 16 de los 26 puntos del equipo murciano en los primeros diez minutos.

Con Benite liderando el intercambio de golpes con los madridistas, fue Ayón el único que igualó en el equipo blanco el listón de intensidad y concentracion que habían puesto los locales. Lo cierto es que el interior mejicano contagió al resto de sus compañeros, que se sorprendieron de verse 16-10 en el marcador y apretaron en defensa y tiraron de Llull y Rudy para igualar la contienda al final del primer acto (26-26).

El Madrid recibió un conveniente empujón al inicio del segundo cuarto para sacudirse al UCAM Murcia de su nuca, y ese llegó de la mano del árbitro principal, Daniel Hierrezuelo, al que ya desde hace rato se le veía agresivo y con muchas ganas de pitar una técnica como la que le señaló a Kelati, por un gesto no demasiado ostentoso que poco después repitió Taylor sin las mismas consecuencias.

Lo cierto es que tras el percance el Real Madrid se encontró con cinco puntos de ventaja que venían muy bien para calmar los ánimos de jugadores y grada murciana (26-31). A partir de ahí el equipo de Katsikaris trató de resurgir con Wood como estilete ofensivo, y no le hubiera ido del todo mal si no fuera por la aparición de un Reyes que mostró su clásico juego de hacer daño en todas las facetas del partido: anotó, reboteó y forzó todo tipo de faltas, incluida una antideportiva a Lishchuk que puso una piedra más a los intentos de remontada del equipo local.

A excepción de algunos despistes de Antelo que facilitaron los primeros puntos de un Lima que volvía al Palacio de los Deportes, el nivel defensivo del conjunto de Katsikaris era correcto, pero para contener todo lo que pone en contra un equipo como el Real Madrid necesitaba mucho más, teniendo en cuenta que al descanso la desventaja en el marcador era de diez puntos (42-52).

Tras el descanso el UCAM Murcia trató de darle más velocidad al partido para tratar de equilibrar el marcador por la vía rápida, una propuesta a la que el Real Madrid se apuntó, con mucho más acierto que los de Katsikaris. Porque a cada ataque fallado del equipo local, menos acertado que en los dos cuartos anteriores, llegaba un castigo madridista, principalmente en las manos de un Thompkins demoledor con 8 puntos casi consecutivos.

Pronto el Real Madrid consiguió una ventaja importante (52-63), a la que puso paños calientes un Antelo que terminó de entrar en el partido y fue el hombre al que darle el balón en unos momentos tan complicados. Al final del tercer cuarto la desventaja se había reducido ligeramente, pero seguía siendo larga de remontar ante un equipo como el Real Madrid en sólo diez minutos (66-80).

Aun así el UCAM Murcia no se dio por vencido y creyó. Con Cabezas a los mandos el equipo ganó la consistencia necesaria para acercarse poco a poco, con un Real Madrid mucho más agresivo en defensa que se vio ahora castigado por el trío arbitral en una suerte de compensación que acabó con Reyes (quien se llevó una técnica similar a la de Kelati) y Lima eliminados por faltas.

Fueron espaciados y oportunos los impulsos morales que se llevó el UCAM y la afición a lo largo del parcial. Primero se bajó de los 10 puntos gracias a un triple de Cabezas (72-80) para coger impulso, y curiosamente el Real Madrid se paró completamente en el plano ofensivo, bloqueado por temerse lo peor.

Y lo peor para ellos ocurrió, porque Radovic, Cabezas y Antelo comenzaron a anotar de tres, sin respuesta en el otro lado por parte de los de Laso, y el Palacio se convirtió en una olla a presión cuando minutos antes se encontraba apagado. El UCAM se puso a tan sólo un punto (85-86), y el Real Madrid necesitaba un salvador que arreglara el entuerto por sí solo. Fue el de siempre, Sergio Llull, al que se confió Laso para solventar la papeleta con éxito, porque el base madridista forzó dos faltas e hizo respirar a los suyos (85-89).

Pero Wood metió un triple providencial para seguir metiendo presión al Real Madrid, aunque no lo fue tanto como el que, sobre la bocina, metió Cabezas para forzar la prórroga (93-93) tras el carrusel de tiros libres en el que Sergio Rodríguez y Campazzo (este con una discutible falta de tres tiros que era la quinta de Llull).

En la prórroga siguió la exhibición de Cabezas, que ahora estaba enzarzado en un cara a cara con Sergio Rodríguez, quien tiraba del carro por parte visitante.

Ambos equipos sumaban a base únicamente de tiros libres (99-99), pero en el peor momento el UCAM Murcia se despistó en el rebote y el castigo tras ceder dos (de seis) ofensivos fue un triple monumental de Rudy Fernández y una canasta bajo el aro de Doncic (99-104).

No se recuperó el conjunto local de este nuevo zarpazo madridista y el partido acabó con una victoria visitante lo suficientemente sufrida para que el público del Palacio se fuera contento a casa por la imagen de pundonor ofrecida por su equipo (99-104).