Jesús Samper Vidal (Madrid, 28de septiembre de 1950) ha sido el segundo en donde la muerte lo sorprendió en el ejercicio de su mandato. Le antecedió en el funesto trance Francisco Cobacho Pedreño, padre del que hace un año era el Rector de la Universidad de Murcia, Jose Antonio Cobacho, de quien heredó su amor por el Murcia, que falleció el 18 de noviembre de 1969, cuando ni siquiera cumplía el primer año de su mandato, que recibió de las manos de otro gran presidente, Manuel Medina.

Desembarcado en Murcia en 1998, en momentos entonces muy oportunos, puesto que el Murcia estaba en un tris de desaparecer atenazado por las deudas, es el presidente que más campañas reunió, catorce, como máximo dirigente. Cuestión obvia, puesto que como Sociedad Anónima Deportiva (1999), fue el primer accionista, primero vicepresidente con Joaquín Romeu (1999-2001), hasta que en el ejercicio 2001-02 fue presidente hasta la actualidad, descontando las mínimas presencias de Manuel Álvarez, Juan Guillamón y José Ángel Serantes, que fueron nombrados como presidentes por el Consejo de Administración que bajo la sombra regía el mismo Samper.

En un año fatídico para la letra jota, ya que fallecieron un gran vicepresidente, amén de presidente de la Federación, Jesús Zamora, y el mejor presidente de la casi centenaria historia, José Pardo Cano, que más ascensos, tres, del Murcia a Primera cosechó y en donde el madrileño le iguala con el ascenso a Segunda A (2010-11) para sumar los dos a Primera, ya que el otro ascenso a Segunda está bajo la égida del primer presidente importado que tuvo el Murcia: el del catalán Joaquín Romeu, primer presidente de la SAD Real Murcia.

Bucear en la amplia lista de los 36 presidentes, apartando los accidentales(14), presidentes de comisiones gestoras (9), se escapa en estos momentos, para los que recomendamos encarecidamente las obras de Antonio Aullón o la de Juan Ignacio de Ibarra para conocer, de primera mano, los meandros por la que tuvo que navegar el Real Murcia. Una casi centenaria historia en donde los apuros económicos, como ahora, era la norma; o las veces, como ahora, en que estuvo en tris de desaparecer; las veces, como ahora, en que los embargos y demandas judiciales; y sobre todo, no como ahora, los encierros de futbolistas, casi siempre en Navidad, daban la más negra imagen de un club, que a pesar de todo, fue siempre señero.