La preocupación por las incógnitas que se han abierto en el Real Murcia después del fallecimiento de Jesús Samper han llegado a San Esteban y a La Glorieta. Pedro Antonio Sánchez, presidente de la Región, y José Ballesta, alcalde de la capital, quisieron el pasado domingo dar un espaldarazo al club grana presenciando en directo el partido que los de José Manuel Aira disputaron en Nueva Condomina ante el Marbella. Aunque ambos políticos no dieron suerte a los murcianistas, que empataban después de seis victorias consecutivas como locales, su gesto sirvió para que muchos aficionados empiecen a concienciarse de que una nueva etapa comienza y de que tendrán que ser los murcianos los que hagan un esfuerzo para sacar adelante a una entidad que hasta el momento sobrevivía gracias a la chequera de Jesús Samper.

Pero son más los que saben que las soluciones no pasan por dejarse ver en el palco un fin de semana cualquiera, y que tanto en el Gobierno regional como en el Ayuntamiento murciano deberán dar más pasos para que el agua no acabe llegando al cuello de una entidad a la que a sus graves problemas por los impagos a Hacienda y a los acreedores se empiezan a unir las dificultades para cubrir el día a día, especialmente las nóminas de los futbolistas y los empleados. Sin embargo, ni en San Esteban ni en La Glorieta les pillará de sorpresa la crisis deportiva que ahora se ha abierto en Nueva Condomina. Porque aunque ambas instituciones se habían lavado las manos amparándose en la presencia de Jesús Samper, sí que es cierto que los políticos murcianos, recurriendo al dinero de todos los ciudadanos, ya se tuvieron que remangar en 2009 para garantizar la continuidad del CB Murcia después de que Polaris World anunciase en abril de 2008 que renunciaba a seguir gestionando el club de baloncesto.

Después de una campaña de transición, la 2008-2009, en la que Polaris, a petición del Ayuntamiento, se comprometió a seguir al frente del club, aunque sin poner ni un euro, porque la idea era cubrir el presupuesto con un apaño realizado desde La Glorieta, donde se aprobó una subvención de 600.000 euros y se ultimó el patrocinio de Tranvimur por un millón de euros, empresa que ni firmó el contrato (todo fue verbal) ni cumplió con los pagos, aunque posteriormente nadie aclaró quién cubrió finalmente la mencionada cantidad.

Fue a la conclusión de esa campaña cuando verdaderamente hubo que reaccionar desde las instituciones para no contribuir a la desaparición del CB Murcia, que en ese instante militaba en la ACB. Una vez más, el dinero público hizo posible la continuidad de una entidad que históricamente no ha sido capaz de mantenerse con sus recursos propios y que siempre ha obligado a los políticos a estar detrás para dotarle de los fondos necesarios, además de jugar en una instalación pública y por la que no abonan ninguna cantidad como compensación por el mantenimiento.

Después de muchas reuniones, con Pedro Alberto Cruz como representante de la Comunidad y Miguel Ángel Cámara y Miguel Cascales como máximos responsables del Ayuntamiento, el 27 de julio de 2009 se convocaba a los medios a una rueda de prensa en la que arrancaba un nuevo proyecto con José Ramón Carabante al frente del CB Murcia. Junto al alcalde y al consejero, el empresario madrileño presentaba la nueva etapa, diseñada a cuatro años, aunque ninguno de los presentes aclaró los detalles del convenio firmado entre las partes.

Cifras que se fueron conociendo posteriormente. La consejería de Pedro Alberto Cruz, una de las personas que más se implicó para salvar la crisis del club de baloncesto, firmó un convenio a cuatro años (de 2010 a 2013) por el que se comprometía a desembolsar 3,3 millones. La ayuda se dividiría en dos partidas, una subvención de alrededor de 1,9 millones y una campaña de promoción turística por la que llegarían 1,4 millones.

Por su parte, Miguel Ángel Cámara y Miguel Cascales también hacían un guiño para favorecer la llegada de Carabante. El convenio firmado en La Glorieta se alargaba por el mismo periodo y en él se establecía que en los dos primeros años se pagarían 200.000 euros y en los dos siguientes, 600.000 euros. En total, 1,6 millones.

Ahora, seis años después, las nuevas autoridades regionales y municipales se encuentran con una nueva crisis deportiva, esta vez en Nueva Condomina. Y aunque tanto José Ballesta, quien en los próximos días tendrá una segunda reunión con Guillermo Martínez Abarca, como Pedro Antonio Sánchez, que el domingo estuvo en el palco por primera vez desde que asumió el cargo, ya se han encargado de mostrar su murcianismo, sus gestos todavía quedan muy lejos del camino que dibujaron otros y del que, si se tiene en cuenta que hablamos de dos clubes profesionales y de que incluso los granas tienen más historia y más afición, no deberían alejarse.