El nuevo consejo de administración del Real Murcia que dirige Guillermo Martínez Abarca ha dado un paso al frente pensando en cubrirse las espaldas ante las posibilidades reales que tiene el equipo de ascender a Segunda División y, por este motivo, los servicios jurídicos de la entidad grana decidieron ayer retirar la demanda que se interpuso contra la Liga de Fútbol Profesional tras el descenso administrativo en el verano de 2014 y por la que el Murcia pedía 32 millones de euros como compensación por la pérdida de la categoría.

Pero la jugada no termina aquí, puesto con esta maniobra, la entidad que preside Martínez Abarca también tiene intención de matar dos pájaros de un tiro, en el sentido de que una 'reconciliación' con la LFP también llevaría implícito el compromiso de que el G-30, uno de los acreedores más importantes que tiene el Murcia, tampoco pusiera trabas a la hora de adherirse al nuevo concurso de acreedores, algo también fundamental para la supervivencia económica de un club que, ahora mismo, pasa por conseguir, sea como sea, el salto a la Segunda División como principal tabla de supervivencia.

«No se trataba solo de la demanda contra la Liga, ya que otros organismos muy importantes como el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) y el Consejo Superior de Deportes (CSD) también mantenían una relación enrarecida con el Murcia y así es muy difícil que nos traten como al resto de clubes. En cualquier caso, estos organismos, después de retirar esta serie de pleitos, ya saben que el Murcia está dispuesto a colaborar y a retomar las relaciones que nunca debieron perderse», explicó ayer Guillermo Martínez Abarca, el presidente de la entidad, cuando fue requerido por LA OPINIÓN. En esta línea, Abarca defiende la hipótesis de que nadie garantizaba que esas reclamaciones judiciales fueran a llegar a buen puerto «lo que se puede traducir en perder alguno de los pleitos y entonces tener que hace frente a gastos que no teníamos previstos».

«Con el ambiente enrarecido y con pleitos pendientes iba a resultar muy complicado que nos trataran como al resto de los clubes, aunque yo considero como presidente que se ha dado un paso al frente, ya que no podemos darle la espalda a estos organismos que en realidad son los que dirigen el fútbol profesional, el sitio donde queremos estar la próxima temporada. Esta decisión del consejo me aporta mucha tranquilidad porque tampoco teníamos ninguna garantía de que las reclamaciones fueran a llegar a buen puerto y ninguno podemos olvidarnos de que al Murcia se le descendió por incumplimientos reiterados ante la Seguridad Social. Es justo decir que fue el propio Jesús Samper -su antecesor en el cargo- el primero en comenzar a suavizar las relaciones con los organismos más importantes del fútbol nacional», añadió el presidente de la centenaria entidad sobre este importante asunto justo cinco días después de que se haya aprobado una ampliación de capital en la que el nuevo consejo también tiene muchas esperanzas depositadas en que muchos murcianistas se animen a adquirir los más cinco mil nuevos títulos que va a emitir la entidad deportiva más importante de la Región.

«Era muy necesario normalizar la relación con otros estamentos y con todas las instituciones porque uno de nuestros objetivos está siendo el de lavar la imagen del Murcia ante distintos sectores sociales para buscar más implicación, mejor ambiente y mayor diálogo. La conflictividad que existía y la falta de diálogo eran cuestiones preocupantes si de verdad somos un club que aspira realmente a volver al fútbol profesional, que es lo que queremos todos, desde los aficionados hasta la directiva», concluyó un Abarca que sigue dirigiendo un proceso de transición hasta que el letrado murciano y su grupo de trabajo decidan o encuentren el grupo o la persona a la que piensan encomendarle los designios de la entidad. Así las cosas, ninguna demanda retirada servirá de nada, salvo que el Murcia recupere su plaza histórica en la categoría de plata del fútbol nacional en los próximos tres meses.