Asumiendo que las lesiones son la parte del juego más desagradable para cualquier futbolista, el caso del murcianista Fernando Pumar representa justo lo contrario, ya que su recuperación ha conseguido sorprender a todos los profesionales que conforman el cuerpo médico del conjunto grana, algo que ha puesto también de relieve el alto nivel de eficacia del método de trabajo que se utiliza en la plantilla que dirige como entrenador José Manuel Aira. Pumar arrastraba unas molestias en la rodilla que en principio no parecían graves, pero el lateral zurdo fue operado el 1 de febrero tras serle diagnosticada «una rotura del menisco externo y lesión osteocondral del condilo femoral externo». Después de esta intervención, el plazo más o menos normal para que un futbolista regrese en plenas condiciones suele ser de entre diez y doce semanas. Por lo que, además del esfuerzo personal del lateral, hasta sus compañeros se han sorprendido cuando han visto cómo Pumar ha sido capaz de recortar los plazos casi en la mitad de tiempo, algo que es muy poco habitual con este tipo de lesiones.

«En el Murcia concretamente no trabajamos basándonos solo en tiempos estimados de recuperación, ya que vamos comprobando el cumplimiento de determinados objetivos. Si el jugador cumple un objetivo físico, pasamos al siguiente, lo que facilita que se pueda ir más o menos rápido en función de cada futbolista», explicó a este diario José Antonio Molina, el recuperador de la primera plantilla murcianista. Licenciado en Ciencia de la Actividad Física y del Deporte, Diplomado en Fisioterapia y experto en osteopatía, este malagueño de 33 años que ha trabajado en clubes de Primera División en España y en Suiza ha sido uno de los grandes sorprendidos de la recuperación de un Pumar del que no es descabellado pensar que pueda viajar con el equipo el próximo fin de semana a Almería, sin descartar incluso su participación como titular.

«Lo excepcional del caso de Pumar es que a lo largo de cada una de las fases no ha tenido ninguna molestia que nos impidiese seguir avanzando. Además, su capacidad de trabajo y que no tuviera miedo de ir aumentando la dificultad del entrenamiento ha resultado clave en este proceso», comentaba Molina sobre el caso del jugador gallego.

Pumar tuvo que frenar cuando había disputado 18 partidos como titular y mientras tanto su puesto ha sido defendido por su compañero Jordi Hostench, quien en líneas generales ha cumplido el expediente bastante bien. El problema de Hostench es que Pumar tiene más experiencia y encima se trata de una pieza que ofrece mucha tranquilidad a un José Manuel Aira que parece tener claro quién va a ser su elegido para el play off en el carril zurdo, salvo que aparezca algún contratiempo.

Aunque la evolución de Pumar no signifique un hito científico, sí que sirve para demostrar que «se trata de un caso único por sus circunstancias». En palabras del propio facultativo, «aunque la estructura lesionada sea la misma, cada lesión es diferente, cada jugador es diferente y cada experiencia previa de los futbolistas también es distinta, por lo que un caso único como el de Pumar difícilmente nos puede servir como estudio para otros jugadores, aunque sí representa un claro ejemplo de que la paciencia, la constancia y la ilusión por el trabajo siempre tiene buenos resultados».

Algunos compañeros del propio Pumar se han quedado también sorprendidos al comprobar la manera en la que se ha recuperado un jugador que tiene por delante nueve jornadas para adquirir el punto exacto de forma en el que se convierte en titular para su entrenador, ya que ahora solo tiene por delante la tarea de acumular ritmo de partidos, algo que de manera lógica ha ido perdiendo con la inactividad y que va a necesitar.

Si este año el otro lateral izquierdo es Hostench, el curso anterior Pumar también tuvo competencia en la figura de un Víctor Ruiz que tampoco fue capaz de ganarle la partida a su compañero. El malagueño tenía mejor golpeo de balón que el valenciano, pero su arma secreta tampoco le dio como para desbancar a Pumar, por lo que ahora nada hace pensar en nada que no sea recuperar al cien por cien a uno de los jugadores que ya disputó el play off el pasado curso con el Murcia y que, al igual que muchos de sus compañeros, tiene una espina clavada de la eliminatoria ante el Hércules en la primera ronda.

El panorama esta temporada es distinto, porque el Murcia de hace un año casi nunca aspiró al liderato militando en el Grupo I con el Oviedo siempre por encima desde lo más alto, pero en el Grupo IV, entre granas, UCAM, Cádiz y Sevilla Atlético parecen decididos a prolongar hasta el final la incertidumbre de saber qué equipo terminará como líder, un puesto que por cierto defiende el Murcia con cuatro puntos de ventaja sobre el segundo.