El FC Cartagena caía ayer ante el Cádiz y ha dado un salto, un poco más grande, hacia atrás, donde nadie quiere ver a su equipo. El conjunto albinegro perdía por la mínima, jugando toda la segunda parte con uno más y dando la sensación de impotencia ante un oponente que se lo comió por todos lados.

Los albinegros ahora caminan en el puesto décimo, a trece puntos de la fase por el ascenso y a seis de los de descenso. El conjunto entrenado por Víctor Fernández camina en tierra de nadie, lo mismo que le ocurre en los encuentros, cuando ofrece unos argumentos impropios de un club que aspira siempre a lo máximo y que vuelve a recordar al conjunto gris y triste de la temporada anterior.

El Cartagena se fue a los vestuarios pitado por su público y desarmado por el Cádiz. La de ayer era probablemente la enésima oportunidad que le daba su condescendiente afición, a la espera siempre de ver un mínimo atisbo de que hay más de lo que han exhibido hasta el momento.

Sin embargo, no parece que Víctor Fernández sea capaz de dar con lo que su equipo necesita, ni que muchos de los futbolistas que tiene en esta plantilla entiendan, compartan o trasladen sobre el césped lo que él quiere conseguir de este equipo.

El preparador ha nadado a contracorriente casi desde el principio, probablemente porque no ha terminado de encontrar la fórmula apropiada entre el sistema y sus futbolistas.

Después de dos partidos fuera de casa con un modelo sobre el campo diferente, Víctor Fernández decidía apostar otra vez por un delantero nato como es el uruguayo Fede Laens. Además, el técnico no dio tiempo a Chus Hevia para que se adapte a su sistema ni a sus compañeros y lo metió de inicio en el once. Juanlu Hens que andaba crecido en las últimas jornadas en su labor de mediapunta estaba descartado por problemas físicos, lo que le abrían a Hevia las puertas. Además, la baja de Sergio García devolvía protagonismo otra fez al atacante uruguayo, al igual que Mario Sánchez regresaba por tercera semana al carril derecho en puesto de Ceballos.

El Cádiz salió enchufadísimo al partido y provocó demasiado desconcierto entre los albinegros. Hasta dos ocasiones seguidas en ataque dieron síntoma de cómo encaraba uno y otro el partido en estos primeros compases. Además, en cada córner a favor, el equipo amarillo daba muestras de su capacidad aérea. David Sánchez estuvo a punto de hacer un gol olímpico en el minuto 5, aunque el portero Limones in extremis lo evitaba.

A los locales les costaba un mundo llegar de medio campo hacia arriba. El guardameta optó por el balonazo y el medio campo cartagenerista era superado en todo momento por un incombustible Abel Gómez y Sánchez, más atentos y listos en cada acción.

El empuje de los visitantes provocó que pronto llegara el gol gaditano, y fue en saque de esquina obra de David Sánchez, quien encontró en el segundo palo a Migue para que rematara al fondo de las mallas el 0-1.

El tanto provocó entre el público un malestar propio de una afición que observa cómo le cuesta a su equipo sacar los partidos adelante y que suma demasiado tiempo sin ganar un partido.

El Cádiz, tal y como era lógico, tras cumplir con su objetivo bajó una marcha su revolución, aunque eso no dejó de hacerle valedor de ser superior en el resto de minutos jugados en la primera parte. Los albinegros se estiraron y trataron de llegar al área de Alberto, pero no encontraban la fórmula más efectiva en su objetivo. Los balones largos y las imprecisiones en los mismos hacían que su fútbol careciese de mordiente.

Con más espíritu y ambición por momentos, el FC Cartagena apretó los dientes, pero no era capaz de llegar con cierta mordiente. Eso sí, se encontró un factor a favor en el minuto 40 de partido y fue la doble amonestación que vio David Sánchez, que dejaba a su equipo con uno menos y a los locales con la esperanza de poder avanzar sobre el terreno de juego con uno más sobre el campo.

El arranque de la segunda parte no fue como podía esperar el público con un Cartagena presionante y con llegada, más bien se vio a un equipo tibio, que si bien es cierto que tenía el balón más tiempo, no encontraba el sitio por donde filtrarlo para llegar al área rival. Lo intentaba, es cierto, pero su juego carecía de la velocidad en el balón y en los desmarques, necesarios para pillar desprevenido a un Cádiz al que se veía demasiado cómodo aún con uno menos.

Víctor lo intentó con Jonxa Vidal en el carril izquierdo, un futbolista más ofensivo que Candelas, para ganar más presencia con centros a los atacantes cartageneristas, pero los albinegros andan justos en labores de creación, porque todo lo que no sea Quique Rivero suele ser mucho pase largo y poca agudeza.

Mario Sánchez lo intentó desde lejos, en un balón rebotado que le llegaba al borde del área y chutó con mucha intención. Su fuerte disparo puso en aprietos a Alberto, al igual que sucedía en el minuto 71 con otro disparo, tras recorte sobre un rival de Cristo Martín. El pelotazo muy bien dirigido lo sacó a la línea de fondo el meta visitante.

El partido estaba casi sentenciado desde el minuto en el que el Cádiz conseguía su gol en el minuto trece de partido. El bloque dirigido por Claudio Barragán cerró casi a la perfección el centro del campo y salvó con nota los balones centrados, sobre todo desde la derecha.

Cristo, roja directa al final

En los últimos instantes Cristo se autoexpulsó con una fea entrada a un rival y el equipo se queda con uno menos para el próximo domingo. Los de Víctor Fernández acumulan cinco jornadas de forma consecutiva sin ganar un encuentro y en este periodo han acumulado tres empates y dos derrotas, un bagaje que hace tambalearse el proyecto liderado por Paco Belmonte.