Se define como campeón de invierno al equipo que acaba liderando la tabla al finalizar la primera vuelta de la competición. El segundo título, oficioso por tanto, del historial del Real Murcia en Segunda B (que suma diez comparecencias) le permite sacar pecho no solo porque ha sido tras ganar en Granada a pesar de tenerlo todo en contra, sino porque le permite mostrar el mejor promedio, superando el que ostentó Iñaki Alonso en la temporada 2010-11, en el sentido de superar el número de victorias (13 sobre 12), alcanzadas y por tanto la puntuación en un punto (42 sobre 41), que reclama, con razón, el reconocimiento de la dificultad que significa cosechar tal número de puntos, superando igualmente a los 41 del Baracaldo (Grupo II) y los 40 del Racing de Ferrol (Grupo I).

Recorriendo el camino de este Murcia reforzado en rendimiento con respecto al del año pasado, y bordado a punto de cruz por José Manuel Aira, es la segunda vez que alcanza el primer puesto, con igualdad casi total al de Alonso, pues si bien ha empatado tres partidos en relación a los cinco, ha perdido un partido más, y es superado igualmente en los goles encajados, solo nueve por los 13 encajados, todos, por Fernando. En cuestión de goles, la igualdad es total con los de 31 ambos logrados. De las diez participaciones en 2ª B, hay que retraerse a la campaña 1999-2000 para encontrar el campeonato que más se le parece y en donde con parecido números de partidos perdidos (3) y con puntuación algo inferior (31 puntos) solo le valió terminar la primera vuelta en el puesto quinto, lo que demuestra lo difícil que era el Grupo. Y eso nos lleva igualmente a un segundo matiz: la escasa dificultad inherente a la flojedad futbolística, que se está notando en los grupos últimos que confiere la 2ª B.

Basta recordar los clubes que los rivales tenía que enfrentarse el Real Murcia para alcanzar categorías más altas. Por ejemplo, el primer año que disputó el Real Murcia en su historia en partido oficial, en 2ª B, Grupo único junto al Cultural Leonesa, (que fue el campeón y junto con los granas ocuparon las dos únicos puestos) eran Cartagena, Valladolid, Castellón, Zaragoza y Osasuna, entre otros.

En la campaña 1992-93, en donde fue obligado a competir en la 2ª B (perdida la categoría superior por decisión federativa, como en la 2014-15) estuvieron peleando equipos como el Elche, Levante, Hércules o San Andrés. Es más, la primera vez que el Real Murcia militó en el Grupo andaluz, el IV, figuraban, como hoy, Sevilla B, Betis B, Cádiz, Melilla, Recreativo de Huelva, pero también, Almería A, Málaga, Granada, Écija Yeclano y Lorca. Es decir, un Grupo fortísimo que condenó al Murcia al octavo puesto final.

Al finalizar la primera vuelta, el oficioso puesto que ocupa demuestra claramente su influencia al final del Torneo. La campaña 94-95 ocupó en la 1ª vuelta (eso sí, con un partido menos que se completó en la 2º ronda ) un puesto décimo quinto que antecedió el descenso a 3ª en dos puestos. Con Vidaña primero y después con Eduardo González se sumaron menos puntos que nunca. O se necesitó finiquitar a Mora y contratar a Mesones, en la 96-97, para llegar al puesto final decimotercero, partiendo de un puesto alarmante, el decimoquinto. Las cuatro veces que ascendió ,en dos ocasiones lo hizo de primero y en las otras dos de segundo clasificado: la primera directamente en la 28-29 y la de Gonzalo Hurtado-Crispi, primera vez con Romeu de presidente, fue el primer ascenso de la Junta de Samper. El año pasado fue la excepción que confirma la norma.