¿Con cuántos años empezó con el ciclismo?

Con 15 o 16 años, pero empecé a despuntar muy pronto y fui al primer Campeonato de España por Regiones que se hacía en Madrid. Un par de años después ya estaba en el Tour del Porvenir.

Vamos, todo lo contrario que ahora.

Sí, porque ahora los chavales empiezan en las escuelas, pero antes, con 14 años, no tenía ni bicicleta.

¿Sus padres tenían dinero para comprarle la bici?

Mis padres no tenían dinero y empecé con una bicicleta muy, muy mala. Fíjate si era mala, que era una que la alquilaba a un taller que había en Puerto lumbreras.

¿Cuánto le costaba alquilarla?

Cuatro o cinco pesetas y me tiraba dos horas dando pedales, pero eran otros tiempos diferentes. En la misma época también empezó a correr Juan Sánchez, y como los dos estábamos acostumbrados a sufrir, salimos pronto adelante.

¿En qué trabajaba?

En el campo, en todas las labores que se hacían entonces, por eso salimos tan pronto adelante, porque teníamos una capacidad de sufrimiento que hoy en día no tienen los chavales.

¿Y ganaba muchas carreras?

Sí, claro. En el segundo año que corrí, llegué a hacer 27 primeros puestos, además de un montón de segundos y terceros. Y entonces nos fuimos a hacer unas carreras en Alicante y allí nos cogió un señor que nos enroló en el equipo Cerveza El Águila, que nos llevó a vueltas por etapas importantes. A raíz de aquello me seleccionó la Federación Española para correr el Tour del Porvenir, que lo hice tres veces, y después estuve otros tres en el Tour de Francia.

Pero usted se retiró pronto. ¿Qué le pasó?

Que viniendo de la Vuelta a Suiza tuve un accidente con el coche y ya no pude correr más porque me rompí las piernas y ya no me quedé en condiciones de seguir. Eso me pasó con 24 años y mi primer Tour lo había hecho con 21, siendo el más joven de todos de los participantes, porque el resto eran bastante más mayores, tanto de mi equipo como de otros.

Vamos, que tuvo una carrera deportiva corta.

Si no llega a ser por el accidente, habría seguido hasta los 30 o 32 ños. Cuando sufrí el accidente me quedaban los mejores años de carrera deportiva.

Y estuvo a punto de ganar el Tour del Porvenir.

Sí, en mi segundo gané una etapa en los Alpes, el premio de la montaña e hice sexto en la general. Y al año siguiente estuve líder once días y me lo quitó Gimondi en la última etapa por 11 segundos.

¿Le hicieron una emboscada?

Se fue una escapada con varios compañeros míos, el director se descuidó para ordenarlos parar, y en los últimos diez kilómetros perdí la carrera. Al año siguiente pasé al Tour de Francia con un equipo que lideraba Bahamontes. Empezamos a trabajar para él y fue ruinoso, porque en los Pirineos, en lugar de triunfar, se hundió, y ese fue el año en el que mejor andé en el Tour. Cuando abandonó Bahamontes, que quedaban doce o catorce etapas, nunca hice por encima del decimosexto puesto y en la contrarreloj del Parque de los Príncipes acabé cuarto, que era un buen resultado para mí.

¿Era escalador o contrarrelojista?

Me defendía bien en la contrarreloj. De hecho, en un Campeonato de España que se hizo en Valencia, perdí por unos segundos el título después de 80 kilómetros porque me caí un par de veces. Subiendo también me defendía bien, aunque no era un escalador nato. Lo peor que se me daba eran las bajadas en los puertos largos, cuando se ponía a llover. Me costaba tanto aguantar bajando en los primeros puestos como subir.

Cuando ve que a un ciclista le pagan hoy en día un millón de euros, ¿qué piensa?

Pues que en aquellos tiempos, con lo que yo tenía por delante, que todos los equipos me buscaban, recuerdo que el último año corriendo con Fagor me pagaban 10.000 pesetas mensuales, además de los premios. Imagínate si hay diferencia a lo de ahora, yo hubiera sido hoy del millón de euros, seguro.

¿Existía el dopaje?

Siempre ha existido, aunque el primer control que se hizo fue tras morir Tom Simpson en el Tour de Francia de 1967, que yo también corrí. Se había pinchado algo y falleció por el calor. Entonces empezaron a hacer controles y lo que se tomaban eran centraminas, simpatinas y algunas anfetaminas.

¿Usted cree que el solomillo de Contador estaba contaminado?

No me atrevería a decir sí o no. Yo diría que el solomillo estaba controlado.

¿Si le quitaran 50 años, volvería a ser ciclista?

Sí, claro que sí, porque procedo de una familia de agricultores que gracias al ciclismo se ha recorrido media Europa y ha estado a unos niveles bastantes altos. Gané algún dinerillo, compré mi casa y mi coche, y solo me faltó terminar, pero tengo que agradecerle mucho al ciclismo, que me dio un nombre que nunca habría conseguido de otra forma.

Incluso en su pueblo hay un club ciclista con su nombre. ¿Cómo surgió?

Se creó al año siguiente de terminar de correr y es uno de los clubes más antiguos de la provincia. Además, recuerdo que en mi época solo había un bar con televisión en el pueblo y allí se juntaba toda la gente por las noches. Y cuando gané la Vuelta a los Puertos, que nadie sabía que yo estaba corriendo allí, se llevaron la sorpresa de que salía porque había ganado.

¿Y guarda muchos trofeos o recuerdos?

Sí tengo, pero lo único que no guardé fueron recortes de prensa. Los trofeos los tengo por aquí en casa, pero no he sido muy cuidadoso. Mi hijo, que también corrió y fue preseleccionado para los Juegos Olímpicos de Barcelona, se encargó guardar alguna bicicleta.