Que el golf es un deporte al alcance de todos es algo que los que lo practican saben sobradamente. No hay límites por edad, no se necesita una resistencia ni una preparación física especial, no requiere una gran inversión, aquí en Murcia tenemos unos campos de golf magníficos con personal y profesionales muy preparados, así como clubes de jugadores que organizan eventos continuamente. Podemos caer en el error de pensar que personas con algún tipo de discapacidad física o psíquica no puede practicar este deporte, pues ni siquiera eso es un impedimento, muy al contrario, es uno de los deportes más recomendados por los médicos. Pensando precisamente en estas limitaciones , el Grupo Huertas está financiando unos cursos en Altorreal, que cede las instalaciones a la causa, y con el empuje de la Federación de Golf de la Región de Murcia, ha conseguido que un grupo de chicos se aficiones a este deporte.

Maria Dolores Durán, coordinadora de esta iniciativa, lleva tres años dándole vueltas al proyecto. La Federación siempre ha estado dispuesta a ayudar, al igual que Altorreal, pero faltaba la financiación que recientemente ha encontrado en el Grupo Huertas.

Todos los sábados por la tarde, los alumnos van ilusionados y felices a recibir las clases con el profesional Emilio Rodríguez, quien confesó a La OPINIÓN que él aprende más de ellos que a la inversa. «Ni el fuerte viento del sábado pasado les hizo dudar y asistieron encantados a la clase», nos dijo.

Francisco Vidal, director general del Grupo Huertas, expresó su satisfacción por participar en este proyecto que entronca con los valores del grupo y su preocupación por la Región y por el desarrollo social y del deporte.

Estos cinco chicos y una chica recuerdan a la serie televisiva Pulseras Rojas, donde un grupo de adolescentes con distintas enfermedades luchaba por superar el día a día. La amistad, la ternura, incluso el humor se abría paso dando codazos a las dificultades cotidianas, por ello han decidido bautizar al grupo los pulseras verdes.

Elena, 12 años, de momento la única chica; a José Luis, de 11, le encanta el golf; José Ángel, 15 años, fue engañado a la primera clase, creyendo que iba al médico y ahora no hay quien lo pare; a Miguel, de 18, lo que más le gusta de este deporte es que se practica al aire libre; Abraham, de 14, es del Barça y fue ganador del primer torneo que organizaron; y Pedro, de 14, no dudó ni un momento que le iba a encantar este deporte y el campo de prácticas es su lugar favorito del club. Todos ellos están deseando que aumente el equipo y animan a jóvenes como ellos a intentarlo.

Del éxito de este proyecto depende su futuro. El objetivo es poder contar con un equipo júnior regional de golf adaptado con limitaciones físicas competitivo, incluso abrir el abanico y conseguir los medios necesarios para que chicos con grandes dificultades físicas puedan dejarse picar por el gusanillo de este deporte.