El UCAM Murcia buscaba en Badalona mantener sus vagas opciones de disputar la Copa del Rey, pero falló en un encuentro en el que se vio de nuevo al conjunto irregular de fuera de casa, en el que sólo brillaron los de siempre y el equipo notó sobremanera las rotaciones y el bajo nivel de buena parte de sus efectivos, especialmente en el plano defensivo.

Una de las pocas buenas noticias del partido de ayer fue la vuelta de Vitor Faverani a la disciplina pimentonera, donde más ha brillado y donde pretende reverdecer los laureles que, por otro lado, le dio su primera época en Murcia. Entró el brasileño errático pero enseguida comenzó a producir en la pintura para irse a 9 puntos y dos mates que dieron a entender que puede ser muy útil de cara a una segunda vuelta en la que el equipo tiene que cambiar su ratio de resultados.

En el inicio y el final del encuentro, con todos los titulares en pista, el conjunto de la capital murciana mostró su verdadero potencial. Antelo, Campazzo y Lima fueron los que maniataron al Joventut en los primeros quince minutos de partido y los que dieron esperanzas de remontada a diez del final. Es significativo lo que le cuesta al equipo de Katsikaris meter a la mayoría de sus hombres en el partido, en contraste esta vez con un Joventut que tuvo a cuatro hombres con 10 puntos o más y que fue sumando efectivos al partido a medida que se desarrollaba en vez de restándolos.

De este modo, después de cuarto y medio en el que de la mano de Campazzo y Lima el UCAM consiguió desbordar por momentos a los catalanes, con pasajes de extraordinaria defensa y con un ritmo anotador alto, los locales apenas podían seguir (14-21) haciendo la goma y contando con Vidal para mantener el tipo.

Tras acabar el primer cuarto con una ligera ventaja (16-21) pero con buenas sensaciones, el UCAM entraba al segundo acto con Lima destrozando al rival (16 puntos hasta que se fue al banquillo), contando con Campazzo a la hora de conseguir robos y subir el ritmo y con Antelo para hacer daño de fuera a dentro. Una canasta anotada por Sadiel Rojas marcó el principio del fin del UCAM (26-32), ya que lo que llegó después rozó el esperpento.

Cuando tocó mantener el nivel con las rotaciones, el UCAM se vino completamente abajo, todo lo contrario que un Joventut que contó con Sabat, Drame y Miralles para hacer leña del árbol caído. La defensa murciana dejó completamente de existir y el equipo se quedó sin dirección, ideas ni acierto, por lo que el parcial de 20-3 que se produjo hasta el descanso era la consecuencia lógica del desmoronamiento ante un adversario que no perdió la calma a pesar de acumular siete derrotas consecutivas.

En estos minutos debutó Faverani esta temporada y se contagió del rumbo errático del equipo, dando la sensación de que era muy pronto para contar con cualquier aportación de su parte, aunque sus minutos en la segunda mitad acabaran diciendo todo lo contrario. En cualquier caso, al descanso el UCAM había visto completamente volteado el marcador y su moral para afrontar lo que venía después (46-35).

Porque el inicio del tercer cuarto no fue mucho mejor que los minutos previos al paso por vestuarios, especialmente cuando ni Lima ni Campazzo tenían protagonismo en esta desastrosa fase del partido, víctimas del equilibrio en minutos de juego que Katsikaris procura siempre para todos sus jugadores y que no le dio resultado.

La defensa del UCAM Murcia seguía siendo inexistente y el ataque no le iba a la zaga, con lanzamientos lejanos sin sentido que no tocaban ni aro y una pérdida detrás de otra. Tras otro severo parcial en contra (10-0), el Joventut adquirió su máxima renta (58-38), lo que dio paso a un intercambio de golpes en el que, al menos, se pudo ver a un Faverani que se puso las pilas y produjo insistentemente cerca del aro con canastas y asistencias, aunque de poco le servía a su equipo para recortar una desventaja que ya era demasiado grande con diez minutos por disputarse (75-57).

Y es que, después de encajar 30 y 29 puntos en los dos periodos anteriores, para el último acto se volvió a estar cerca del nivel defensivo del primero, y no fue hasta que de nuevo coincidieron en pista Lima, Antelo y Campazzo que llegó la reacción. Eso sí, con 82-61 en el marcador y poco margen de maniobra.

Aún así, en siete minutos el UCAM Murcia volvió a dar señales de vida y consiguió un 4-19 que devolvió la vida al encuentro (86-80), aunque el Joventut volvió a dar la cara en el momento oportuno tirando de la veteranía de hombres como Miralles, Mallet y Sabat y con la entrada en el partido de un Paul espectacular y decisivo.

Lo cierto es que al UCAM Murcia le faltaron algunos minutos más para ver si era capaz de convertir en realidad la remontada, pero el enorme periodo de desconexión en la fase intermedia del encuentro fue demasiada losa a levantar por los titulares (94-84).