El UCAM Murcia viajaba a la capital de España con pocas expectativas y fue ampliamente superado por un Real Madrid que se vio acosado por los murcianos hasta mediados del tercer cuarto, visiblemente cansado por la carga reciente de partidos. En el tramo final del encuentro, sin embargo, los de Katsikaris no pudieron contener la mayor calidad y capacidad de baquillo del conjunto blanco, que les acabó sacando del partido hasta cerrar una holgada derrota.

De poco sirvió el buen partido de Radovic, Campazzo y Kelati, artífices reales de una resistencia murciana que, la verdad, tenía visos de derribarse antes o después, principalmente porque el Real Madrid parecía dejarse lllevar y reaccionaba para despegarse con facilidad cuando aventuraba el peligro real que podía siginificar dejar al UCAM Murca coger la confianza necesaria para obrar el milagro.

De ahí que los dos jugadores con una motivación mayor en el UCAM Murcia, Campazzo y Lima, fueron los que tomaron la voz cantante para los visitantes en el principio del partido, pero no fue suficiente, debido a su desacierto, para sujetar a un Real Madrid que por medio de Sergio Rodríguez y su acierto en el tiro exterior se distanció muy pronto en el marcador (16-6).

La entrada de un Cabezas completamente perdido no sirvió para cambiar la dinámica, aunque sí lo hizo la mejora en defensa, que provocó varias pérdidas locales castigadas convenientemente por Kelati, Lima y Lishchuk para acortar distancias hacia el final del primer cuarto y salvar el primero de muchos asaltos ante un Real Madrid que parecía jugar a medio gas (22-19).

Para el segundo acto Katsikaris preparó un esquema que le dio resultado la pasada jornada y también iba a hacerlo en los minutos en disputa: poner en pista a Cabezas y Campazzo juntos y jugar con dos bases. La amenaza exterior murciana se concretó en el acierto desde el tiro de tres y con acertadas penetraciones de los pequeños. En defensa siguió el buen tono, sobre todo por dentro, ofreciendo al Madrid la única posibilidad de jugar con sus exteriores en pista (Doncic, Taylor y Carroll), que no se mostraron demasiado acertados. Todo junto propició que el UCAM incluso se pusiera por delante (27-30).

Pero el Madrid tardó poco en reaccionar y recuperar el mando en el marcador de la mano de Ayón y Taylor (40-35) algo que cortó Kelati con su cuarto triple, esta vez con tiro adicional fruto de una falta de Doncic (40-39). Pero, a pesar de los arranques del americano, el mejor del equipo murciano hasta el momento, el Real Madrid controlaba el partido en márgenes de 5 puntos a favor con un gran Taylor hasta que Carroll apareció por primera vez para anotar un triple al filo del descanso y subir el 51-43 al marcador.

Tras del descanso llegó la explosión de Campazzo, que por fin revolucionó al equipo e inició las hostilidades con dos triples consecutivos que, acompañados de una canasta de Lishchuk, propiciaron el tiempo muerto de Laso, que no surtió el efecto deseado, todo lo contrario, puesto que el UCAM siguió fuerte en el rebote y siguió castigando desde el tiro libre y con un triple de Wood para reiniciar el partido con el 61-61.

El Madrid se sintió acorralado y reaccionó con contundencia, apretando en defensa y consiguiendo correr para desarbolar al UCAM con un 11-0 con el que puso de nuevo las cosas en su sitio (72-61). Hasta el final el intercambio de golpes no benefició en absoluto al equipo de Katsikaris, que después de todo el esfuerzo, combinando momentos de brillantez con otros en los que no podía contrarrestar la respuesta madridista, afrontó el último cuarto con opciones (77-66), pero pendiente de obrar un milagro para hacer saltar la banca en el Barclaycard center.

Pronto quedó claro que el Real Madrid no estaba dispuesto a que le cazaran de nuevo y empezó lo suficientemente concentrado para obtener la máxima diferencia de 16 puntos (86-70), mientras que el UCAM Murcia no hacía frente ni en defensa ni en ataque, a la vez que transcurían los minutos y disminuían las ya de por sí remotas opciones visitantes.

Para los últimos 4 minutos, el Real Madrid ya había cerrado el encuentro con la irrupción de Llull en el encuentro (96-75) y Katsikaris tiró la toalla y dio entrada a Alberto Martín tras un tiempo muerto para involucrar al joven jugador procedente de la cantera blanca y de paso dejar claro que iba a dejar de buscar la quimera de ganar el partido. Los minutos de la basura dejaron poco más que el lucimiento de los más jóvenes de ambos equipos y un abultado tanteador al término de los cuarenta minutos (101-80).