Nuevo capítulo entre dos equipos de la Región que, en su justa medida, no defraudó. UCAM Murcia y Jumilla llegaban al partido tras una racha de resultados muy similar, aunque obviamente con objetivos muy distintos. No obstante, ese estado de forma y esa dinámica quedaron patentes sobre el campo tras la igualada acontecida en la tarde noche de ayer en La Condomina.

Obviamente, fue el Jumilla el que se marchó más satisfecho con el resultado después de conseguir un gran punto en el campo de uno de los favoritos al ascenso. Sin embargo, cada entrenador en sala de prensa tras el partido realizó la lectura más correcta posible del encuentro. Salmerón, del UCAM, calificó el choque como posiblemente el peor partido desde que él está al mando del equipo; Josico, por su parte, alabó el trabajo de sus futbolistas e incluso se marchó con la sensación de haber logrado algo más importante en La Condomina.

El partido fue tosco e intenso, prevaleciendo el derroche físico sobre la calidad de los futbolistas. En esas, el Jumilla, con Etamané como estilete ofensivo y luchador constante, fue un gustazo para los que aprecien ese estilo futbolístico. El Jumilla salió con una marcha más para sorprender a los universitarios, y lo consiguieron en el minuto 7 culminando una jugada que acabó en gol de Terol. El mediapunta vinícola recogió el esférico dentro del área tras una buena jugada en equipo, y con la derecha y tras un disparo algo ´mordido´, envió el balón al palo largo, donde Biel Ribas no podía llegar.

Los primeros veinte minutos desajustaron y enloquecieron al UCAM: presión a la línea más atrasada, que es la que mantenía la posesión de forma estéril; constantes ayudas de los extremos Chirri y Guardiola a sus laterales para evitar las internadas por banda de Góngora, Nono o Josan; y sobre todo, mucho oficio en el medio campo de Julien, excelso a nivel defensivo y que realizó un trabajo sucio ferviente que desestabilizaba la creación del fútbol universitario.

En el UCAM, solo Nono e Iván Aguilar insistían por banda izquierda, aislando todo el fútbol de los locales en ese costado. Únicamente se provocaron un par de buenas jugadas en favor del UCAM Murcia en la primera mitad: una de ellas, tras una buena triangulación que culminaba Josan con un disparo ajustado desde la frontal que era escupido por el palo de la portería de Javi Seral; la segunda, un remate de cabeza muy forzado de Pallarés que se marchaba al lateral de la red. Pallarés apareció como pudo para conectar un envío suave de Iván Aguilar desde la izquierda que por poco acaba en gol.

Mientras tanto, Etamané, delantero del Jumilla, seguía comiéndose a la pareja de centrales del UCAM. Tanto Dani como Fran Pérez perdieron cada una de las batallas individuales con el camerunés, que bajaba todo del cielo y jugaba de espaldas a la portería con una facilidad pasmosa. Etamané, siendo benévolos, huele a fichaje importante para un equipo de mayores aspiraciones.

Con este panorama, el descanso llegaba a La Condomina, al igual que los pitos y abucheos de una afición muy descontenta con el juego ramplón e impreciso de sus jugadores.

Al Jumilla se le acabó la gasolina

Tras el hemisferio, el partido proseguía con la misma dinámica, pero el paso de los minutos causaba efecto en las piernas y en el estilo de juego del Jumilla. Salmerón buscó refresco y hombres de mayor presencia ofensiva, dando a entrada a los murcianos Titi e Isi Ros, ambos aclamados por el respetable universitario. En especial Titi, que volvía tras su grave lesión de rodilla que le ha apartado de la disciplina universitaria prácticamente un año entero. El murciano fue aclamado en cada balón que tocó, y lo agradeció con mucha entrega y alguna ocasión que pudo acabar en gol.

En la primera que tuvo, se introdujo dentro del área, sorteó al guardameta Javi Seral, y éste le arrolló con todo provocando penalti y llevándose la cartulina amarilla. La pena máxima la transformó el máximo artillero del equipo, Góngora, que no perdona desde los once metros como es habitual en él. Su disparo, cómodo con la zurda, fue directo a la escuadra, donde residen las telarañas.

Este hecho marcó un antes y un después en el encuentro. El UCAM se enchufó y el Jumilla se replegó más si cabe, ya que únicamente centraban sus esfuerzos en resguardar el puntito y evitar el peligro de los locales.

A partir de ahí, el único que propuso fútbol y algo más para llevarse la victoria fue el UCAM. No obstante, salvo un disparo que conectó Titi en el primer palo y que se marchó al lateral de la red tras centro de Tekio desde la derecha, los universitarios no cuajaron peligro real sobre el arco defendido por Javi Seral. El Jumilla resistía embestidas, y el UCAM, presa del nerviosismo y de la mala imagen mostrada, intentaba contentar con empuje y corazón más que con calidad y poderío.

Como refleja el marcador final, esa poca ambición no fue suficiente. El Jumilla no se vio incomodado, dejando la sensación de que si no es por el penalti, habría obtenido un premio mayor de su visita a La Condomina.

El equipo jumillano dio una gran imagen, demostrando en casa de un ´grande´ de la categoría que puede quedarse en Segunda División B a nada que la situación extradeportiva e institucional mejore y deje trabajar a los verdaderos protagonistas, futbolistas y técnicos. El Jumilla prosigue con su ascensión constante, y se encuentra a únicamente dos puntos de la salvación, empezando a vislumbrar la luz al final del túnel.

Por parte del UCAM Murcia, el equipo de Salmerón concluye un nefasto mes de enero reventando la regular trayectoria que había mostrado el bloque universitario, tanto en resultados para un equipo que aspira a lo máximo como en sensaciones mostradas en su juego. Lo peor, que el UCAM ha perdido puntos ante equipos de la parte baja de la clasificación. Lo mejor, por llamarlo de alguna manera, que prosiguen segundos a una lejana estela del líder, el Real Murcia, y manteniendo esa desventaja de siete puntos que deben empezar a recortar desde ya.