Dicen los que más saben de esto del fútbol que Alberto Monteagudo, el nuevo entrenador del FC Cartagena, ha traído al equipo el sentido común que necesitaba esta plantilla, para que la imagen que ofrece este grupo de futbolistas sea diferente al que ofrecía hace tan sólo un par de meses. Monteagudo, prudente como él solo, no es de los que gusta criticar a nadie, aunque sí que es muy crítico con su trabajo y con el de los que le rodean. Antes de hacerse cargo del equipo a comienzos del mes de febrero, tenía bastante claro qué es lo que necesitaba esta plantilla para salir del atolladero y dónde había que hacer especial hincapié para no verse sumido en los puestos de descenso, donde la capacidad de asumir responsabilidades pesa mucho más cuando hay que tomar decisiones.

Es verdad que con cuatro partidos en su bagaje, el FC Cartagena no es que haya experimentado una transformación profunda ni en juego ni en resultados, pero sí que este equipo, el mismo que tenía bajo su batuta Víctor Fernández, ha evolucionado a otra cosa, con sus pros y con sus contras, pero sobre todo dejando un sutil síntoma de que todo está mucho mejor encaminado que en enero.

Para comenzar, el preparador manchego ha sabido imprimir esa tensión de la que carecía el grupo de Víctor Fernández. Insistía en su presentación que la intensidad y la actitud son armas fundamentales en un grupo que juegue en Segunda B. Donde más se le ha podido ver ese cambio ha sido en los encuentros frente al Mérida y ante el UCAM Murcia, ambos en casa. El FC Cartagena ha sido un bloque más concentrado en el trabajo, sin apenas lagunas en ese sentido e incluso más solidario.

Actitud, pero también confianza. El entrenador no menosprecia al rival, pero insiste cuando se le pregunta: 'Somos el Cartagena y tenemos que demostrarlo'. A sus futbolistas les ha hecho ver que están en un club grande de la categoría y que no le valen medias tintas con ningún rival, de ahí que haya sido un equipo con empaque y personalidad tanto con los grandes -UCAM y Mérida-, como con los pequeños -Jumilla-.

Hizo algo sobresaliente a su llegada que fue frenar la sangría de derrotas en la que estaba sumido el equipo. Tras tres partidos perdidos ha logrado sumar cuatro encuentros sin caer -tres empates y una victoria-. Ha sumado el 50% de los puntos, algo que ha reforzado la confianza de sus jugadores en su sistema.

La fortaleza defensiva se ha ganado gracias a la capacidad de todo el equipo de bloquear al oponente, empezando desde la presión arriba. Un gol recibido en cuatro partidos en un síntoma de que sus pretensiones se están cumpliendo.

Pero por contra, Alberto Monteagudo aún tiene en su haber no encontrar el camino del triunfo a domicilio. Dos partidos jugados y dos empates. Además, la falta de gol es un tema a debate desde la primera jornada de competición oficial. Es verdad que la capacidad de generar ocasiones es tranquilizadora, no así la puntería de sus delanteros. Por último, las opciones en ataque, o mejor dicho, la elección de los jugadores es un síntoma de las dudas que aún mantiene. Al igual que Víctor Fernández, Monteagudo no parece confiar en más de 13 o 14 jugadores de este grupo.