El Palacio volvió a sonreír tras ver como ElPozo se reencontraba con el triunfo casi dos meses después tras la victoria de los de Duda frente al Burela por 8-3. La escuadra murciana exhibió su mejor versión, esa en la que la efectividad es su mejor arma, para dar una alegría a los suyos y coger velocidad de cara a un futuro que parece tener más luz que antaño.

Los primeros compases del primer tiempo no fueron demasiado vistosos. Ambos conjuntos saltaron fríos a la pista, y no hubo demasiadas ocasiones en el choque hasta que en un minuto llegaron dos tantos, ambos de Burela (uno en propia puerta). En el primero, un lanzamiento despejado por el meta visitante rebotó en Antoñito y se introdujo en la portería de un Edu que nada pudo hacer. Sin embargo, poco le duró la alegría en ElPozo pues tan solo unos segundo después llegó la igualada por medio de Iago Mínguez.

Una vez estrenado el luminoso, los pupilos de Duda comenzaron a encontrarse más cómodos, llegando con más peligro y jugando con ideas. Y así fue como, con criterio a la hora de hacer circular el esférico, llegaron dos nuevos tantos de la escuadra de la capital del Segura. El primero fue un golazo de Suazo, que puso el balón en la escuadra del Burela. El segundo, obra de Josema, el pívot y capitán del filial murciano. Y con dos tantos de ventaja los jugadores tomaron camino de vestuarios.

El inicio del segundo acto fue trepidante, como si ambas escuadras quisieran regalar el espectáculo a los aficionados presentes. Se olvidaron las defensas y el ataque tomó protagonismo. Los dos equipos jugaron más abiertos, lo que propició muchos espacios para el uno contra uno y un gran número de contragolpes que, sin embargo, no tuvieron el gol como premio.

Se estaba gustando ElPozo, adquiriendo más confianza con el paso de los minutos y, fruto de ello, llegó un nuevo tanto de la escuadra murciana, esta vez obra de Álex. Con tantos espacios, la escuadra murciana puede ser letal, y el hecho de volver a ver disfrutar a sus aficionados con una victoria fue un aliciente extra que hizo que los locales, en vez de bajar las marchas y dejar una velocidad de crucero que los hubiera llevado al triunfo, quisieran más. Si se sentían en deuda con la afición, bien se podría decir que pagaron con solvencia.

Porque los locales deleitaron en su juego como hacía tiempo que no se veía. Y si es cierto que el rival fue desapareciendo con el paso de los minutos, por tener escasez de fondo de armario, no lo es menos que mucho influyó la presión que ejercieron los de Duda.Dando muestras de un potencial que, cuando se muestra, parece temible.

Y para terminar la obra, que ya parecía acabada con el cuarto tanto, se reservó un festival de goles para redondear un partido que recordó al mejor conjunto murciano y a su pegada brutal. Porque cinco goles hizo en el segundo tiempo y, lo mejor de todo, sumándole buen juego, una de las mejores formas que puede haber para reencontrarse con el triunfo en casa y para decir tanto a la afición como a los rivales que este equipo está de vuelta.