Es un hecho de que el UCAM Murcia del Palacio es radicalmente distinto que el que baja sus prestaciones sobremanera lejos de casa. En el partido de ayer, con un trabajado y meritorio triunfo sobre un resistente Andorra, se vio de nuevo al equipo sólido que Katsikaris quiere configurar, pero no fue capaz de frenar los arreones de un rival que enlazaba pasajes de anotación y hacía la goma en el marcador en cuanto el conjunto local le daba un metro de espacio. Shermadini, Clark y Schreiner hicieron daño y además provocaron que tanto Lishchuk como Lima jugaran comprometidos por las faltas.

Pero, aún así, el juego interior completó un buen encuentro, con Antelo tirando del carro y Lima secundándole. Esta vez Katsikaris contó con con ayuda de parte de Cabezas y Benite en momentos puntuales, pero oportunos, aunque el elemento diferencial, como casi siempre para bien y para mal, fue Facundo Campazzo. El genial base argentino se quedó con el rol más importante de un partido de este tipo: sacudir los cimientos del choque para descolgar a un insistente rival. Lo consiguió además siendo el máximo anotador, asistente y segundo reboteador, lo que le granjeó el cariño de una grada que coreó su nombre al margen de su impecable hoja estadística.

Y es que las sensaciones del UCAM Murcia al inicio del partido eran contradictorias. En defensa, los hombres de Katsikaris comenzaron por negar de manera excelente la línea exterior andorrana, incluyendo tres robos de Campazzo y uno de Rojas, mientras que por dentro Lishchuk se aplicaba bien sobre Shermadini, pero sin poder evitar cargarse de faltas personales (3 en 6 minutos) y dejar al equipo cojo en la rotación en el puesto de cinco.

En ataque era un gran Antelo el que comandaba a los suyos con los primeros 7 puntos locales y una amplia superioridad sobre la defensa de Bogadanovic, lo que llevó a un prometedor 12-6 de inicio. Sin embargo, Peñarroya ajustó su plan e, interpretando que la defensa interior murciana estaba comprometida y a un nivel inferior a la línea exterior, dio entrada a Clark, que junto a Bogdanovic ametrallaron al UCAM desde la línea de tres, tomando la delantera brevemente (12-13) hasta que Kelati y Lima hicieron un 5-0 que llegó hasta el final del acto (17-13).

El segundo cuarto fue bastante extraño, puesto que el UCAM mejoró ostensiblemente en ataque pero aún así perdió el parcial. La principal razón es que la defensa hacía un buen trabajo, pero no completo, lo que se unió a la afinada mano de Navarro, Schreiner o Clark en los finales de posesión y permitía a Andorra agarrarse al partido a pesarde que Lima y Antelo golpeaban una y otra vez la defensa visitante (34-30).

Lo peor es que a la fiesta se unió Shermadini, y a pocos minutos para el descanso el UCAM Murcia se paró ligeramente en ataque, momento que aprovecharon los de Peñarroya para mejorar sus prestaciones ofensivas y empatar el partido a pesar de la superioridad murciana (42-42).

Por desgracia, no cambió demasiado el panorama, y Andorra no sólo sobrevivió a arreones, si no que se puso en disposición de atacar el partido haciéndo la goma en el marcador gracias a la pericia de sus interiores. Shermadini y Clark eran un quebradero de cabeza, e hicieron que Lima se uniera a Lishchuk en los problemas con las personales. Para colmo, oportunos triples de Schreiner metían un poco más el dedo en la llaga.

Cuando parecía que un triple de Beto continuaba la dinámica para que Andorra tomara el mando en el marcador (54-52), apareció un Campazzo eléctrico que con sus acciones levantó al público de sus asientos y motivó a sus compañeros, dotando de otro ritmo distinto al partido. De su mano pudo el UCAM Murcia reponerse del castigo y tomar una ligera ventaja con la que afrontar el último cuarto en dinámica ganadora (60-56).

Pero el partido se mantuvo en un pañuelo en el inicio del acto final, con un intercambio de golpes que no servía para sacudirse la presión en el marcador de un Andorra insistente hasta el extremo.

El único capaz de mover los cimientos de un partido tan enrevesado fue, cómo no, Facundo Campazzo, que volvió a pista y cerró el partido (76-72).