Parece que los esfuerzos del técnico del UCAM Murcia, José María Salmerón, por evitar que sus futbolistas pensasen en el derbi de la próxima jornada en Nueva Condomina ante el líder, el Real Murcia, resultaron en vano.

En esta semana previa a este complicado encuentro ante La Hoya Lorca, algunos jugadores del UCAM Murcia CF olvidaron que antes de rendir visita al conjunto grana, había que disputar un partido que, por fortuna, no acabó tan mal como se preveía en el transcurso del partido. No obstante, puede suponer un paso atrás antes del derbi del próximo domingo.

Más allá de esos pensamientos universitarios, La Hoya Lorca, como ya hiciera en grandes plazas como el Carranza de Cádiz o Nueva Condomina, demostró que le faltan muy poquitos mimbres para luchar por los puestos de play off, aunque más allá de eso, ver jugar a los de Paco García resulta una delicia para los aficionados al fútbol. Y junto a eso, demostraron que los partidos hay que jugarlos.

Ambos equipos llegaban al choque prometiendo una gran disputa, ya que sus últimos resultados invitaban a ello: el UCAM solo había perdido uno de los doce últimos partidos que había disputado hasta ayer; La Hoya Lorca conectaba tres victorias consecutivas y, de forma inconsciente, hasta soñaba con el play off de ascenso.

De esta forma, el UCAM, sabedor de que podía encaramarse al liderato a expensas de lo que hiciera el Murcia por la tarde, salió con buena actitud sobre el césped. Jesús Rubio, que parece asentarse en el once titular en detrimento de Nono II, ofreció soluciones por el medio junto a César Remón para movilizar la posesión universitaria. Góngora posibilitaba, en el minuto ocho, la primera ocasión del partido, con un golpeo con rosca desde la banda que obligó a Salcedo a despejar de puños.

Sin embargo, doce minutos necesitó La Hoya Lorca para desquitarse de ese dominio inicial. El brocoli mecánico, sin tener el balón, sufre. Así que comenzó a elevar su presión hacia las líneas de creación de los universitarios para ponerles en apuros y dominar el juego a su antojo. La defensa del UCAM, con el ´tocado´ Dani Pérez en el lateral derecho para sustituir al sancionado Tekio, y la dupla Robles-Pol Bueso en el centro de la zaga, no mostró la solvencia que acostumbra y sufrió en gran medida la movilidad de los hombres adelantados de La Hoya Lorca: los dos Martínez, Roberto Alarcón, y sobre todo, Francis Ferrón.

El propio Ferrón, referencia ofensiva, desbordó por la izquierda, la derecha, y rompió líneas por el centro. Primero remató de cabeza con poco acierto dentro del área; después, puso un buen centro hacia el segundo palo para que Rubén Martínez empalase de volea, pero sin precisión. Y ya en el minuto 28, apareció de nuevo para posibilitar la jugada del gol de La Hoya.

Ferrón recibió en el costado derecho, se sacudió la marca de Pol Bueso con un buen movimiento, y la puso en la frontal para Carlos Martínez. Con habilidad y algo de fortuna para llevarse el balón, Carlos pudo dejar el balón franco para el golpeo: le pegó con la izquierda para mandar el esférico a la base del palo izquierdo de la portería de Biel Ribas, que no pudo hacer nada para evitar el tanto.

El gol hundió, con todas las letras, al UCAM. Los casi veinte minutos siguientes al tanto pusieron en evidencia al equipo universitario, dando muestra de las carencias en actitud y en el esfuerzo físico de sus futbolistas. La Hoya, para desesperación del respetable de La Condomina, bailó a los locales sobre el césped. Se sacudía la presión estéril y vaga con pasmosa facilidad, e incluso provocó algún acercamiento peligroso más que concluyó con paradas seguras de Biel Ribas.

Entre pitos y quejas, se llegó al descanso con una perspectiva ampliamente negra.

Salvado por la campana

Salmerón, técnico del UCAM, obligó con sus cambios a La Hoya a encerrarse y a achicar muchos espacios. Llegó a retirar a dos defensas para otorgar de mayor presencia ofensiva a su equipo con jugadores como Josan, Nono II y Titi, colocando incluso al final a Nono I como lateral derecho.

Esos cambios otorgaron frescura, y Paco García, técnico hoyero, se dio cuenta de ello, decidiendo potenciar su medio campo y obligando al UCAM a actuar por las bandas.

Nono I pudo cambiar el devenir del partido justo tras la reanudación. Pallarés entró a rematar un centro desde la derecha (pudo incluso sufrir penalti después de varios agarrones en su intento por rematar) que finalmente acabó con el balón muerto en el punto de penalti. El potente disparo de Nono acabó estrellándose contra el larguero.

El UCAM, tras esto, seguía desconectado pese a algunos tímidos arreones de Nono II desde fuera del área. Mientras tanto, La Hoya se olvidó de atacar, siendo incapaz de preservar el esférico con algo más de mimo y pausa.

El brocoli mecánico se vio obligado a replegarse ante la acumulación de efectivos ofensivos del UCAM, aunque a veces cantidad no presupone calidad. Jugadores clave en el esquema azul y dorado, como César Remón, Góngora, o Iván Aguilar, estuvieron excesivamente desconectados en muchas facetas del juego.

Un par de acercamientos posteriores posibilitarían la machada universitaria, ya que el empate llegó caído del cielo. Pallarés, tras una jugada a balón parado, avisó en el minuto 81 con un buen testarazo que se marchó fuera por muy poco.

Y ya en el minuto 86, con el UCAM nervioso y tardón a la hora de colgar balones, Josan la puso desde el costado derecho buscando la cabeza de alguno de sus compañeros. Sin embargo, fue el central Pardo el que hizo el trabajo para los locales. Intentando despejar, peinó hacia atrás introduciendo el balón en su propia portería y haciendo rugir de rabia a los jugadores universitarios y a sus aficionados.

El partido concluyó con tímidos aplausos y un enfado visible en las caras de futbolistas y público locales. Por parte de La Hoya, satisfacción. Y de cara al derbi capitalino de la próxima semana, una actitud irrisoria que lastra las expectativas universitarias en su lucha por el liderato.