Indudablemente el balón parado, ya sea cualquier jugada elaborada a partir de la estrategia, o golpes francos directos desde el punto de penalti o de falta, supone un arma innegociable para cualquier conjunto futbolístico. Más aun si cabe si hablamos de la Segunda División B, en la que se aprecia un fútbol más defensivo y 'rácano' que engendra muros infranqueables, tabiques y murallas que incluso en ocasiones pueden sobrepasar a la ficción.

Es en esas tesituras cuando los equipos trabajan en otros aspectos más aislados del juego, más concretos, serenos y apacibles que la constante tensión y dificultad que puede articular el movimiento del balón sobre el césped. De esta cuestión podrían elaborarse manuales infinitos sobre posibles jugadas, elaboración de movimientos que quebranten defensas y, obviamente, la forma de perforar redes a base de goles: opciones que solo otorgan la estrategia y el balón parado.

Es entonces cuando el UCAM Murcia, doctorado en la parcela defensiva, aprovecha de forma infinita las contingencias del balón parado. El equipo universitario es el menos goleado de toda la Segunda B, y partiendo de que este bloque es el mejor actuando como eso, como un bloque uniforme que solo ha sido quebrantado 13 veces en 26 partidos (el UCAM solo encaja un gol cada dos partidos), comienza a atacar. No obstante, su circulación de balón no es excelsa en todos los encuentros, mucho menos la provocación de oportunidades de gol, por lo que el balón parado se convierte en un seguro de vida del que los universitarios han podido abusar en unas cuantas jornadas.

Siguiendo esta perspectiva, el lateral izquierdo del UCAM Murcia, el malagueño Juan Francisco Góngora, se convierte en el eslabón principal de los doce goles que ha marcado el equipo universitario en el campeonato liguero a partir de esta estrategia -trece si se contabilizan los partidos de Copa del Rey-. A partir de ahí, nueve de ellos han sido desde el punto de penalti, confirmando el 100% de efectividad desde los once metros para el zurdo universitario; tres más -cuatro contando con la Copa- si hablamos de golpeo de falta directo; y otro más, probablemente el más especial por su dificultad, desde el córner, el gol olímpico materializado ante el Betis B.

Otros tantos cosechados por el UCAM, que mañana visita al Cartagena (17.00 horas), a partir del balón parado fueron culminados por Fran Pérez, César Remón o Pablo Pallarés, que transformó en gol una falta lateral botada por Góngora tras un buen remate de cabeza la pasada semana ante el Recreativo de Huelva.

Dicho argumento ha generado una elevada cantidad de puntos para el UCAM. Los universitarios han convertido alguno de sus tantos a balón parado en once jornadas ligueras de las 26 disputadas: aproximadamente, un gol a balón parado cada dos partidos. Curiosamente, el mismo promedio que posee el propio UCAM a la hora de recibir goles.

En todos los encuentros en los que ha conseguido marcar gracias a este aspecto del juego, con la salvedad del disputado ante el Real Murcia, el UCAM Murcia ha conseguido puntuar. En total, 26 puntos obtenidos y distribuidos en once partidos distintos en función de la premisa del balón parado. Esos 26 puntos, de los 52 que ostenta actualmente el equipo universitario, conforman exactamente la mitad de los cosechados hasta la fecha: el balón parado, fundamentado sobre la zurda de Góngora, es esencial para el cumplimiento de las aspiraciones.

Puede considerarse que cada uno de esos tantos han sido decisivos en el devenir de los encuentros. Por ejemplo, ante Algeciras, Villanovense o Linares, pese a que posteriormente se conseguirían más goles durante los 90 minutos, los penaltis transformados abrieron la lata y facilitaron la contienda para el UCAM; ante Granaba B, San Roque de Lepe o Jumilla (partido de la segunda vuelta) posibilitaron el empate o, mejor dicho, evitaron derrotas; y ante Jumilla (primera vuelta), Melilla, Betis B o Recreativo, se confirmó la victoria por la mínima. Por el contrario, solo un gol de este estilo ha sido 'insuficiente' para los universitarios: el mencionado anteriormente ante el Real Murcia, con marcador final de 1-2 para los granas.