Un millón seiscientos mil euros es la cifra mínima que los murcianistas tendrán que desembolsar en la ampliación de capital que el Real Murcia llevará a cabo en los próximos meses y que fue aprobada ayer en la junta general de accionistas si quieren que la centenaria entidad pueda seguir adelante. Así lo explicaba Romeo Cotorruelo, consejero del club grana, durante la intervención en la que informó de la situación de las cuentas de la institución y en la que dio el pistoletazo de salida a una ampliación que fue aprobada por los accionistas y de la que, ante la incapacidad del consejo para ponerse de acuerdo, no se conocen más detalles.

«Necesitamos 1.611.000 euros como mínimo en la ampliación, porque con este dinero aseguraríamos el restablecimiento del equilibrio patrimonial, lo que evitaría que se pueda pedir legalmente la liquidación», señalaba Romeo, que asumió el papel más importante de la jornada al ser el encargado de poner sobre la mesa la realidad económica en la que vive el Real Murcia. Pero el consejo, que ha seguido todos los pasos que ya dejó diseñados Jesús Samper antes de su muerte, es más «ambicioso».

En total se sacarán acciones por valor de 5.103.000 euros, y todo para «buscar un excedente de fondos propios que nos ayude a negociar con Hacienda y con la Seguridad Social». Además, Cotorruelo también desveló que si se asciende se pedirá a la Liga un plazo de un año en el cumplimiento de los ratios para no tener problemas para entrar en el fútbol profesional.

Romeo Cotorruelo, que individualmente posee acciones del Real Murcia y que ha decidido seguir en el consejo por responsabilidad, también indicaba que «en Segunda División, el Real Murcia estaría en el primer nivel de los derechos televisivos. Así, con una gestión responsable, los problemas quedarían solucionados».

Antes de que Romeo Cotorruelo expusiese las cuentas y de que los accionistas aprobaran la ampliación de capital y el resto de puntos del Orden del Día, Guillermo Martínez Abarca, presidente del Real Murcia, tomaba la palabra para seguir pidiendo la implicación del murcianismo. «Vamos a hacer una campaña tan enorme e ilusionante, que todo el mundo va a comprar acciones», decía, para insistir en la necesidad de que el club quede en manos de los murcianos y de las empresas murcianas. Además, el presidente dejaba claro que «todas estas medidas eran planteamientos de Jesús Samper» e indicaba que en la siguiente semana se podría desbloquear el concurso de acreedores, ya que solo falta que el representante Paco Casal «nos dé su consentimiento ante notario».

En el otro lado de la mesa, además de José Ángel Serantes, que, como ya publicó esta redacción, representó a los herederos de Jesús Samper, votando a favor de todo lo planteado por el consejo, también se situaron la Asociación de Accionistas Minoritarios, la Federación de Peñas, Higinio Pérez y otros pequeños accionistas. No estuvo presente Francisco Tornel, líder de Arca Grana. Ante la ausencia del notario, que, llegada la hora de la verdad, ya ha deslizado públicamente que abandona su intención de hacerse con el Real Murcia, el grupo estuvo representado por su portavoz, Quique Baeza, quien demostró su falta de experiencia en citas de este tipo, llegando incluso a provocar las sonrisas entre los presentes. «Ya tiene su minuto en televisión», se escuchaba a uno de los asistentes en el antepalco del estadio Nueva Condomina.