«Ponte en pie, alza el puño y ven, a la fiesta pagana en la hoguera hay de beber. De la misma condición no es el pueblo ni un señor, ellos tienen el clero y nosotros nuestro sudor». Hace quince años que el grupo Mago de Öz se encargó de instalar en lo más alto de los hitos musicales españoles una canción bajo el título de ´Fiesta pagana´, algo que viene como anillo al dedo para ilustrar lo que fue un poco el partido de ayer, con la nueva casa del UCAM y anterior hogar del Real Murcia inundado por unos aficionados granas que no querían perderse lo que todos habían calificado como una «cita histórica».

Y es que al final, por mucho que los jugadores del UCAM pudieran esperar algún tipo de ayuda divina, la realidad es que fueron las gradas las que decantaron en gran parte el encuentro. Teniendo en cuenta que se metieron en el estadio de la vieja Puerta de Orihuela alrededor de 5.500 personas y que, además de la grada supletoria donde se ubicó gran parte de la afición grana, en el resto del estadio predominaban con mucha más intensidad el rojo sobre el azul y dorado de los universitarios, poco más hay que decir. Bastante más del cincuenta por ciento del público que se congregó ayer en La Condomina dejó claro que la idea no era otra que ver de nuevo al Real Murcia en la que ha sido su casa durante ochenta y dos años. Después en lo deportivo, es verdad, las fuerzas estuvieron muy igualadas, pero no es menos cierto que los jugadores del UCAM nunca notaron en la nuca ese aliento que sí tuvieron los pupilos de José Manuel Aira.

Hasta cinco veces tuvo que pedir el UCAM por medio de la megafonía del estadio que los hinchas del Murcia ubicados en el fondo sur dejaran de saltar, aclarando, de manera acertada, que la Policía iba a intervenir con los que no cumplieran las instrucciones. Al final las fuerzas de seguridad solo se llevaron a un seguidor más exaltado de la cuenta que no pudo deslucir la fiesta que se habían montado los aficionados del Real Murcia.

Si dos minutos antes de saltar los equipos al campo, los peñistas del Murcia ya habían desplegado un mural gigante en el que podía leerse ´A los pies del Rey´, al tiempo que la joven hinchada del UCAM se conformaba con dejarse escuchar en momentos muy determinados, la guerra comenzó a decantarse incluso antes del pitido inicial. Los dos fondos de La Condomina eran granas en su totalidad, pero la sorpresa fue ver que, en la zona de tribuna, en teoría territorio universitario, las sudaderas, bufandas y camisetas de la centenaria entidad se entremezclaban con las escasas prendas de la institución universitaria.

La lectura, en cualquier caso, es más compleja de lo que pareció a simple vista. El UCAM es un club muy joven, a pesar de contar con un respaldo muy importante, pero la cita de ayer reflejó que necesita mucho más respaldo en las gradas si sueña, de verdad, con llegar al fútbol profesional, ya que el peso de la historia en los escudos también influye en el campo. La peña de los T-UCAM, una de las más numerosas de conjunto que dirige José María Salmerón, se dejó literalmente la garganta por tratar de dejarse oir, pero por momentos era imposible dado el nivel de entusiasmo que puso la afición del Murcia durante los noventa minutos del partido.

El dispositivo de seguridad funcionó a la perfección y el gran gesto solidario de la UCAM sí que despertó muchos elogios entre unos y otros aficionados. La taquilla del partido fue destinada a Cáritas, una organización que ayuda a los más necesitados y, de hecho, José Saura, el presidente del colectivo en la Región, realizó el saque de honor junto a José Luis Mendoza, el presidente de la Universidad Católica. Los gestos solidarios de la UCAM también están dejando buen sabor de boca entre los futboleros y cada año va a ir aumentando su masa social si el rendimiento deportivo sigue siendo tan bueno como las dos últimas temporadas. El único susto fue una valla publicitaria que se descolgó en la celebración del gol de Chavero y que provocó que algunos aficionados cayeran al campo, aunque sin incidentes.

Eso sí, el partido de ayer entre UCAM y Real Murcia puso de relieve una cosa importante. No existe ningún tipo de rivalidad entre una entidad muy joven y otra que tiene más de cien años de historia, por lo que el partido de ayer seguirá siendo un dueño regional muy bonito, pero sin adquirir la catalogación de derbi. Cuando el 13 de diciembre, dentro de tres semanas, desembarque el FC Cartagena en Nueva Condomina, entonces sí, muchos entenderán de una vez por todas las diferencias y matices que hay entre un derbi y un duelo regional. Aunque parezca que falta mucho, la cita entre granas y albinegros está a la vuelta de la esquina y será otra fiesta, distinta a la de ayer, pero que nadie querrá perderse con toda seguridad.