No acostumbra el Cartagena a ganar sin sufrir. Así lo determina su historia y hasta su ascenso en 2009 en Alcoy. Esta tarde derrotó a un muy buen Betis B que dio guerra hasta el último segundo, literalmente: se puso por delante, creció conforme el marcador sumaba minutos, estrelló dos balones en el larguero y otorgó la heroicidad de la tarde a Limones, que dos paradas salvadoras en los últimos compases. Al Cartagena le faltó gol en todo momento, aun cuando el filial verdiblanco dio opción a pisar constantemente el área. Le pudo costar caro de no ser por su portero y Sergio García, goleador por vez primera en la temporada.

Cristo Martín, en un momento magnífico, abrió el telón del partido con un caño al defensa Rafa y una internada en el área. El tinerfeño sirvió el gol en bandeja, pero no hubo nadie en el área para hacer el primero de la tarde. Esta, que fue una jugada aislada, definió a la perfección la línea que iba a seguir el Cartagena: encontró muchas facilidades para pisar el área, pero no remató la faena.

El partido era bonito y abierto, de ida y vuelta. Los locales mostraban jerarquía y los visitantes, para nada intimidados, respondían con las combinaciones entre Aitor y Bera. Un inicio chisposo que tuvo como protagonista a Laens, lleno de rabia, que fue a pelear cada balón y cabeceó algún que otro centro. El Cartagena estaba rozando el gol.

Como las dianas escasean en el conjunto albinegro, el castigo no tardó demasiado tiempo en llegar: Aitor, el hombre más participativo de los béticos, lideró y materializó un contragolpe a la media hora de juego. Un cañón que se coló por toda la escuadra. Lo bueno del Cartagena es que no suele desplomarse, ni física ni psicológicamente, a las primeras de cambio: la reacción se produjo muy pronto, cinco minutos después, con un giro de cabeza de Sergio Jiménez directo al segundo palo.

Igual de vivo continuó el encuentro tras el paso por vestuarios: mientras Menudo erró un mano ante Pedro, el Betis B, a través de David, estrelló un balón en el larguero. El de la segunda parte era un filial crecido, que iba de menos a más: peligroso, combinativo y profundo. En el fútbol, que no existe lo imposible, el papel de protagonista a veces se lo lleva el menos esperado: ni Cristo, ni Menudo, ni Juanlu, ni Laens, el 2-1 lo hizo Sergio García en el 65 con un buen control y una definición a la media salida de Pedro.

Al Cartagena se le dibujó una sonrisa, pero el Betis B no renunció a su empeño. Pudo el cuadro local matar el partido en varias ocasiones, primero con una contra de Chus Hevia y luego con otra de Rivero que salvó Junior bajo la línea de gol. También Cristo, que quiso repetir diana y la envió por encima de la portería. Los de Ramos, un buen grupo con poca suerte, rozaron el empate: Limones, tan atento como de costumbre, hizo dos paradas casi seguidas a César y luego al recién incorporado Loren.