Alejandro Chavero lleva a sus espaldas diecisiete años dedicados exclusivamente al fútbol. La Región no es una desconocida para él. Ha pasado por clubes como el Lorca Club de Fútbol, donde llegó en edad juvenil, o por el Cartagena Promesas, club que era filial del FC Cartagena y por el que firmó por tres temporadas para dar un salto al primer equipo que nunca se cumplió al marcharse posteriormente cedido al Eldense. También jugó en el Mazarrón en Segunda B. Pero fue hace una temporada, coincidiendo con su llegada al recién ascendido UCAM, cuando su nombre empezó a sonar entre los aficionados del fútbol murciano.

Su gran año, liderando a un equipo que se quedó al borde del ascenso, le permitió dar el salto que todo futbolista desea, formar parte de un equipo con renombre, que juegue en la categoría que juegue, su escudo tenga historia. Por eso, a sus 31 años, Chavero es como un niño con zapatos nuevos. Su sonrisa lo avanza, sus palabras lo confirman. Esa timidez que aparenta desaparece en el momento en el que que habla de fútbol y de objetivos. Ahí, el barcelonés no se corta. Lo tiene todo muy claro. Quiere ascender con el Real Murcia y solo piensa en ganar. No se cansa de reiterarlo a quien se ponga delante. Y esa ambición ha calado en una afición que ya empiezan a hacerle un hueco en su corazón.

Ayer, Alejandro Chavero acudió a un chat con los lectores de LA OPINIÓN. Cada día, el catalán y sus compañeros de vestuario trabajan para ganar, pero hay semanas y semanas. Si hace tres jornadas, el choque frente al UCAM Murcia, su ex equipo, tenía un poso especial, este domingo, la llegada del derbi frente al FC Cartagena, también vuelve a ser diferente. Y, mezclando ambiente y ambición, el centrocampista grana ya tiene puesta la mente en Nueva Condomina. «Apuesto por un 3-0», decía nada más iniciarse la conversación con los lectores. «Intentaremos dejar la puerta de Fernando a cero y hacer tres goles para el disfrute de nuestra afición», sentenciaba.

Cada una de sus frases demuestra que no se conforma. Lleva cuatro goles, superando la cifra que consiguió la pasada campaña en el UCAM, y se ha convertido en un líder en el centro del campo, lo que le llevó a que Nueva Condomina coreara su nombre hace dos jornadas. Pero Chavero quiere dar más. «Se me pusieron los pelos de punta y fue un chute de adrenalina», explicaba el jugador, para añadir que «me motiva que la gente esté contenta conmigo y espero seguir subiendo el nivel». ¿Te gusta más marcar o dar el último pase?, le preguntaba otro internauta. Y ahí, el catalán volvía a demostrar que no se necesitan muchas palabras para dejar las cosas tan claras. «Me gusta ganar». Y por si aún quedaban dudas, Chavero coge el dardo o la pregunta -¿cómo esperas acabar la temporada?- y apunta a la diana: «Espero acabarla en La Redonda con todos vosotros».

Muchos aficionados le recordaron su gol ante el UCAM y le pidieron que repita este domingo. «Intentaré hacer gol, pero lo importante es que el equipo gane y saque los tres puntos, que a la larga es lo que le interesa al equipo», comentaba, pidiendo además un apoyo extra de la afición: «Me parece que los seguidores que vienen al campo se están portando de diez, pero esperemos que el domingo se enganchen muchos más y ganemos el derbi», comentaba, para a continuación resaltar que «nosotros vamos a salir a muerte desde el minuto 1».

Gran parte de las preguntas tenían que ver con su marcha del UCAM para fichar por el Real Murcia. Lo que más le ha sorprendido de su actual club es «la repercusión mediática». «En el campo, entre la afición y dentro del club se respira que el Real Murcia no es un equipo de Primera». Incluso, tras leer una pregunta en la que le pedían que se decantara por Nueva Condomina o La Condomina, el futbolista hizo un guiño a su nueva afición: «La motivación es la misma en los dos campos porque el Real Murcia juega en casa». Eso sí, también señaló que «no guardo ningún rencor al UCAM. Se portaron muy bien conmigo y son excelentes personas».

Hubo también algún instante para las anécdotas. Alguien cercano al jugador le pedía que desvelase por qué le llaman 'dedos peleados', y el catalán entró en el juego: «Será porque no tengo unos pies normales. Los dedos de los pies se me montan unos con otros», contestaba entre sonrisas.